Hideyo Noguchi sentó las bases para el desarrollo académico, que hoy ubica a la Yucatán como polo de la investigación científica, aseguraron las autoridades del Gobierno del Estado, la Universidad Autónoma de Yucatán y la Embajada de Japón durante la conmemoración de los 100 años de la llegada a estas tierras del científico japonés.
La Secretaria General de Gobierno, María Fritz Sierra, acompañó, en representación del Gobernador Mauricio Vila Dosal, al embajador de Japón en México, Yasushi Takase, y al rector de la Universidad Autónoma de Yucatán, José de Jesús Williams, al evento donde destacaron las buenas relaciones entre ambas naciones.
El embajador dijo que la relación de amistad entre México y Japón data de septiembre de 1609, con el naufragio del galeón “San Francisco” frente a las costas de Onjuku en su camino de regreso de las Filipinas a la Nueva España el 30 de septiembre de ese año.
“Cuando los tripulantes del galeón recibieron ayuda de la población de esa localidad japonesa y, gracias a esta acción, se salvaron 317 tripulantes de 376 que viajaban en el barco”, recordó.
10 veces candidato al Nobel
Takase estuvo acompañado por miembros de la comunidad japonesa en México, los cuales viajaron hacia Mérida para recordar el camino que recorrió Hideyo Noguchi a su llegada a Yucatán proveniente de Nueva York.
De ese modo, resaltó que relación entre Yucatán y Japón se expresa en el desarrollo científico de la UADY, cuyo Centro de Investigación lleva el nombre del destacado médico nipón, quien en 10 ocasiones fue candidato a recibir el Premio Nobel de Medicina por su trabajo sobre enfermedades tropicales, como la fiebre amarilla.
Por su parte, Fritz Sierra dijo que el paso del doctor Hideyo Noguchi por nuestro Estado dejó una huella tan profunda que hoy, a 100 años de distancia, aún permanece intacta. Eso nos habla de la importante contribución que significó su presencia en esta tierra para ayudar a combatir males y enfermedades desde el campo de la medicina.
“Ese noble propósito, que lo llevó a realizar estudios sobre el germen de la fiebre amarilla en los laboratorios del Hospital “Agustín O’Horán”, le valió un reconocimiento “Honoris Causa” por parte de la Escuela de Medicina y Farmacia de la Universidad de Yucatán”, dijo.
Apuntó que esa historia, que corresponde a su visita a nuestro Estado, es la historia de un hombre que se convierte en institución. Porque el legado que dejó en Yucatán el doctor Hideyo Noguchi dio pie a que el Centro de Investigaciones Regionales de la UADY llevara su nombre.
Semilla imperecedera
Señaló que, a la fecha, desde este lugar se realizan estudios e investigaciones de alto nivel orientados a beneficiar y mejorar nuestro entorno físico y social. “Y todo ello a partir de una semilla que el doctor Hideyo Noguchi sembró hace 100 años. Por ello, los yucatecos nos sentimos muy agradecidos con la obra que llevó a cabo en nuestra tierra y que, estoy convencida, permanecerá por muchos años más”.
Agregó que, sumado a los numerosos beneficios que representa este Centro de Investigaciones Regionales para nuestra sociedad, el nombre de Hideyo Noguchi representa también un punto de contacto con Japón, una nación a la que apreciamos y respetamos.
Por su parte, el rector Williams dijo que la figura de Noguchi se distinguió por una enorme capacidad de transmitir sus hallazgos en forma sencilla; el idioma nunca fue obstáculo. Sus aportaciones al conocimiento de las causas y el diagnóstico de varias enfermedades infecciosas son un referente mundial. Además, sus cuatro libros son lectura obligada en las Escuelas de Medicina japonesas.
Vino de Nueva York
“El día de hoy, la más alta representación de Japón en México, así como la comunidad médico-japonesa, se unen a la UADY para conmemorar un evento de particular importancia en la vida de nuestro Estado, nuestra institución y comunidad científica, celebramos la fortuna de haber recibido en Mérida y que médicos de nuestra Escuela de Medicina hayan compartido la extraordinaria experiencia de trabajar al lado de un hombre tan especial, de gran sencillez y solamente comparable con el rigor científico de su trabajo”, enfatizó.
La directora del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”, Matilde Jiménez Coello, recordó que Noguchi llegó a México desde Nueva York en el año de 1919, posteriormente viajó a Yucatán para apoyar a la comunidad médica de aquella época porque había un importante brote de fiebre amarilla, uno de los grandes temas que apasionaban al doctor japonés.
Posteriormente, los académicos depositaron una ofrenda floral en memoria del galeno japonés cuyo busto se encuentra en el Centro de Investigaciones Regionales de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
Legado
Después, el representante de la Sociedad “Hideyo Noguchi” de Nueva York, Shunichi Homma, dio a estudiantes y académicos una charla sobre el investigador en el auditorio de la Facultad de Medicina, y destacó que se distinguió por la capacidad de transmitir sus hallazgos de forma sencilla, sus valores y su sentido humano, mismos que se han compartido de generación en generación entre los estudiantes de la UADY.
Recordó que Noguchi era de origen campesino y sus contemporáneos lo describían como una persona cortés, educada y sencilla.
Resaltó que la relación que existe entre Japón y Yucatán está marcada por su legado trascendental, especialmente a partir de sus investigaciones sobre la fiebre amarilla que sentaron las bases para el desarrollo académico que hoy ubica a la Entidad como polo de investigación científica.
“Él llegó a Yucatán desde Nueva York justo a finales del brote de la fiebre amarilla que asolaba al Estado, bajo el auspicio del Centro de Investigaciones Rockefeller, lugar donde su genio empezó a destacar al realizar aportaciones científicas”, agregó.
Cuatro meses
Aunque la estancia de Hideyo Noguchi aquí fue breve, de cuatro meses, logró grandes aportaciones y progresos.
El científico tuvo gran ingenio y adaptación para llevar a cabo sus procedimientos en un contexto tropical tan complicado como el de Yucatán. En tal sentido, lo calificó de personaje emblemático que dio una lección metodológica y de perseverancia, que ha incentivado a investigadores tropicales de toda América Latina.
“Aportó mucho a la humanidad y su ejemplo de vida dejó una gran lección”, dijo Shunichi Homma.
(Rafael Gómez Chi)