Yucatán

Víctor Salas

La globalización ha llegado a las orquestas sinfónicas. Esto significa, según especialistas, que todas ellas suenan iguales, debido a que no hay directores que busquen una personalidad sonora a la agrupación que dirigen. Es debido a ello que un director actual puede llegar a una orquesta distinta a la suya y en tres días estrenar programa. Se dice que en nuestro país la única que tiene la cualidad de sonar acorde a las indicaciones de su director es la Sinfónica Nacional, cuyo director es Carlos Miguel Prieto. Así pues, es justo decir que las estrellas de una orquesta son sus solistas y todos sus integrantes. Probablemente por eso, cada atrilista se clava en su partitura y nunca levanta los ojos para ver a su director, quien se mueve por sí mismo en su propia escena.

El viernes 20 de septiembre, el público que llenó cada nivel del Peón Contreras así pareció demostrarlo desde antes que la OSY interpretara una pieza. Nada más aparecer Gocha Skhirtladze para afinar sonidos de los grupos orquestales fue recibido casi con una ovación.

La primera obra interpretada fue la Danza Bacanal de Sansón y Dalila, compuesta por Camille Saint-Saens, pieza breve, muy rítmica, de gran altura sonora que hizo lucir a los músicos de nuestra orquesta como muy buenos maestros en cada uno de sus instrumentos. Fue una rica obra para arrancar el programa y el público gritó bravos y aplaudió efusivamente a todos.

Inmediatamente después se hicieron los preparativos para dejarnos escuchar al violonchelista Michael Severens quien posee una de esas trayectorias que subyugan a los organizadores de los conciertos de la orquesta yucateca. Es estadounidense, realizó estudios en el Conservatorio de Nueva Inglaterra en Boston, Massachussets, y en la Escuela de Música Greenwood. El solista exploró el papel del violoncello en el mundo de la música rock y posteriormente grabó ese trabajo con Tom Petty, Ringo Star y Donovan. En 2018, Severens tuvo “memorable presentación…en el Festival Internacional de Cine de Horror”, donde interpretó la música compuesta por Javier Alvarez, “El Almuerzo de la Serpiente”.

El maestro Severens, lució muy concentrado, absolutamente responsable y comprometido con dar lo mejor de sí y lograr el placer del público durante los diecinueve minutos que duró el concierto. El público en su totalidad le brindó a Michael Severens una cerrada y prolongada ovación.

No dudo ni tantito de la calidad del maestro invitado, pero mi indetenible cabeza cuestionadora, se preguntó si el maestro Veselin Dechev no podría haber interpretado esa obra.

Para concluir el concierto se interpretó Scherezada, de Rimsky-Korsakov, partitura de una amplia dotación orquestal compuesta de alientos, metales y maderas. Es la partitura más importante y conocida del músico ruso. Gocha Skhirtladze, Concertino de la OSY, en cada uno de sus momentos de solista mostró dominio de los temas compuestos para su instrumento, dejando la sensación de goce musical a la audiencia.

Nuevamente la orquesta se fue por los anchos caminos del buen trabajo y la ejecución apabullante.

Es probable que la ubicación del concierto para violoncello estuvo en un lugar inconveniente porque quedó en medio de dos piezas de gran fuerza y sonoridad.

Olvido represivo. Al ir a recoger los boletos que como periodista me corresponden, éstos no estaban ubicados, ni mi nombre apuntado entre los que cubren el concierto. Para entrar a la sala me dieron unas tarjetitas provisionales. Es probable que mis comentarios hayan provocado un olvido de tal naturaleza, pero es importante decir que la prensa no tiene susceptibilidades sino responsabilidades. En lo personal, yo sólo sé que tengo que cumplir con lo que se me encarga y punto. No me siento agraviado ni nada. En nuestro POR ESTO! tenemos el mejor ejemplo de entereza en nuestro Director General, Periodista Mario Renato Menéndez.