Yucatán

Si necesitas un amor de verdad…

Effy Luz Vázquez López

El diecisiete de enero de este dos mil veinte, recién estrenado, en el marco de los festejos de un aniversario más de nuestra blanca ciudad y, específicamente, en el cincuenta y cinco aniversario de la creación de las Serenatas de Santa Lucía, ese regalo musical que semana a semana, el H. Ayuntamiento de la ciudad nos obsequia a los meridanos y gente proveniente de diversos lugares de América y del mundo entero que nos visita, tuvo lugar un acto de estricta justicia comunitaria.

Los trovadores yucatecos son el reflejo de nuestra cultura artística musical, del romanticismo que está en nuestros genes, del respeto al amor más puro que nuestros hombres yucatecos le tienen a sus mujeres, fueran éstas enamoradas, novias, esposas, madres, e incluso, abuelitas.

Nuestros poetas y músicos nos han legado una amplia gama de hermosísimas melodías, canciones románticas que expresan amor en todos sus matices y son verdaderas loas a la mujer yucateca y de todo el orbe.

Gustavo López Ceballos, un inspirado trovero que ha hecho de la trova un rito y a la que se ha entregado como poeta y cantor, durante infinitos años, fue justamente homenajeado con la medalla Guty Cárdenas, presea cuyo nombre lo dice todo. Yucatán se ha distinguido en el mapa de nuestra República precisamente por eso, por su idiosincrasia romántica al referirse a un sentimiento tan hermoso como es el buen amor entre un hombre y una mujer. Sin agravios, sin reclamos, sin retos ni lamentos turbios u ofensivos.

Gustavito López, como lo llamamos los que lo queremos de verdad y reconocemos su valía poética y nos deleitamos con su bella voz, nos da un ejemplo de la cultura romántica de nuestro solar yucateco, cuando le dice a la mujer amada:

Si necesitas un amor de verdad, aquí me tienes,

si buscas alguien en quien tú puedas confiar, aquí me tienes.

Estoy consciente, no soy el príncipe azul,

que tú esperabas, soy sólo un hombre que te dice de verdad

¡Cuánto te ama…!

Si necesitas de unos brazos el calor, te doy los míos,

para abrazarte por las noches y evitar que sientas frío.

¡Y si no tienes un lugar a donde ir, si tocas puertas

y nadie te quiere abrir, nunca lo olvides,

siempre te estaré esperando, cuando tú quieras venir!

¡Felicidades Gustavito, nunca es tarde para ser reconocido, síguele cantando a la mujer con toda tu alma! Y quiero que sepas que estoy orgullosa de compartir tus genes.