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En Celestún hablamos de “La adversidad en el Paraíso” (título de un documental) porque entre el vuelo del flamenco y la belleza de la ría y del mar, se esconden muchas situaciones y se encubren muchas condiciones totalmente de marginalidad, como la pobreza extrema, la falta de servicios, la falta de atención y una población en abandono.

Eso dijo ayer la Dra. María de Fátima Flores Palacios, psicóloga social y de la Salud e investigadora del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales CEPHCIS, quien desde hace aproximadamente 5 años se ha involucrado en la investigación, particularmente con poblaciones de la zona costera, y ha desarrollado algunos proyectos de investigación en el municipio de Celestún, a partir de las condiciones de vulnerabilidad en las que la población vive.

-¿Qué porcentaje de la población se encuentra en esa situación? –le preguntamos.

-De hecho, por lo menos entre 75 y 80 % de la población está en condiciones de alta marginalidad

-¿Qué tipo de problemas encontraron en sus investigaciones?

-A través de la investigación hemos encontrado aspectos muy graves, como es el problema de embarazo temprano en niñas muy jóvenes a partir de los 12, 14 y 16 años. Hemos encontrado problemas de alcoholismo altamente fuertes, consumo de sustancias y de droga y consumo todo el tiempo de sustancias que están contra cualquier condición de salud. Además de encontrar situaciones de violencia intrafamiliar y violencia colectiva que se genera a partir, creo yo, de condiciones de alta marginalidad y frustración.

Adversidad y abandono

-¿Cuándo empezó a crecer Celestún?

-Celestún es una población muy interesante porque se crea y se genera esta comunidad a partir justamente de mucha gente que va llegando de otros estados. No es una población que hasta hace un par de generaciones hubiese nacido en Celestún. Los niños actualmente sí, aunque no nacen en Celestún que esa es otra de las condiciones que hay, porque Celestún, dentro de sus grandes situaciones de adversidad y de abandono, se encuentra en una condición en la que ni siquiera tiene los servicios de salud mínimos adecuados para que las mujeres den a luz en su territorio. La mayoría de las mujeres celestunenses vienen a dar a luz a Mérida.

Mueren a las puertas de la clínica

-¿Y si tienen una urgencia?

-No hay nadie que se salve. Como me decían los celestunenses: en las puertas de este servicio de salud nos venimos a morir, porque no tienen ni siquiera lo mínimo indispensable para su atención.

Ni siquiera hay una cámara hiperbárica para cuando haya una descompresión por ejemplo con los buzos, que tampoco pueden ser atendidos, no hay unas condiciones de salud, hay un problema grave de deserción escolar, y hay un problema de abandono, además del conflicto territorial marítimo con los de Campeche, porque entre Campeche y Yucatán la frontera en el mar está muy complicada. Por lo tanto, hay una dimensión psicosocial muy interesante en la población que es: los otros, los de afuera, y nosotros los de adentro. De tal manera que eso genera conflictos intersubjetivos violentos que pueden llegar a dar casos como los que hemos visto: de quemas de lanchas, de situaciones donde la confrontación y la violencia a través del conflicto se genera permanentemente.

Potencial de indefensión

En esta parte, la Dra. Fátima explicó:

-Desde la perspectiva psicosocial ocurre que son poblaciones que se van exacerbando cada vez más en su potencial de indefensión hasta llegar a generar comportamientos y condiciones altamente riesgosas, no solamente para la familia, sino para el mismo contexto; luego entonces Celestún, a pesar de la belleza natural de la que goza, atrás de aquella hermosa pintura y hermoso paraje, encontramos que en la vida cotidiana de los celestunenses hay una situación de alta adversidad.

-Dice usted que el 75 % de los celestunenses están en esa situación, y ¿cuántos habitantes tiene ese puerto?

-Son aproximadamente 7 mil habitantes.

Desde el punto de vista de usted, ¿qué es lo que ocurre?

Realidad social que es una desgracia

-Yo creo que esto desde la investigación es muy interesante, pero desde la realidad social es una desgracia. Es decir: para nosotros es apasionante entrar a ver desde la psicología social el tema del conflicto, el tema de las resistencias, la situación de la adversidad potenciada, la pobreza extrema, el abandono. Esto es desde la psicología social, son indicadores profundos que nos hablan de que hay una condición en una comunidad que hay que atender. Y cuando uno se introduce en una comunidad para generar investigación y conocimiento, y vamos entrevistando a la gente, y nos vamos involucrando con sus prácticas cotidianas, vamos comprendiendo lo que ahí ocurre. Entonces si ponen como representantes de su gobierno a gente que no tiene ni siquiera la secundaria terminada, tenemos un problema: no hay la capacitación, ¿por qué? Porque hay intereses políticos y religiosos, porque ahí en ese puerto además, conviven y cohabitan más de 7 religiones, y se van pasando los cargos y las relaciones de poder. Entonces entre la religión, el poder, los intereses económicos y los grandes capitales, en una reserva de la biosfera como Celestún, aquello hace una especie de cápsula de complot hacia el bienestar finalmente de la población.

40 años de abandono

-¿Desde qué año existe todo este mal social, y desde qué año no se ha intervenido para resolverlo, cuántos años hace que están arrastrando esta marginación los habitantes de Celestún?

-Yo le diría que yéndonos a la historia, por lo menos esta situación de alta vulnerabilidad se fue creando a partir de hace 40 años, por lo menos tiene 40 años que está en el abandono. Porque antes Celestún era un puerto con más vida. Era un puerto donde las salinas fueron importantes. Pero la explotación existía y ha existido ancestralmente.

-¿Entonces son 40 años sin que el sistema político y económico de Yucatán, la elite gobernante, intervenga ni les interese? A qué lleva toda esta situación. ¿Los niños y las niñas en qué situación viven?

-Bueno, los niños tienen alta desnutrición. Ahí se consumen los productos más nocivos para la salud, como refrescos embotellados, sabritas, como papas, como todo es parte de la alimentación.

-¿Y el pescado, come pescado la población? Porque es un puerto.

-El pescado se vende, se exporta para las grandes refrigeradoras y los grandes consorcios que se llevan la mayoría de la pesca hacia afuera, hacia el extranjero. Entonces la población, además, no sabe ni siquiera disfrutar ni consume los productos marítimos, esta es una desgracia.

-Eso pasa en todo el Estado. El pescado se exporta y la gente, si le alcanza el dinero, come comida chatarra, pero mucha gente vive por debajo de la línea de pobreza, por eso hay mucha desnutrición.

-Sí. En Celestún hay un nivel de desnutrición importante, también hay abandono escolar a muy temprana edad, porque lo que han visto como recurso para ser proveedor es trabajar a temprana edad es lanzarse a la aventura del mar, muchas veces sin las condiciones adecuadas. De hecho, ni siquiera saben nadar muchas de las personas que salen.

-Y si mueren, las viudas y los hijos quedan en el desamparo, ¿no?

-Así es. Ahí quedan en el abandono. Y los niños están totalmente desprotegidos. No hay las condiciones adecuadas para darles una capacitación, y por lo menos para generar la fantasía de que es posible vivir de otra manera.

-¿Qué enfermedades tienen allá los niños?

-La primera sería desnutrición, que está aparejada con cuestiones de infecciones estomacales, diarreas, por el medio tan insalubre en que viven, por las condiciones de la alimentación, en las que se preparan los alimentos, particularmente, además padecen mucho de los bronquios por las condiciones también en que están, aparentemente estarían cerca del mar y mejor, pero no es así. Además padecen problemas gastrointestinales tremendamente fuertes, y no hay agua potable.

-¿Qué toman?

-Refrescos embotellados, agua embotellada, el agua de la llave no es pura.

-El recurso del agua cada vez más se está anunciando, vamos a quedarnos sin el recurso del agua, y quien tenga posibilidades de tomar agua, se va a considerar rico, porque ya no va a haber agua.

-¿Cómo se puede resolver esto?

-Yo creo que el camino es sumar esfuerzos, poner gente capaz, sensible a las necesidades de los pobladores, gente que sume esfuerzos entre gobierno, universidad, población civil, para generar una política pública que realmente pueda generar un estado de bienestar en las comunidades.

Política pública de bienestar

-¿Y cuál sería la base del cambio?

-Yo creo que hay que llamar al gobierno a que tome en serio su papel. Su obligación es crear política pública de bienestar social.

-Doctora: ¿No pensar entonces en realizar inversiones para que dejen el moche, sino que sirvan verdaderamente a la gente?

-Exacto, entonces hay que cambiar la dimensión y mirar hacia otro lado: Dejar de mirar hacia la circunstancia de seguir haciendo ricos a unos cuantos, y generar política pública de bienestar. Que eso tendrían que aprenderlo y saberlo los políticos, y que además creo que no solamente los políticos, tenemos que involucrarnos más la gente, con responsabilidad, con seriedad, con una ética del cuidado del otro, empezando por los que tenemos al lado de nosotros, porque si nosotros no respetamos ni siquiera a nuestro vecino, a nuestro familiar de al lado, y generamos conductas de violencia y alta vulnerabilidad hacia el otro, no estamos cooperando para una sociedad de bienestar social.

Política de acumulación

-Entonces, ¿hacia dónde ha estado orientada la política pública en Celestún?

-A la acumulación de capital, y mientras se siga respondiendo solamente a intereses de un capital extranjero, o capital nacional, e incluso regional, al que solamente le interesa esa parte de la acumulación del capital, y no le interesa el bienestar de los otros, estamos perdidos.

Celestún es una comunidad que hasta hoy ha estado abandonada. Probablemente les llegue la modernidad, pero, ojo, el hecho de que llegue la modernidad, no significa que se abata la pobreza. Eso, la modernidad, es un espejismo.

-Y al contrario, aumentaría la pobreza, porque eso es lo que pasa en nuestro medio. Se publicó que descendió el número de pobres, pero aumentó el número de personas en pobreza extrema.

-Cuando yo hablo de vulnerabilidad hablo de la indefensión aprendida, del riesgo del abandono, de la falta de perspectiva, de la falta de proyectos, y de la falta de una visión de bienestar social, esa es la vulnerabilidad.

-Doctora, esa visión ¿quién la debería tener, la población o la elite gobernante?

-Yo creo que todos. Tendríamos que luchar por ello, porque en la medida en que la población siga esperando que les den y que les resuelvan todo, eso está muy mal.

-Es que están marginados culturalmente, educativamente, por eso no pueden pensar en otras posibilidades.

-Estamos nosotros intentando generar la posibilidad de crear proyectos productivos desde la misma comunidad, proyectos de las mujeres, proyectos de los hombres, porque tienen un saber, tienen una práctica, un saber de sentido común y una práctica que han desarrollado día con día.

Eso requiere de darles un apoyo en el método, cómo se hace, cómo se construye, cómo se vincula, y cómo de tal manera que además no caigan en una situación otra vez de conflicto. Es generar las herramientas con aquellas personas que estén dispuestas a modificar su forma de estar para que se creen verdaderamente líderes comunitarios y puedan promover en su propio contexto nuevas formas de interrelación social.

Tenemos un video maravilloso “La adversidad en el Paraíso”, que lo hicimos el primer semestre de este año. Tenemos 5 años en la intervención. Tenemos muchos datos, tenemos 3 proyectos que han sido financiados por la UNAM. Por eso creo yo que son útiles este tipo de proyectos como el mío, donde estamos intentando reconstruir (modificar) esta forma de pensamiento de la gente que allá vive, y tratando de darles nuevas herramientas de acción, y reconstruir y potenciar las posibilidades que tienen para construir un mundo mejor.

La Dra. María de Fátima Flores Palacios es investigadora del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales, Psicóloga Social y de la Salud, y su línea de investigación es “Representaciones sociales, género y vulnerabilidad”.

(Roberto López Méndez)

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