En el marco del XXXIII aniversario de aprobación religiosa y tres años de contar con un espacio de atención a personas con VIH Sida en el Sur de la ciudad, las Misioneras de Cristo Resucitado hicieron un llamado a la sociedad para acercarse y colaborar con su apostolado realizando donativos en especie y económicos para continuar con su labor altruista.
Elizabeth Hernández Aguirre, misionera de Cristo Resucitado, recordó que las Misioneras de Cristo Resucitado son una comunidad religiosa fundada por la Reverenda Madre Bertha López Chávez, originaria de Guadalajara, Jalisco.
Las misioneras realizan una importante actividad que es atender a enfermos con VIH Sida; el carisma de la congregación es devolver la integridad de la persona humana. “Es todo un abanico de personas a las que llegamos, no sólo las personas enfermas con VIH, sino que ayudamos a otras personas: indigentes, con cáncer y aquellas que no tienen a nadie”, agregó la Hna. Hernández Aguirre.
Las Misioneras de Cristo Resucitado tienen casas en varios Estados de la República, como lo son Zapopan en Jalisco; Chiapas; Cancún, Quintana Roo; Villahermosa; y África, en la República Central del Chad.
La entrevistada comentó que en las otras sedes prestan atención a personas en crisis, hay hermanas que son psicólogas que pueden ayudar profesionalmente a aquellos que tienen algún trastorno mental o que han intentado suicidase; por ahora en Yucatán no se está haciendo, en vista de que no está el personal.
“En este momento tenemos un promedio de 15 personas albergadas, entre hombres y mujeres, desde los 33 años hasta el más grande de 94 años de edad, algunos son personas sin hogar ya mayores de edad con enfermedades crónicas, tales como diabetes, cáncer y las personas con VIH Sida”, indicó.
Alta marginación
“En el Sur de Mérida llevamos tres años trabajando y antes estábamos atendiendo en el Albergue de la Misericordia, pero ahora estamos en una zona de alta marginación donde la gente nos requiere; aquí los ayudamos con medicamentos de manera gratuita, despensas a las familias, y las familias nos ayudan con la casa”, explicó.
“Una necesidad que tenemos urgente son pañales para bebés, accesorios para limpieza y ahora se encuentra detenida la construcción del segundo piso, que servirá como albergue para las personas que viven con VIH Sida”, añadió.
Ayer, con motivo de los 33 años de aprobación religiosa, se realizó una misa en la sede ubicada en la calle 70 entre 177 y 179 de la colonia Dzununcán, a un costado del carril exterior del Periférico, a donde la gente puede acudir y llevar sus donativos.
(José Manrique)