Ariel Avilés Marín
El lied es a la música lo que el soneto es a la poesía, es la capacidad de sintetizar en forma breve los más profundos y extensos sentimientos. Para un poeta, expresar en tan sólo catorce versos todo el universo contenido en una pasión es un reto que no está al alcance de cualquiera, ahí está de ejemplo la enorme grandeza de Sor Juana. De la misma manera, y en la misma proporción, algunos compositores, todos ellos verdaderos privilegiados, tocados por el dedo de sepa qué musa, tienen la capacidad de plasmar en una breve composición, una canción escrita sobre un delicado poema lírico, un extenso y maravilloso universo de sentimientos de toda índole, todos ellos profundos y entrañables. ¡He aquí la grandeza del lied!
Es necesario el surgimiento del romanticismo en el arte para que en el panorama de la música asomara el lied. No en balde el romanticismo es el predominio del sentimiento sobre la razón, es el período de los locos geniales, y es ahí donde su majestad el lied sienta sus reales. No es de extrañar, pues, que Schubert, Schumann, Brahms, Furé, y hasta Mahler, inundaran el panorama musical del último tercio del S. XIX con este delicado género y lo dejaran volando para llegar con plenitud de frescura hasta nuestros días, y llegue haciendo vibrar nuestras almas con profundidad incomparable.
La noche del viernes, a las ocho en punto de la noche, en uno de los nuevos espacios rescatados a la antigua Estación Central de Ferrocarriles, y actual sede de la ESAY, dos grandes artistas, ambos muy cercanos a Yucatán, ofrecieron un selecto recital integrado por dieciséis lieder.
Al piano, tuvimos la certera actuación de Trinidad Sanchís Picó, alicantina nacida en la ciudad de Alcoy, quien por siete años fuera la maestra de piano del mundialmente famoso coro de “Los Niños Cantores de Viena”, y destacada maestra de la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana. De Trini, ya hemos tenido el gusto de disfrutar su actuación como concertista con nuestra Orquesta Sinfónica de Yucatán, con gran placer recordamos su excelente interpretación del Concierto para piano No. 5 de Beethoven, “El Emperador”. Su actuación en este recital reviste un carácter muy diferente, pues el arte de acompañar a una voz sola, es hilar muy delgadito y en forma por demás certera. Y Trini remontó el reto en forma sobresaliente y muy precisa. Su cercanía con Yucatán está en su matrimonio con un gran violinista yucateco: Carlos Marrufo Gurrutia, así que la sentimos de casa.
Christian Pappas es algo así como un yucateco multinacional. Su familia es originaria de Grecia, pero nace en Boston, Massachusetts, USA, y crece en Mérida, Yucatán; en esta ciudad inicia sus estudios de piano con la maestra Carmen Pérez Alcocer, los continúa en la Universidad Veracruzana con Trinidad Sanchís, luego marcha a Europa, a Viena, donde ingresa a la Escuela Superior de Música donde completa sus estudios de piano, con especialización en pedagogía musical. Christian es uno de esos raros casos de un artista en toda la extensión de la palabra, pues emprende y domina varias disciplinas en este campo. Su formación profesional está basada en el piano; sin embargo, desde siempre ha dominado en forma muy destacada las artes gráficas. Recordamos gratamente su exposición de retratos de Genios de la Música, en 1983; de Divas del Cine, en 1984, todo esto en Xalapa, Veracruz, y realizado en dibujos a lápiz. Es también un excelente pintor al óleo. Por si todo esto fuera poco, Christian es un magnífico cantante, posee una hermosa voz de barítono dramático que se acerca mucho en sus registros a la tesitura de bajo cantante. Actualmente reside en Cancún, Quintana Roo, en donde pertenece al Coro de la Ciudad, con el cual ha participado en interpretaciones de gran trascendencia, como el Réquiem de Mozart, o la IX Sinfonía de Beethoven, con la Orquesta Sinfónica de Cancún.
El programa de lieder, estuvo compuesto por dieciséis obras de este delicado género. En la primera parte Christian y Trini nos ofrecieron seis obras de Franz Peter Schubert, cada una de ellas una joya de delicadeza y sentimientos profundos. “Ganymed”, con tema mitológico; la belleza del joven Ganímedes, príncipe de Troya, fascina a Zeus, quien no duda en robarlo y hacerlo su amante, la pasión arrebatada campea en toda la obra. “Die Junge Nonne”, nos describe una tormenta furiosa, en medio de la cual destaca el sereno sonido de una campana, en este marco, una monja agonizante entrega su alma al creador. “Nacht Und Tráume”, es una llamada a la belleza de la noche a quien se le pide que regrese. “Rastl Ose Liebe”, es la celebración al amor profundo e interminable, eterno. “Du Bist Die Ruh”, evoca las cualidades de la persona amada, la que llena de luz y color la vida ¡Llena el mundo de amor con tu mirada! Y “Der Musensohn”, aborda de nuevo la mitología griega; el hijo de las musas vaga por el mundo, cautivando a su paso a todos con su canto pero, ¿cuándo descansará en los brazos de su amada?
A lo largo de las seis delicadas joyas musicales, la voz de Christian nos deleitó gratamente, pues supo transitar de los bajos acariciantes a los agudos fáciles y delicados, la fuerza dramática se hizo presente en pasajes profundos y apasionados en los que la voz de Christian torna su color según el caso; las variaciones de los temas de las obras, exigen del intérprete la cualidad flexible de abordar emotivos sentimientos y bajar de inmediato, a suaves remansos de paz absoluta. Por su parte, el acompañamiento de Trini fue preciso y seguro, en el justo medio para cumplir su labor de cobijar la voz, y en determinados pasajes solistas, abordar rápidas ejecuciones virtuosas con gran alegría.
Después de un breve intermedio, vuelven los artistas y nos ofrecen otras diez obras. Primero, dos lieder de Johannes Brahms, “Verzweiflung”, en el que la desesperación arranca profundos y emotivos colores a la voz del cantante. Y “Muss Es Eine Trennung Beben”, en la que el dolor de la separación arranca los más desgarradores sentimientos del intérprete. Sigue un lied de Federico Mompou, “Damunt de tu Nomes les Flors”, en el que la pasión por la amada lleva a añorar marchitarse sobre su pecho. En seguida llega una serie de tres lieder de Robert Schumann: “Im Wunderschönen Monat Mai”, “Die Rose, die Lile, die Taube, die Sonne” e “Ich Grolle Nicht”. Los sentimientos y descripciones se dan la mano, la dulzura del mes de mayo, la admiración por la rosa, el lirio, las aves, el Sol; para rematar en la piedad encontrada en la noche amiga.
Continúan con otro lied de Hugo Wolf, “Gesang Weylas”, en el que el amor a la patria lejana arranca expresiones de añoranza y amor. Sigue otro, ahora de Gabriel Fauré, “Apres un Réve”, en el que el amor transita por los dulces caminos del sueño, a los que quiere volver sin duda ninguna.
En seguida, Trini nos pone al corriente de la obra de un joven y talentoso compositor veracruzano, Emiliano Dorantes, quien tiene en su haber sinfonías, conciertos, sonatas, toda una producción de la más alta calidad. De este talentoso joven, Trini interpreta “Nocturno”, que ha dedicado a su novia. En la interpretación, Trini aborda delicados arpegios, así como melodías muy emotivas, la música se vuelve suave y acariciante, producto de una serena pasión; la obra presenta pasajes de corte totalmente clásico, con un leguaje de música galante, y tiene un sereno final.
Cierra programa un lied de Schubert, “Im Frühling”, que es un himno a la añoranza de tiempos idos y mejores, únicos en la vida y el amor. Tremenda ovación del respetable obliga a los artistas a salir varias veces a agradecer la misma, y nos regalan con un ancore de Gustav Mahler, “Si la Belleza Amas”, cuya hermosa y apasionada conclusión es: “¡Yo siempre te amaré”. La nueva ovación obliga a un segundo ancore, del cual no se dio datos. Calurosa y sonora ovación despide a estos dos grandes artistas, ¡Tan nuestros!
Salimos de la ESAY, con el corazón agradecido por la belleza de los lieder.