Eliseo Martín Burgos
La actriz judía Sarah Bernhardt quiso ser artista desde niña, así que su madre la llevó al Conservatorio de música, pero cuando la iban a examinar dijo que no conocía ninguna obra de teatro, pero que si querían podía relatar una fábula de La Fontaine, “La Cigarra y la Hormiga”. El director no opuso resistencia, así que empezó su narración y antes de la mitad la interrumpieron:
–¿Eres judía?
–Sí, pero me bautizaron.
–Menos mal porque si no, no la admitiríamos.
Antología del Chascarrillo
Segunda Epoca