Yucatán

Lean la Biblia, pide el Arzobispo a los monaguillos

El Arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, pidió ayer que lean la Biblia a los 500 niños, adolescentes y jóvenes allá reunidos porque la Palabra de Dios va a iluminar y le va a dar sentido a su vida y a su ministerio como monaguillos.

Durante la misa que ofició en la capilla del Seminario Menor San Felipe de Jesús el prelado también dio a conocer que el Papa Francisco dispuso que el próximo domingo 26 sea celebrado como el Día de la Palabra de Dios, y especialmente se refirió a la trascendencia que tiene el pasaje de los evangelios que habla de los peregrinos de Emaús.

Lo dijo así:

–En el Santo Evangelio escuchamos un pasaje muy bonito, el de los peregrinos de Emaús. Era el domingo de la resurrección. Varias mujeres habían venido a decirles a los discípulos que el sepulcro estaba vacío y les contaron: “Unos ángeles se nos aparecieron para decirnos que Cristo ha resucitado”.

Pero algunos no creyeron. Tal vez dijeron: “Ah, cómo son las mujeres, andan con estas historias. ¿Cómo es posible que un crucificado resucite al tercer día? No es posible”.

Entonces dos de ellos se desanimaron tanto que salieron del cenáculo para regresar a su pueblo Emaús, que quedaba como a unos 4 kilómetros de Jerusalén. Y ahí van caminando muy tristes, platicando todo lo que había pasado, cuando Jesús resucitado empieza a caminar con ellos y ellos no lo reconocen. Sus ojos están vendados para reconocerlo.

Se le reconoce por la fe

En esta parte, don Gustavo explicó:

–A Cristo resucitado se le reconoce por la fe. Y Jesús que los acompañaba les pregunta de qué vienen hablando tan tristes por el camino. Entonces ellos se detienen ahí, admirados, y le dicen:

–¿A poco eres el único extranjero que no sabe qué ha pasado aquí en Jerusalén?

Y Él todavía les dice:

–¿Qué cosa ha pasado?

Es cuando ellos le cuentan:

–Lo de Jesús de Nazaret, que era un prodigio magnífico en obras milagrosas, pero nuestras autoridades lo crucificaron, lo mataron. Nosotros esperábamos que Él fuera el Mesías, pero ya pasaron tres días. Es cierto que unas mujeres fueron a verlo y al no encontrar el cuerpo dijeron que unos ángeles les contaron que había resucitado, ¿pero cómo creen que va a pasar eso?

Es en ese momento cuando Jesús les reprocha su incredulidad y les dice:

–¡Qué tardíos, qué insensatos son ustedes para creer!

Y con la escritura les empezó a explicar todos los pasajes del Antiguo Testamento que anunciaban la muerte y la resurrección del Mesías. Y ellos estaban admirados, estaban sorprendidos, encantados de escuchar a aquel peregrino.

Después decían:

–¡Con razón nuestro corazón ardía mientras nos explicaba las escrituras por el camino!

Cantó junto con todos

En este punto, el arzobispo recordó que hay un canto en el que se relata ese pasaje, que dice: “Por la calzada de Emaús, un peregrino iba conmigo. No le conocí al caminar, ahora sí, en la fracción del pan”.

Y como fue acompañado por algunos de los monaguillos, los invitó a cantar con él y en la capilla del seminario menor resonaron hermosamente sus voces.

Luego continuó:

–Bueno, pues llegaron a Emaús. Jesús hizo como que iba a seguir su camino. Y entonces le dijeron:

–Quédate con nosotros, que ya es muy tarde.

Y entró para quedarse con ellos.

Son palabras muy significativas: Entró para quedarse con ellos, para quedarse con nosotros. Y después de hacer la bendición de los alimentos, Jesús tomó el pan y lo partió y ahí se les abrieron los ojos, lo reconocieron en la fracción del pan. Es otro momento eucarístico. Y Jesús desapareció.

Entonces a ellos, que le habían dicho a Jesús: “Ya no camines”, en ese momento no les importó la oscuridad y caminaron de regreso a Jerusalén para reunirse con los demás.

Fíjense que Jesús resucitado les explica las escrituras, para que ellos sepan con la Biblia, con las escrituras, que ya estaba anunciado que el Hijo de Dios, el Mesías, iba a resucitar.

El 26, Día de la Palabra de Dios

Al decir esto, el Arzobispo preguntó a los monaguillos:

–¿Quién de ustedes ha leído la Biblia? Levanten la mano los que lo hayan hecho.

Y muy pocos lo hicieron. Entonces dijo:

–Veo muy pocas manos. Lean la Biblia. El próximo domingo 26 será el Día de la Palabra de Dios, que nos pidió el Papa que celebremos. No les quiero presumir, pero sí les doy el testimonio porque sí se puede. Yo entré al seminario a los 15 años y para entonces ya había leído toda la Biblia por primera vez, o sea, estando en la secundaria. Sí se puede. Acérquense a la Palabra de Dios, y verán que la Palabra de Dios los va a llenar de vida. No vayan a creer como mucha gente que la Palabra es para los protestantes. No. Nosotros también somos cristianos. Somos cristianos y nos apellidamos católicos. Sí. Nuestro nombre es el de cristianos, y nuestro apellido es el de católicos. Acérquense a la Palabra de Dios. Léanla, medítenla, vívanla. La Palabra de Dios es viva y es eficaz.

Espero que en su parroquia sus párrocos no dejen de celebrar el Domingo de la Palabra de Dios. Pero ustedes téngalo presente, que el domingo 26 de enero les toca celebrar la Palabra de Dios. Y también tengan presente esta invitación doble: además de la eucaristía, acérquense al Santísimo Sacramento. Hagan visitas al Señor en la eucaristía, pero también acérquense a la Palabra de Dios. La Palabra de Dios va a iluminar todo en su vida, le va a dar sentido a su vida y a su ministerio como monaguillos y a cualquier apostolado que deban hacer.

Finalmente hay que informar que muchos monaguillos fueron acompañados por sus familiares y que el Arzobispo concelebró la misa con el padre Jorge Cervera Domani, coordinador de la Pastoral Vocacional y ecónomo; con el padre David Vadillo, prefecto del Seminario Menor, y con el diácono Fernando Pan, auxiliar de la Prefectura.

(Roberto López Méndez)