Eliseo Martín Burgos
El tirano de Siracusa, Hierón II, sufría una enfermedad llamada ocena que consistía en un aliento fétido. Debido a su poder, nadie se atrevía a comentárselo, hasta que cierta dama le dijo:
–Apestas y es tal la pestilencia de tu aliento que me es imposible permanecer a tu lado.
Todos creyeron que le molestaría el atrevimiento, pero su enojo fue contra sus colaboradores que se lo habían callado; como entre ellos estaba su esposa, al ser cuestionada respondió:
–Mi señor, jamás me he acercado a otro hombre que no fueras tú y por eso, siempre creí que tu aliento era propio de todos los hombres.
Antología del Chascarrillo
Segunda Epoca