Yucatán

Al encabezar la misa de clausura del Congreso Nacional Eucarístico 2019, el Nuncio Apostólico, Monseñor Franco Coppola, urgió a los fieles católicos a reconocerse cada quien como un pecador que fue perdonado por el Señor, y actuar en consecuencia con quienes viven en situación de pecado y ayudarlos a salir de ese estado.

Acompañado por 21 Obispos y Arzobispos, entre ellos el anfitrión, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, el Nuncio Apostólico ofició la misa de clausura del Congreso Eucarístico en el Estadio de Fútbol “Carlos Iturralde Rivero” ante cerca de 8 mil 500 personas, donde insistió en que hay que reconocerse pecador perdonado y que hoy hay que tratar de recordar las situaciones que vivimos y que el Señor nos llamó y salimos de las mismas gracias a El.

El Nuncio de México agradeció a Monseñor Gustavo Rodríguez por invitarlo a celebrar esta Eucaristía, don que el Señor Jesucristo instituyó para toda la Iglesia además de resaltar la fe de los yucatecos presentes, quienes estuvieron soportando el sol minutos antes de la misa, pero que posteriormente fue ocultado por las nubes que amenazaban con lluvia.

Fiesta de San Mateo Apóstol

“Hoy celebramos la fiesta de San Mateo Apóstol y hemos escuchado que el Señor lo encuentra en su trabajo, como recaudador; los impuestos no siempre gustan, en ese entonces eran algo injusto, eran algo que se tenía que pagar a quien había ganado la guerra y que ocupaba el país, se trataba de Roma ocupando Palestina.

“Cualquier persona que recababa los impuestos al servicio de la nación extranjera ocupante era un traidor y colaborador del enemigo, un pecador.

“A pesar de ser un pecador, Jesús se acerca y le pide que lo siga y la palabra principal de hoy del Evangelio vale para siempre, hoy el Señor se acerca a mí y a ustedes, nos dice síganme, nos encuentra donde estamos, normalmente nos halla en situaciones incómodas de pecado.

“Hoy lo hemos escuchado en el Evangelio, El ha venido por los enfermos y no por los sanos, si estás sano no es tu lugar, sólo hay que reconocerse pecador perdonado, hoy hay que tratar de recordar esas situaciones que vivimos y El nos llamó, hay que recordar esas situaciones, no se trata de un juego psicológico, no hay que olvidar de dónde nos ha traído el Señor, no nos volvamos como los fariseos de escandalizarnos por alguien o alguno que es un pecador”.

Franco Coppola insistió y enfatizó a los presentes a decir no al fariseísmo, a ser justos, a recordar de dónde el Señor nos ha llamado y autoevaluarse en relación a cuanta paciencia él nos ha tenido y nosotros lo hemos seguido, pero nos hemos sentado y el Señor tiene que volver por nosotros.

Hizo ver a los asistentes que es tiempo de preguntarnos cuántas veces hemos sido pacientes con los demás, recordar y volvernos más humildes, todo lo que somos y todo lo que hemos recibido es gratis.

Estamos en el Congreso Eucarístico para seguir al Señor, significa participar en la Eucaristía, donde El hace el gesto más grande.

“Cuando se es padre de familia, cuando se tienen hijos, ellos forman parte de nuestra existencia, tener hijos es dar el cuerpo, corazón y todo; llegando a México, al final de mi primera misa, se acerca a pedirme la bendición una mamá y, además, pide una bendición por sus dos hijos y me pidió que rece por sus otros dos jóvenes que no quieren ir a la misa.

Corazón de una madre

“Observen, el corazón de la mamá estaba con sus hijos que no quieren ir a misa y ese corazón debemos tener, debemos tener ese corazón para verdaderamente llamarnos padres”.

Franco Coppola añadió que al llegar a México quedó impresionado cuando le llamaron padre, es algo concreto y precioso, los fieles se ponen como hijos y yo como sacerdote tiene deberes hacia los fieles que son como hijos.

“Todos aquí somos parte de una familia, tenemos amigos y amigas que no están aquí, seguir a Jesús es tomar conciencia de quienes están fuera, aun fuera son parte de la familia e hijos de Dios, son parte de mi familia, significa dar mi vida, esto es mi cuerpo por ustedes dice Jesús y debemos dar la vida de la misma manera que Jesucristo dio su vida.

“El Señor, al anunciar este hecho, estaba Judas, sabía lo que Iscariote iba a hacer, pero entregó su vida y cuerpo también por el traidor”, añadió el prelado.

“Termino mi homilía con una idea, que nos viene de la primera lectura, el apóstol Pablo dice que todos somos una familia hijos de Dios, y como ejemplo les pongo que cuando una parte del cuerpo, por decirlo así, un dedo se daña nos preocupa, ahora todos somos parte del cuerpo de Cristo y no debe quedar esa idea de que alguien un hermano este separado o enfermo no es solo orar, sino que ser cuerpo significa, llevar el peso de los unos y otros.

“La tentación más grande de hoy de este mundo es el individualismo, donde parece más importante mis derechos, mi futuro, mi realización, es algo contrario a lo que el Señor quiere y si somos cuerpo, la cabeza se preocupa por los pies, si éstos se enferman la cabeza se preocupa, no es tanto reivindicar loa derechos de cada uno, sino que hay que ayudarse unos a los otros pero con paciencia, algo que no es fácil”.

Caminar juntos

El Nuncio mencionó que en esa tarea nos ayudan las familias y matrimonios, hay que tener paciencia no es por cuenta propia, no funciona así, hay que caminar juntos, con paciencia, tener esa paciencia de caminar juntos, tal como el Señor nos tiene paciencia.

“Hay que reconocer que muchos de nosotros somos duros, pero el Señor tiene mucha paciencia, baja se hace pan y alimento tratando de cambiarnos el corazón desde adentro, sigan al Señor que los llama a seguirlo y compartir, el esfuerzo el dolor, el peso, de llevar este cuerpo y hacerlo crecer unido hacia el reino de Dios. Que así sea”, finalizó el nuncio apostólico.

En la misa estuvo prácticamente todo el cuerpo diocesano, así como los Obispos Margarito Salazar, de Matehuala, San Luis Potosí; Fabio Martínez, de Tuxtla; Francisco González, de Campeche; Benjamín Castillo, de Celaya; el Obispo Auxiliar de Yucatán, Pedro Sergio Mena; Roberto Domínguez, de Ecatepec, Estado de México; Francisco Escobar, de Teotihuacan; entre otros.

(José Manrique)