Yucatán

Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

Imagine Ud. regresando a casa después de compartir una alegre velada con sus amigos a eso de las diez de la noche. Va Ud. contento y despreocupado pensando en los últimos triunfos de los “Leones” (si es Ud. “fan” del béisbol), en el pescado frito que almorzará al día siguiente si viaja Ud. a Progreso o anda de temporada, o en la inmortalidad del cangrejo.

De pronto del fondo de las sombras asoma un demoníaco animal con las fauces abiertas y los colmillos dispuestos, y se abalanza sobre su confiada humanidad clavándole los dientes entre gruñidos de rabia y baba pestilente. Puede ser un rodweiler, un doberman o una de esas feas bestias que ni el Lobo de Gubia de San Francisco aguantaría y que son conocidas con el curioso nombre de “pitbull”.

Todas estas fieras deberían estar a buen resguardo por su ferocidad. Está bien que los amantes de los cánidos los saquen a pasear por las mañanas o por las tardes, siempre que cuenten con el collar y la cadena que los sujeta: los animales también requieren de distracción y además, justo es consignarlo, no todos los perros son doberman o pitbulls, y los hay mansos y hasta amigables, o nobles como el pastor alemán (claro, ya educado) y los de cacería, o los french-poodle, a los “salchicha” y también el San Bernardo, del que no hay muchos por acá.

A nosotros en lo particular nos gustan los perros y hemos tenido algunos, mucho tiempo atrás, pero siempre en el patio o dentro de la casa, nunca en la calle. Seguimos creyendo que son los mejores amigos del hombre, pero eso de permitirles el libre acceso a la calle es de personas irresponsables. Un buen ejemplo de esta situación es lo recientemente ocurrido con le pitbull, que atacó a una señora de la tercera edad.

Balam… (concluye)

Y la consigna era que el hijo del campesino no necesariamente tendrá que seguir siendo campesino, puesto que con estudio y preparación tiene derecho a aspirar a mejores condiciones de vida y el otro detonante fue la creación de una magna obra que permitió la activación de la marina mercante sin la cual, Yucatán no sería lo que es hoy.

Don César González, gran educador, nos demuestra en esta obra que todo lo grandioso es triste porque el personaje principal de esta obra sufrió una derrota al aspirar a la Presidencia Municipal de Mérida, factor que prácticamente fue el principio del fin de un líder nato, que supo dar lo mejor de su liderazgo al Estado de Yucatán.

A nuestros amables lectores les recomiendo ampliamente la obra: “Balam, Crónica Ficticia de un Liderazgo”, porque es una obra audaz que nos anima a ser mejor en el campo que ejercemos.

Un abrazo

Jorge Parra Zapata