Ricardo Manuel Wan Moguel 1
En 1881 se inauguró el primer camino de hierro de la península, el de Mérida a Progreso. A partir de ese periodo, las vías férreas se extendieron a otros municipios, incluido el que visité la semana pasada en búsqueda de su patrimonio ferroviario: Sotuta. Según los Anales de la Secretaría de Transportes de 1905, la llegada del tren a esa región se debió a “La necesidad cada día más urgente de ligar el partido de Sotuta con las comarcas recorridas por este ferrocarril, pues dicho partido se encuentra actualmente abatido por falta de vías fáciles de comunicación”. En ese contexto, el 11 de junio de 1901 se iniciaron los trabajos de construcción del ramal desde la villa de Acanceh, en el kilómetro 25 de la línea principal que se dirigía a Peto. Ocho meses después, en febrero de 1902, se inauguró el primer tramo en el kilómetro 10 del ramal, en Seyé. Posteriormente, se llegó hasta Hocabá y esta localidad se enlazó con Huhí el 15 de septiembre de 1903.2
Los Anales mencionan que hasta 1905, debido a la crisis que imperaba en el país, no se había hecho “ninguna mejora” a la línea y por mi parte, no he indagado exhaustivamente de lo que aconteció en los siguientes años. Empero, en la obra clásica de ferrocarriles de Manuel Irabien Rosado, se cita un extracto de una publicación hecha por el Diario Yucateco el 9 de enero de 1912, en la que se describe la fiesta de la inauguración de la línea hasta Sotuta. A dicho evento acudió el gobernador, Nicolás Cámara Vales, y las principales autoridades sotuteñas. Entre otras cosas, se entonó el Himno Yucateco, se ofreció un banquete a los invitados y se realizó una fiesta en el palacio municipal.3
A manera de colofón…
¿Qué ha pasado con las antiguas edificaciones que integraron la línea antes mencionada? A través de los recorridos que he hecho por esa parte de la península, me he percatado que algunas de ellas han desaparecido, como las de Hocabá, Huhí y Peto. No obstante, en la memoria de los ciudadanos aún quedan recuerdos del lugar donde estaban y de la importancia que tuvieron. Otra ex estación, la de Acanceh, está en paupérrimas condiciones y en su interior resguarda desde basura hasta materia fecal. Sin duda, es una vergüenza que las autoridades estatales y municipales no hayan emprendido alguna tarea para su rescate y conservación antes de que se pierda completamente. Por último, la edificación en la tierra de los cocomes no está en mal estado, pero sí se encuentra cerrada y sin aprovecharse. Por ello, sería recomendable emprender un proyecto para su habilitación como Casa de la Cultura o museo, y ahí exponer toda la riqueza histórica y cultural que el pueblo de Sotuta tiene que ofrecer a Yucatán.
1 Historiador, [email protected] Facebook: https://www.facebook.com/MemoriaHistoricaFerrocarrileradeYucatan/?modal=admin_todo_tour
2 Anales de la Secretaría de Transportes, 1905, p. 101
3 Irabien Rosado, 1928, p. 69.