Yucatán

Un ícono de la música y la cultura en Yucatán

Ana María Ancona Teigell

“La música es amor buscando

palabras.”

Lawrence Durrel.

El miércoles 11 de este septiembre tuve el honor de ser invitada a la entrega de la presea “Eligio Ancona” que recibió Roberto Abraham Mafud, en la Sala de la Historia del Palacio de Gobierno, dónde engalanan las paredes los murales de la historia de Yucatán del extraordinario muralista yucateco Don Fernando Castro Pacheco.

A las 8:00 p.m. comenzó la hermosa y emotiva ceremonia en presencia del gobernador del Estado, Mtro. Mauricio Vila Dosal; del alcalde de Mérida, Lic. Renán Barrera Concha; de la Mtra. Érica Millet Corona, secretaria de la Cultura y las Artes; del Dr. José de Jesús Williams, rector de la Universidad Autónoma de Yucatán y de muchas personalidades que acompañaron a Roberto en este día tan memorable no solo para él y su familia sino para todos nosotros.

Comenzó diciendo: “Agradezco a Don Eligio Ancona, un hombre ilustre, reconocido por sus obras como historiador, dramaturgo, escritor de novelas, periodista y también político. Y me siento honrado de recibir la presea instituida en su memoria y aún más, al tratarse de una alta distinción custodiada por la Universidad Autónoma de Yucatán, mi Alma Mater.

”Agradezco también a mis abuelos que me iniciaron en el gusto de la música y el arte. A mis padres que fueron siempre mi mayor aliento. A mis primeros maestros de piano Don José Rubio Milán y su hija Flora Inés, quienes develaron para mí una senda que me ha llevado a satisfacciones inigualables que solo pueden atesorarse en el corazón. Amplío esta gratitud a mis hermanos, sobrinos y a todos mis familiares, amigos e instituciones que me han acompañado a lo largo de este trayecto, que tiene como destino cultivar el espíritu humano.

”Comparto con ustedes la experiencia que viví en Viena, cuando iniciaba mis estudios musicales y sus calles mantenían cicatrices de la guerra. Me encontré con un coloso que se negaba a rendirse. La vida artística, en total efervescencia, nutría sin claudicar a esa ciudad, dotándola de vida. Era evidente como el arte era el instrumento idóneo para rescatar las motivaciones más hondas del ser humano y las verdades del espíritu. Año con año, mientras avanzaba en mi educación musical, fui testigo de la manera en la que, a partir de proyectos culturales, la ciudad crecía nuevamente, resurgía imbatible. Se puso otra vez de pie, a tal grado que hoy el turismo que la visita representa más de la mitad de sus ingresos, en virtud de sus atractivos culturales. Hoy Viena recibe la distinción de ser modelo como primer lugar mundial en urbanismo.

”Esta anécdota la llevo muy presente, pues la transformación profunda de Viena a través de la cultura me convenció de que era posible desarrollar el gran potencial que tenemos en Yucatán, como poseedores de invaluables tesoros culturales latentes y muchas veces olvidados.

”Mis convicciones se guían por el hecho de que el arte, en todas sus manifestaciones, debe verse mucho más allá del individuo, debe de trascender la conciencia y forjar el espíritu.

”La expresión artística trasciende fronteras sociales, económicas y políticas. Así la calidez y el gran corazón que nos caracteriza como yucatecos, las antiguas y profundas raíces mayas que nos sostienen, son divisas con las que navegamos francos por el mundo.

”La cultura fortalece el desarrollo humano, moldea el tejido de la sociedad y es el estandarte que nos da una identidad única. Hay que hacer de nuestra cultura una cultura viva, que muestre su rostro, de ojos que brillan y sonrisas que cautivan, encarnadas en toda mujer y hombre que habitan nuestra tierra. Esta cultura es nuestra y estamos llamados a fortalecerla. Porque en la medida que seamos auténticos, singulares, y únicos, lograremos contribuir a la universalidad del mundo.

”El sentido de la vida es expandir la conciencia, abrir el corazón y regalar amor para ser mejores cada día. Y en esta travesía el arte es un instrumento que nos aproxima a la divinidad, a Dios.

”Como Viena, Mérida puede alcanzar su esplendor a través del arte.”

Nos pusimos de pie para ovacionar al ser humano, al artista, al músico, al amigo que desde niños admiramos. Que nos llenó el alma de emoción y gratitud hacia este ser de luz, por el gran amor que mora en su corazón y que lo impulsa a dar a conocer al mundo su extraordinario talento, por dejar muy en alto a Yucatán y a México.

Fue una noche mágica, armonizada por dos hermosas piezas clásicas creación de Roberto y la presencia etérea de su musa, de su inspiración: “La pureza de espíritu de su madre” a quien le dedica la presea. La madre amada que él sabe que siempre lo acompaña y que iluminó con su resplandor el recinto donde su hijo recibía un merecido reconocimiento, fruto de su amor y esfuerzo.