Roger Aguilar Cachón
Ayer, miércoles 25 de septiembre, al leer las noticias de la mañana, llama la atención al de la letra el gran desplegado publicado en los medios de comunicación escrita, donde se hace una declaratoria por parte de los que asistieron a la XVII Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz, firmada por los 30 laureados en la que de manera desenfadada y a la ligera se proclama y se designa a Yucatán como un Estado de Paz. Para muchos es un momento de paroxismo, de júbilo, de alegría, es como si el maná les cayera del cielo. Sin lugar a dudas, para los yucatecos y meridanos que vivimos aquí desde siempre, sabemos que eso no es verdadero.
Esta declaratoria de Estado de Paz, me hace reflexionar acerca de algunos acontecimientos que a diario suceden en nuestra ciudad y Estado y que hacen al de la letra cuestionar esta declaratoria, en donde a extraños se les venderá esta idea y de seguro se la creerán, pero seamos un poco más críticos de nuestra realidad y reflexionemos sobre lo siguiente.
1.- Esta declaratoria es sin lugar a dudas un bálsamo para la clase política de nuestro Estado, ya que convierte a las autoridades en personajes importantes que se yerguen en sus pedestales y les da la oportunidad de decirle al mundo entero que nuestro Estado es, como lo firman los laureados, el lugar más seguro de todo el mundo y es probable que si existiera vida en otros planetas, la declararían la ciudad más segura y llena de paz del universo.
2.- Sin lugar a dudas, después de la declaratoria firmada por los Premios Nobel, la policía de nuestro Estado tendrá una reducción en el número de sus efectivos, ya que no habiendo nada que perturbe la paz yucateca, el alto costo que representa la policía estatal ya no tendrá que erogar más, al contrario, y seguro que con la junta de vecinos y la vigilancia entre ellos será más que suficiente preservar la paz.
3.- El de la letra se pregunta qué habría ocurrido si a los laureados se les llevara para pernoctar en alguna de las colonias de nuestra ciudad y en fraccionamientos como Ciudad Caucel en donde los robos y asaltos son el pan de cada día, habría sido interesante que en algún lugar público de la mencionada Ciudad Caucel fuese sido nombrada como sede del XVII Encuentro, ¿habrían firmado la declaratoria?
4.- Los laureados firmantes ¿tendrían el conocimiento que cada día se denuncian robos en muchas partes de nuestra ciudad antes de firmar la declaratoria? ¿Saben que nuestra ciudad está plagada de personas que piden caridad y que el alcoholismo está a la orden del día? ¿Y que eso pone en jaque a la paz de nuestro Estado?
5.- Habría sido oportuno llevarlos a comer al mercado grande en sus coches sin choferes ni vigilantes y pasearse en altas horas de la noche por alguna calle desierta de nuestra pacífica ciudad antes de haber firmado la declaratoria.
6.- Adecuado sería que el público en general tenga conocimiento que cada día los pobladores de la ciudad y sus alrededores (llámense colonias y fraccionamientos nuevos) acuden a las oficinas donde se venden y contratan servicios de alarma para sus casas y negocios, negocios y firmas que nada tendrían que hacer en nuestra ciudad si la misma viviera en completa paz. ¿Para qué sería necesario el contratar un servicio de vigilancia y alarmas?
7.- Yucatán, Estado de Paz, las corporaciones que venden seguridad por medio de vigilantes verán mermado sus ingresos ya que causarán baja muchos de sus empleados, al ya no ser requeridos por casas comerciales y otros negocios de los yucatecos e inversionistas.
8.- Esta declaratoria de seguro causará gran alegría a los yucatecos de la tercera y cuarta edad que podrán dormir como antaño, con las puertas y ventanas abiertas, ya que al despertar, lo único que verán raro será que entró un poco de polvo a sus casas o bien algún gato o perro se coló durante la noche. Volveremos a ser, queridos y caros y caras yucatecas, aquella ciudad de antaño, sólo nos faltarán las veletas.
9.- ¿Será que nuestra laureada Rigoberta Menchú Tun sabe que en nuestra ciudad se vive en zozobra, en donde los habitantes de los nuevos fraccionamientos viven en un estado de nerviosismo y de temor al dejar sus casas para ir a trabajar?
10.- Desde luego que a los laureados les pareció una ciudad y Estado de Paz, ya que en donde se hospedaron no había vigilancia de numerosos policías de uniforme y de civil y donde se desarrolló el evento protegido hasta los ladrillos por todo tipo de vigilancia. Cómo no estar seguros si a cada paso eran seguidos por elementos de seguridad.
11.- Habría sido bueno dejarlos pasear por la ciudad un día entero y ¿por qué no? hospedarse en casas de las personas comunes y ver la inseguridad que se vive en nuestro Estado y ciudad. O bien ir a un banco a cobrar alguna cantidad de dinero y posteriormente pasear por las calles de esta blanca ciudad para ver y vivir la realidad de nuestra Mérida.
12.- Habría sido bueno que los laureados hubiesen sido invitados a una fiesta por la noche en alguna colonia de nuestra ciudad y al retornar pasaran por alguna calle donde estuvieran apostados y hambrientos por obtener algo, los famosos retenes y fuesen revisados en sus pertenencias y personas.
13.- Es posible que después de esta declaratoria mundial de Estado de Paz por fin los retenes sean ya cosa del pasado y los ciudadanos comunes y silvestres no sean revisados y sus coches cateados por si parecen sospechosos. Pero surge la pregunta, ¿para qué revisar y catear coches si no hay nada que temer, si somos una ciudad y un Estado de Paz?
Sirvan los presentes puntos para hacer reflexionar a mis caros y caras lectoras sobre la validez de este gran desplegado que fue firmado por los laureados Nobel de la Paz. ¿Ustedes qué opinan?