Yucatán

El tiempo cuando lo simple remonta alturas insospechadas

Víctor Salas

Federico Smetana (1824-1884) fue un músico de trágica y sobrecogedora historia. A los 50 años, debido a la sífilis, quedó sordo. En los diez años restantes de su vida creó las obras más significativas de la música culta checa, el ciclo de sus poemas sinfónicos “Mi Patria”, y las óperas “el Beso”, “El Secreto”, “La Pared del Diablo”, “La Novia Vendida”, y otras más. Fue hijo del tercer matrimonio de Frantiseck Smetana, quien procreó 18 hijos.

A los cinco años, para hacerle una broma, sentaron a Federico enfrente de un atril y un pentagrama y para asombro de todos, tocó la parte del primer violín de un concierto de Haydn. Fue un niño prodigio. A los 6 años se presentó como pianista en un concierto público.

Por un colapso mental fue internado en un hospital psiquiátrico, donde murió en 1884. Esos son los antecedentes de un compositor que hizo obras briosas y alegres, y muy ajenas a sus desgracias físicas; algunas de ellas, con sello estelar, fueron interpretadas en el teatro Peón Contreras, el viernes 17, en el primer concierto de la OSY, para su actual temporada.

Más que mis palabras, me parecen muy claras las escritas en el programa de mano de la OSY, ya que son los redactores quienes describen el contenido y sustancia de ellas, haciéndoles de críticos o diciendo lo que un crítico pudiera haber dicho: “…La Novia Vendida, de carácter cómico y alegre, con libreto de Karel Sabina, es una ópera fresca, liviana y muy enraizada en lo popular…La obertura (es) de carácter festivo, alegre, mediante la cual, Smetana trató de proyectar la escena de un ambiente campirano checo…

“La Novia Vendida es un típico relato de ambiente campesino, de trama y realización simple. Es uno de los mejores ejemplos del género de la ópera cómica, y fiel estampa del folclor (sic) Checo”.

El Vals de las horas representa el tiempo contenido en un día. Se divide en la Aurora, las del Día, las del Atardecer y las de la Noche. El gran impulso a la fama de ese fragmento fue su inclusión en la película de animación Fantasía, producida por Walt Disney”.

Franz Von Suppé es considerado el padre de la opereta austríaca. Su obertura, Poeta y Campesino. Aquí es posible hallar aquellos elementos a los que hace referencia el título de la opereta: el poeta se escucha en el primero de los temas, asociado con el lirismo y la reflexión; el campesino con simpleza, con aires campiranos absolutamente bailables.

El final del concierto estuvo integrado por dos valses adorados por los padres de quinceañeras, e identificados con los encantos adorables de esas fiestas.

En ese contexto cómico, operático, festivo, bucólico y simple, la orquesta, cual chicuela de 16 años, sonó briosa y alegre, liviana y cándida, encantada con el rol estelar que asumió esa noche en la cual no hubo concertistas invitados resultando, con justa razón, la estrella de la noche.

Concordando con los calificativos de la realidad del concierto, el público braveo y ovacionó al colectivo musical, y a su director, Juan Carlos Lomónaco, que con gran felicidad agradeció a los asistentes sus aplausos.

Desde la entrada y en el proscenio, el teatro lució muy pink and very sweet. Los arreglos florales, en ambas partes, tenían el toque de una melancólica feminidad.

Buena para la lectura que es, y de interesante tonalidad vocal, doña Margarita Molina, Presidenta del Patronato-OSY, leyó un discurso en el que sobresalió la gratitud al gobernador y la solicitud que le hizo a la licenciada Erica Millet, para que le pidiera a Mauricio Vila, mantener el apoyo económico a la orquesta. Me resulta raro, porque el artífice del presupuesto OSY fue Ulises Carrillo, y quien lo otorgó fue Ivonne Ortega Pacheco. A ellos, nunca se les agradeció por nada.

Al ex gobernador, Rolando Zapata Bello, no recuerdo que alguna vez le hayan dado las gracias por el sostén monetario. ¿Por qué ahora sí y a los de antes no?