Lorenzo Salas González
Desde sus discursos de campaña, el ahora Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dio muestras de su interés por que todos le entendieran lo que decía, que nadie se quedara con dudas, lo cual comprobaba en las conversaciones que sostenía con algunas personas del público asistente, después del acto.
El resultado de entender es que aclara en las mentes el tamaño de la traición y el engaño de las administraciones prianistas, las que disfrazaban sus negras intenciones con sonoros discursos llenos de palabras huecas, de repeticiones sin sentido y engolamiento de voz porque creían que así le gustaba a la gente. Recordemos aquel discurso de Alfonso Martínez Domínguez: “La Revolución forma, reforma y transforma a la nación”, el cual fue hecho libro con pastas de tela de color rojo y fue repartido generosamente a los azorados ciudadanos de entonces.
No obstante esta ostentación y despilfarro, de todos modos Martínez Domínguez no llegó a ser presidente pero, a cambio, le dieron la gubernatura de su Estado natal.
Hoy, en cambio, la ceremonia del informe tuvo un aspecto distinto. Quedaron atrás el acartonamiento, los cuerpos tiesos, las palabras en voz baja, como si se temiera romper el silencio y quitar solemnidad al acto.
El Presidente empezó con una broma. Después de mostrar el volumen de hojas del informe, inició diciendo; “No crean que voy a leerles todo”. Las risas de alivio fueron la mejor respuesta.
En cuanto al contenido, es un resumen de muchas de las intervenciones del Presidente en las “mañaneras”, pero hoy tuvieron un impacto distinto porque nos fueron recordando las mentiras que han dicho y repetido los adversarios de MORENA para disminuir la gran obra que ya ha iniciado y que, estamos seguros, se llevarán a buen fin.
Las diferencias, que tanto gustan destacar los “analistas” de Televisa, son perfectamente entendidas por los mexicanos y, desde luego, aceptadas por las poblaciones beneficiadas. Un ejemplo: En un poblado sureño donde se rigen por usos y costumbres, López Obrador inició el compromiso con sus pobladores de construir una carretera tal y como están acostumbrados ellos: Sin ingenieros, sin material traído de lejos y dirigido por ellos mismos. Maravilloso dato adicional: También las mujeres contribuyeron a la construcción, con lo que familias enteras o partes de ellas trabajaron con sus maridos, sus novios y sus hijos.
El mentor Presidente explicó: Así no tendrán que abandonar a sus familias para irse a trabajar a otros lados. “La gente debe estar donde nació, con los suyos”.
Lo más probable es que esta construcción, hecha y dirigida por el Pueblo, no sea tomada en cuenta por los elaboradores de estadísticas, pero el hecho real es que ahí está el camino de concreto, sólido y bien estructurado.
Es como el caso de lo que hoy leyó en su III Informe de Gobierno el Presidente: Dio a conocer que se ha logrado una cantidad X de trabajos, pero las agencias calificadoras no los reconocen todos, que porque esos empleos no fueron creados por la iniciativa privada. Es decir, por la decisión de una agencia de extranjeros, México perdió 930 mil puestos de trabajo para las estadísticas que hacen las famosas calificadoras. De este modo, nada sutil fuerzan a los gobernantes de izquierda a doblegarse a los designios del imperio.
En resumen, para los que nos sentimos muy orgullosos de ser mexicanos, hoy ha sido una fecha llena de la emoción propia para los que amamos a México sin cortapisas ni pretextos.
¡La 4ª Transformación va, y va bien!