VALLADOLID, Yucatán, 28 de enero.- Como cada año, el padre Melchor Rey Trejo Alvarado, quien fuera párroco en esta ciudad en la Iglesia de San Servacio, llega a visitar a la Virgen de la Candelaria a hacer su devoción y a oficiar la misa.
Este día lunes 27 estuvo en el Santuario de la Virgen, acompañado del padre Armín Rivero Castillo, actual párroco de San Servacio, en su homilía el padre Melchor dijo lo siguiente:
Por primera vez el domingo de la Palabra de Dios en muchas parroquias, me imagino que aquí también, aquí se habrá dado ese énfasis de la Palabra de Dios, de la Biblia en la propuesta que nos envió la Arquidiócesis para dar los signos, es muy bonito que si los panes, que si el cirio, que si la miel, todo haciendo referencia a la Palabra de Dios.
Y claro esa es la Palabra de Dios que nos va a iluminar siempre, es la Palabra de Dios que nos va a guiar siempre, la Santa Biblia es una de las cosas que el Papa Francisco nos ha querido recalcar, que nosotros como cristianos católicos nos acerquemos más a la Biblia, a la Palabra de Dios, y a través de ella es profundizar esa verdad, y a través de ella, de la Biblia, de la Palabra de Dios.
Encontrar la Palabra de Dios es hacer la voluntad de El y hacerla con mucha alegría y con mucha generosidad, estamos celebrando a la Santísima Virgen María en esta su Advocación de la Candelaria, Nuestra Señora de la Candelaria, de Jesús danos la luz y es Jesús la luz, nos ilumina y Jesús es la palabra y Jesús es la palabra que se hizo hombre, el verbo eterno que se hizo carne y que vino a habitar entre nosotros y que sigue habitando entre nosotros, celebrando a la Santísima Virgen María, nos vamos acercando cada vez más a Jesús celebrando a la Santísima Virgen María, nos acercamos cada vez más a Jesús.
En la primera lectura aquella comisión que va a ver a David y le dicen somos de tu misma sangre y esa comisión va a ungir a David como rey y ciertamente David fue el rey más emblemático de todos los reyes de Israel, pero esa frase somos de tu misma sangre eso se lo podemos aplicar perfectamente a Jesús, somos de tu misma sangre porque El tomó nuestra humanidad.
Pero de dónde tomó nuestra humanidad, de la Santísima Virgen María, entonces por cuántas razones amamos a la Santísima Virgen María, serían incontables las razones por las que amamos y veneramos a la Santísima Virgen María; pero eso sí, por más que la amemos, por más que la veneremos, no supera nuestro amor a Jesús, porque Jesús es el centro, porque Jesús es el centro de nuestra vida, todo gira alrededor de Jesús.
La Santísima Virgen María no brilla por ella misma, sino que nos lleva siempre a Jesús y nos da siempre a Jesús, entonces esa devoción a la Santísima Virgen María bajo las diversas advocaciones que nosotros la veneremos, la respetemos siempre, nos va a mostrar aspectos salvadores de su hijo Jesucristo y ella se nos presenta como la más perfecta discípula. María es discípula de su hijo Jesús y el discípulo es aquel que está escuchando en primer lugar la palabra para ponerla en práctica.
(Manuel Vázquez Rivero)