Ana María Ancona Teigell
“Si quieres la paz, lucha por
la justicia.”
Pablo VI.
¡Por fin! Llegó el día anhelado no sólo para doña Ligia Canto Lugo, madre de Ema Gabriela Molina Canto, sino para todo Yucatán.
Cuando llegamos al CJOM (Centro de Juicios Orales de Yucatán), eran las 4:30 p.m., nos registramos en la lista para poder tener acceso a la sala. El pasillo donde se encuentra la sala ocho estaba atestado de personas (en su mayoría mujeres) y muchos medios de comunicación.
Llegó doña Ligia y comenzaron a entrevistarla y los demás a abrazarla para que supiera que estaban ahí para acompañarla y apoyarla.
A las 5:10 p.m. nos pasaron a la sala, muchas personas se quedaron afuera. Los abogados de Medina Sonda como siempre estaban en plena charla, carcajeándose, cambiando impresiones, como si estuvieran en un restaurante o cafetería.
A las 5:30 p.m. nos pusimos de pie para recibir a los jueces Nigel Pool Cab, Nidia Celis Fuentes y la presidenta del Tribunal, Fabiola Rodríguez Zurita.
La lectura de la condena estuvo a cargo del juez Pool Cab, quién por unanimidad encuentran culpable de feminicidio agravado a Martín Alberto Medina Sonda y de homicidio calificado a Juan Ramón Moreno Hernández alias “El Cachorro”.
Mientras el juez iba leyendo, los abogados de Medina Sonda se quedaron callados, así como el “Cachorro”, ya que nunca se esperaron que condenaran a sus defendidos.
Por su parte, Medina Sonda seguía con el jueguito de la pluma entre sus dedos sin ninguna expresión en el rostro. Creo que cuando el juez terminó de leer la sentencia condenatoria, todos los que estábamos ahí elevamos una plegaria al cielo para agradecer que se hizo ¡justicia! Una justicia que se vio empañada cuando la presidenta del Tribunal, jueza Fabiola Rodríguez Zurita, tomó la palabra dónde brilló por su ausencia la “perspectiva de género” y a título personal dijo: “Aunque la sentencia haya sido por unanimidad, no encuentro en el caso del ‘Cachorro’ los elementos suficientes para que se tome en cuenta la ‘premeditación’, por lo que de homicidio calificado quedaría en homicidio simple.”
Doña Ligia se puso de pie con los ojos llenos de lágrimas, se salió de la sala acompañada de uno de sus hijos y de la psicóloga que siempre la acompaña en las audiencias, perteneciente al CEEAV (Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas). Mientras que la jueza Zurita continuaba diciendo: “en el caso de Medina Sonda, sólo hay la causal de violencia, pero no veo la causal de que quisiera seguir con ella.”
No dábamos crédito a lo que estábamos escuchando, nos quedamos asombrados, extrañados de su posición y sus palabras, sobre todo porque es mujer. Dio un receso y todos salimos de la sala, contrariados y molestos por lo que dijo. Escuchamos decir a un reportero que ha cubierto todo el proceso: “qué mierda es esto”.
Estando afuera los medios entrevistaban a doña Ligia que no dejaba de llorar y la gente enardecida comenzó a gritar ¡Justicia para Gaby!
En la terraza de entrada al CJOM, escuchamos la Batucada SWAT y les pedimos a todas las personas y a doña Ligia que saliéramos a acompañarlos porque estos jóvenes, con un gran respeto y admiración, estaban expresando como lo hace la juventud de hoy, ¡con música!, su solidaridad y cariño a la madre y la hija. Los sonidos de los tambores nos emocionaron a todos, era como sentir el latido del corazón de la madre que se elevaba al cielo para que su hija lo escuchara. Esto alegro un poco a doña Ligia, quién con una sonrisa se movía al compás de la música y les agradecía su presencia en ese recinto. Ellos tocaban con el alma; fueron minutos inolvidables que se quedan para siempre grabados en nuestros corazones porque los tambores retumbaban en todo el CJOM.
Cuando nos avisaron que los jueces iban a regresar a la sala, doña Ligia en agradecimiento con la palma de la mano les mandó un beso que se quedó bailando con ellos.
Los jueces acordaron la audiencia de reparación de daños para el jueves 12 de este septiembre a las 10:30 a.m. Con un mazazo alrededor de las ocho terminó la audiencia.
Para terminar, como respetamos la investidura de la jueza Fabiola Rodríguez Zurita, le pedimos que nos aclare qué significa para ella la palabra “premeditación.” Porque en el diccionario el significado de esta palabra en derecho es: “planear y organizar detenidamente la forma de cometer un delito. Es cuando un asesino u homicida planifica mucho antes de la acción en sí misma.”
Luego, todas las fotos y videos del “Cachorro” tomadas entre julio y agosto del 2016, subiéndose al camión con los asesinos materiales, las entrevistas con el “Güero” en Mérida, el dinero que se le entregó para contratar a los asesinos materiales, dinero que él les pagó, el llevarlos a la casa de Gaby para que ubicaran dónde vivía. ¿No es premeditación?
En el caso de Martín Alberto Medina Sonda, ¿no tomó en cuenta todos los distintos desistimientos que interpuso ante un juez familiar, la apelación al Tribunal Superior de Justicia, el amparo ante el Juzgado Federal cuando sale la sentencia de divorcio y el amparo directo al Tribunal Colegiado Federal que le informa que ya está divorciado de Gaby?
Como bien dijo doña Ligia: “Todo está concatenado.”
Mientras bajábamos las escaleras del CJOM para irnos a casa, comenzamos de nuevo a escuchar los tambores de la Batucada SWAT. Se quedaron en la calle esperándola para despedirla con su música y demostrarle su solidaridad.
La justicia en Yucatán tuvo la oportunidad de sacar una sentencia ejemplar, firme y cerrada, pero con las inauditas declaraciones de la jueza Fabiola Rodríguez Zurita, deja mucho que desear para las mujeres de nuestro Estado y todos los ciudadanos.