Cuando el Ballet Folclórico Kambal iniciaba su trayectoria, tuve la oportunidad de verlos en el Peón Contreras y sentí fascinación por ese grupo. Así lo escribí en nuestro POR ESTO! Varios maestros de ese género de danza me hablaron y me dijeron que qué me pasaba, que ellos eran antiestéticos por gorditos y, que no bailaban, “parece que marcan los pasos”, me afirmaron. Yo estaba seguro de mis palabras. Soy graduado en Danza Mexicana, con estudios en México y pertenecí al primer Ballet Folclórico oficial de la entidad, al de Bellas Artes, cuyo titular fue José Cervera, ganador de un importante premio nacional en danza mexicana. O sea, sé de lo que hablo.
Kambal tenía proyecto y personalidad propia. Esa era la llave de su futuro éxito. No me equivoqué. Ahora van al mismo sendero de todos, pero, bueno, forma parte de la amplitud que a veces se quiere lograr.
El viernes 23 de agosto acudí al Armando Manzanero a presenciar al Ballet Folclórico Jaguares Danzantes, conformado por un nutrido grupo de danzantes jóvenes, llenos de energía, con buen zapateo y ganas de hacer bien las cosas. Lástima de todo ello, porque es notorio que no tienen personalidad propia, que son un clon de un grupo institucional y que pueden ser todo lo que quieran decir menos una agrupación nacida “con el fin de preservar y difundir las tradiciones de nuestro folklor (sic) y darle a las nuevas generaciones la oportunidad de conocer y ejecutar la gran gama del folklor nacional”. No se puede preservar lo que no pertenece a una idiosincrasia, a una cultura. Por ejemplo, ese baile con ternos yucatecos y abanicos movidos entre danza china y flamenca, mezclada con estridencias del show más banal.
Antiguamente las mestizas colgaban, de una larga cadena de oro, un abanico que empleaban para sofocar un poquito el calor producido por el baile, o para mandar discretos mensajes de coquetería a algún galán. Hasta hoy, en ni una sola de las múltiples vaquerías celebradas en Yucatán se ven a mestizas zarandeando con las manos unos abanicos. Sería bueno que los directores de esa agrupación se asomen a las páginas de Por Esto! y vean, en la sección de Yucatán, las bellas fotografías que se publican de los bailes tradicionales de nuestro estado. Desde esa perspectiva, está mal empleado el concepto de “difundir las tradiciones”.
En la Boda Mestiza, escena despojada de todo el ceremonial místico, del maravilloso ritual sincrético, de la plegaria de entrega de dos almas para formar un nuevo mundo, aparece de pronto una mujer vestida de blanco, ondeándose como bandera al aire que de pronto se pone a bailar. En ese cuadro resulta muy notable la copia de otro grupo, porque esa bailarina se quiebra y ondula como una ex integrante del ballet de la UADY. ¿Habrán ido alguna vez a una vaquería? Se los recomiendo. Yo todavía lo hago. Y lo hice cuando las fiesta de Acanceh y Tecoh hacían venir desde California a famosas bailadoras de jaranas. Esas que trenzaban sus pies de maravilla y bailaban asentadito, es decir sin aspavientos. Eran las Candila y las Salazar.
Viendo ese grupo, no pude evitar recordar que hemos convertido a nuestras tradiciones en una diversión, un espectáculo banal, las hemos hecho formar parte de la contracultura.
Este grupo se integró, según el programa de mano, en 2016. Es muy joven, y sus directores, Elizabeth Novelo y Daniel Várguez, tienen estudios profesionales. Con esa herramienta cognoscitiva deberían ir más allá de la superficialidad y plantearse una seria investigación folclórica en el lugar de los hechos, Chumayel o Nohcacab, podrían ser adecuados.
Estos drásticos comentarios se los hago porque siempre he creído que te ayuda a crecer más, quien te dice la verdad y no quien te adula falsamente.
Además de la estampa yucateca presentaron una del Norte y otra del estado de Guerrero, donde desde una cajita extrajeron las palabras de un poema referente a las regiones de ese estado, terminando con Tixtla, de donde bailaron varios sones. El prólogo de la cajita fue muy aplaudido. Detalles como ese dan enorme placer y se graban en la mente del público. Por allá deberían de ir sus búsquedas danzables.
Tuvieron muy buena asistencia de público.A