Yucatán

Las Navidades yucatecas del siglo XX y las actuales

Roldán Peniche Barrera

Nosotros vivimos y disfrutamos las navidades del siglo XX. Hablamos de los 40, cuando, chiquillos todavía, aguardábamos con fervor la noche del 24 de diciembre, preparados para ser regalados con los acostumbrados juguetes (no los elegantes y sofisticados de los chicos adinerados), pero sí con un número de cierta originalidad de esos que vendían las jugueterías del centro de la ciudad. Más allá estaban las de medio pelo donde los miserables pagaban con morralla juguetes usados para sus hijos.

Los adultos

Mientras sigilosamente nuestros padres depositaban aquellos juguetes (invento de algún gringo o judío para hacerse rico a costa de los infelices y no tan infelices), la gente adulta ya había dispuesto la cena navideña con el pavo-avestruz presidiendo la enorme mesa atiborrada de copas, vasos, platos y platones, botellas de vino (francés los que las pueden), de whisky, vodka, ron, y más allá, veíanse unos barriles de metal repletos de cerveza Superior, Carta Clara o lo que Ud. quiera, nadando entre trozos de hielo partido a mano con la ayuda de un martillo por los criados de la casa, o, en su defecto, unos tipos sucios con caras de pocos amigos, contratados ex profeso. De lo demás no me acuerdo: papalinas como hasta hoy en este siglo 21.

Nota especial para Faulo y esposa

Ustedes saben el motivo de mi ausencia en la boda de los tórtolos. De todos modos, ahí estuvimos, de alma entera. Unos días antes Faulo y Leti nos visitaron en nuestro lecho de enfermo (que no de rosas) lo que habla de nuestra inquebrantable amistad. Gracias por las “cookies”…

Invitación a la reflexión

Ya basta de tantas intromisiones, violaciones, robos, secuestros, corrupción, violencia intrafamiliar, feminicidios, y tantos males que aquejan a nuestro país.

Es tiempo de hacer conciencia para ir hacia un cambio de mentalidad, puesto que si todos nos lo proponemos, estoy cierto que podemos salir adelante, urge la creación de mayores fuentes de empleo, logremos una educación de calidad, retomemos los valores, invitemos a los empresarios a invertir, impulsemos el turismo, activemos la producción de alimentos y recordemos siempre: Roma no se hizo en un día, seguramente nos llevará tiempo salir de la pobreza, pero con la participación de todos lo habremos de lograr.

Cierto es que por el momento nuestra economía está en cero, pero se ha dado un paso gigantesco al lograr frenar su caída, la cual venía en picada desde los gobiernos anteriores y lo primero que hizo este nuevo gobierno fue evitar la caída del peso, ya que al inicio del sexenio anterior el dólar estaba a $12.94 y al terminar el sexenio llegó a la alarmante cantidad de $20.45 lo que lógicamente desestabilizó nuestra economía, actualmente el dólar se mantiene prácticamente estable, razón por la cual no se deben incrementar en forma desproporcionada el precio de los alimentos que consumimos y de los artículos que adquirimos.

Se vale criticar a la nueva forma de gobierno que tenemos, la cual se caracteriza por apoyar a los que menos tienen, no nos dejemos influenciar por aquellos que dicen: “Estábamos mejor, cuando estábamos peor” es normal que algunos se inconformen porque ya no gozan de ciertos privilegios, puesto que ahora tienen que pagar impuestos o que no se les permita el robo de la gasolina y de algunas cosas más que lesionan sus intereses. También se vale echarle la culpa al gobierno por combatir la corrupción, pero lo que no se vale es que ciertos sectores al manifestar su inconformidad incitan a la población a la rebeldía y al desorden, lo cual es peligrosísimo para todos, ya que se corre el riesgo de que los que viven en la opulencia que son los menos, sean rebasados por los pobres que son más, lo cual sería de consecuencias impredecibles.}