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Yucatán

Los corazones de Cuba y Yucatán unidos por la trova

 

La reunión Cumbre de los Premios Nobel de la Paz tuvo también presencia en la música, y no en cualquier tipo de música, sino en la más arraigada y entrañable de nuestra tierra, la trova. Hablar de la trova yucateca no es posible sin hacer referencia a sus raíces, y esas sin duda están en la trova cubana. Y así, Cuba y Yucatán se dieron la mano en esta cumbre en una serie de actividades que se extendieron por cuatro días. Hubo presencia de este encuentro en la tradicional Serenata de Santa Lucía, en el Centro Cultural de Mérida “Olimpo”, hubo vaquería, y como culminación, un extraordinario concierto de trova en el Remate de Paseo Montejo.

Este concierto de trova, de altos vuelos, se realizó el domingo a las ocho de la noche y contó con la presencia persistente de Chaac, que puso toda su acción en malograr la actividad, sin embargo, el amor del respetable por esta música tuvo más fuerza que la voluntad de la deidad maya, y así, al amparo de multicolores paraguas, la gente se mantuvo firme y disfrutó y aclamó a los artistas que se presentaron en el enorme y bien iluminado escenario. Un conductor poco ducho en la materia tuvo a su cargo poner algunos detalles de humorismo al programa, pero estuvo muy lejos de lograr su cometido, más bien fue ramplón.

La papeleta del evento fue de lujo, en primerísimo lugar el excelente grupo Yahal Kab y varios solistas como Gina Osorio, María Teresa Gómez, Alejandro Filio y Amaury Pérez, el calor de la noche, húmeda y bochornosa, subió de tono al subir al escenario una figura de la talla de Pancho Amat, el tremendo mejor trecista de Cuba y un músico de altos vuelos. El tres cubano es el instrumento nacional de la Mayor de las Antillas, ligado a la historia del son y de la entraña más profunda de la trova, y haber tenido la oportunidad de ver y escuchar al mejor ejecutante del mismo, fue un privilegio incomparable.

Entre las trovas de Cuba y Yucatán las líneas divisorias son desdibujadas y frágiles, por momentos éstas se cruzan sin remedio, así que Yahal Kab arranca su presentación con obras que quienes no conocen profundamente este género las toma indistintamente de una u otra orilla del Mar Caribe. Tal es el caso de “Linda Boca”, del cubano Julio Brito, pero que mucha gente podría jurar que es parte de la trova yucateca, y prácticamente lo es, por la difusión que tiene en nuestro medio. Lo mismo sucede con el siguiente número, que es “Y Tú qué has Hecho”, popularmente conocida como “En el tronco de un árbol”, del también cubano Eusebio Delfín; en ambos números se lucen: la hermosa voz del tenor Lázaro González, también cubano, ¡sí señor!; y los hermosos solos de flauta de Alvaro Vega. Sube al escenario Pancho Amat con su tres cubano y lo recibe sonora ovación del público. Interpreta con Yahal Kab, “Pensamiento” de Rafael Gómez, “Teofilito”, y en seguida, “Tú mi Única Pasión” del gran Juan Acereto; luego viene “Quisiera ser Golondrina” de Welo Rivas, en la que, en los solos con el tres cubano, Amat da cátedra de virtuosismo y dominio del instrumento; su interpretación es interrumpida en varias partes por las sonoras ovaciones del multicéfalo.

En seguida, viene un número entrañable, “Canción”, con letra de Nicolás Guillén y música de Pablo Milanés, y popularmente conocida como “De qué callada manera”; las partes cantadas lucen con la voz de Lazarito y en los solos musicales, Amat se explaya y nos regala tremenda interpretación, que es un arreglo suyo; punteo y rasgueo se enseñorean en la interpretación de Pancho Amat. Es ahora, “Llegó el Trecero”, ¡Y llegó a Mérida! grita Lazarito, refiriéndose a Pancho Amat; nueva cátedra de Pancho con su instrumento y Yahal Kab canta: “Panchito toca el tres ¡Trecero!” Chaac insiste en dar al traste con el concierto, la lluvia arrecia, pero nadie se mueve, la magia de la música domina a la concurrencia, todos se arriman unos a otros y se guarecen con los paraguas.

Ahora, se une al grupo la voz de Gina Osorio, que nos regala dos bellas interpretaciones; primero “Presentimiento”, con música del campechano Emilio Pacheco sobre la letra del español Pedro Mata y en seguida “Cuando sintió mi alma tu desdén”, de Licho Buenfil y Chispas Padrón, bolero con una curiosa historia, pues fue escrita sobre la marcha de los autores, caminando de Santa Lucía a Santiago, barrio donde ambos vivían. Y sube al escenario María Teresa Gómez y nos interpreta, primero, la más cantada de las canciones del segundo período de la trova yucateca, “Flor de Azahar”, con letra de Manuel Montes de Oca y música de Santiago Manzanero, el vozarrón de María Teresa resuena por la explanada y hasta para a bailar a alguna pareja de jóvenes; y en seguida “Veinte Años” de la cubana María Teresa Vera, Amat nos da nueva cátedra con el tres y Lázaro González marca con precisión el ritmo con las maracas. El grupo deja el escenario para ceder el espacio a solistas.

Se apodera del espacio un poeta cantor, Alejandro Filio, de profundas raíces yucatecas en la familia Herrera, la viva entraña del Teatro Regional. Inicia su actuación con una composición propia “Si hago un Recuerdo”. Alejandro nos cuenta de los compositores cubanos y su nueva trova, con compromiso social y nos regala con “Para Ti”, que dedica a Amaury Pérez y su esposa Bety. Viene “Rayo de Sol” y la gente canta, el respetable pide y Alejandro complace y canta “Mujer que Camina” donde queda al relieve el dolor por los que ya no están. Aparece en escena Amaury Pérez y unen sus voces para interpretar algo que grabaron juntos en el estudio de Silvio Rodríguez, en La Habana, “Serenata a Veces” y luego “Otro Domingo sin Sol”. Hacía como diez años que no escuchábamos a Amaury, y nos dio mucho gusto constatar que conserva su vozarrón.

Ya solo, Amaury canta a capela, “Ese Hombre” y luego, ya con guitarra vienen “Con Dos” y en seguida un homenaje a sus compañeros de la Nueva Trova Cubana, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Noé Nicola, y nos regala fragmentos de canciones de cada uno de ellos, como “Yolanda” o “Te Amaré”. Con humor ligero y locuaz nos va haciendo bromas: “A Silvio se le ha perdido un unicornio ¿y si lo encuentro?” Nos refiere que: “Yo le debo a Armando Manzanero ser compositor”, y nos canta de él “Esta tarde vi llover” que viene como anillo al dedo, en la todavía goteante noche, para este número cuenta con el acompañamiento de Ricardo Vega. Cierra su actuación con “Acuérdate de Abril”, y al terminar exclama: “¡Mi Mérida del alma!” y se viene encima tremenda ovación de pie. El respetable pide más y Amaury concede con “Si Yo Pudiera”, nueva petición y con Filio nos repite a dúo “Domingo sin Sol”. Larga y cerrada ovación pone punto final al extraordinario concierto de trova.

En el calor y humedad de la lluviosa noche, los corazones de Cuba y Yucatán, se unieron firme y fraternalmente al compás de la trova de las dos orillas del Mar Caribe.

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