Con un llamado a dar testimonio a la comunidad eclesiástica y el compromiso esponsal y fidelidad al Señor Jesucristo, el Arzobispo de Yucatán encabezó la misa en la que tres religiosas de la congregación Misioneras de la Madre de Dios realizaron sus votos perpetuos en la vida religiosa.
A las nuevas religiosas, Graciela Leal Mex, Adriana Traconis Amaro y Nilma Cupul Itzá, el prelado las llamó a hacer un compromiso esponsal con Dios y sean testimonio de fidelidad al Señor.
Al iniciar su homilía, el Arzobispo de Yucatán recordó que este día, 1 de enero, terminó la octava de Navidad y ahora continuamos con el tiempo litúrgico hasta la epifanía y bautismo del Señor.
El Arzobispo recordó el pasaje bíblico de las Bodas de Caná en Belén, la encarnación y nacimiento del salvador.
La encarnación y nacimiento de Cristo es el inicio de las bodas de Dios como enamorado de su pueblo, Él quiere establecer nupcias con la humanidad, con Israel y la Iglesia, y con cada uno de nosotros.
En la lectura de las bodas de Caná se despide una imagen esponsal, la esponsalidad es una buena figura, es entender la unión total que quiere el Señor con cada alma y con todo su pueblo.
Esposas de Cristo
En cuanto a las tres nuevas religiosas, quienes realizaron sus votos perpetuos, el prelado dijo que las hermanas son esposas de Cristo, ellas traen el mejor vestido, el vestido de la fe y gracia de Dios; en su vocación son llamadas por Cristo a encontrarse con Él, ellas se encuentran con Él de manera personal y representativa, lo hacen en nombre propio y de la Iglesia. Todos nosotros estamos llamados a vivir de manera esponsal con Cristo, sobre todo nuestra alma.
Los religiosos hacen lo mismo en nombre propio y de la Iglesia, con el carisma de la Iglesia, y eso nos recuerda a todos que estamos llamados a la esponsabilidad con el Señor y vivir los conceptos del Evangelio, que son para todos.
El pastor de la grey católica de Yucatán recordó a las nuevas religiosas a vivir siempre en la pobreza, en no apegarse a bienes temporales; a vivir en la castidad, ya que todos debemos conservar nuestro cuerpo como templo del espíritu; la obediencia, ya que todos tenemos a alguien que obedecer como creyentes, estamos llamados a obedecer no solo a Dios sino que también a sus representantes en la Tierra: papá, mamá, los dignatarios de la iglesia, las autoridades civiles. Todos estamos llamados a vivir esos conceptos, pero las religiosas de manera particular y significativa en nombre propio y de la Iglesia.
Las religiosas son llamadas a vivir en comunidad como en aquellas comunidades primitivas que vivían en fraternidad, el llamado es a vivir como en esas comunidades. “Hay movimientos y comunidades religiosas que viven en esa idea de vida comunitaria, no es tan fácil vivir en comunidad, si fuera fácil cualquiera lo haría, pero este modo de vida tiene retos”, añadió el prelado.
Vivir en comunidad
Monseñor Gustavo Rodríguez recordó que, entre casados y enamorados, hay problemas y discusiones que se superan día con día, lo mismo en las comunidades, y el llamado es vivir en comunidad.
Al hacer referencia a la lectura de San Pablo, éste nos dice cómo se puede superar esto, cómo vivir en armonía y comunidad permanente.
La comunidad no es algo dado, se tiene que construir diario, es vivir en una comunidad de fe y no de afectos espontáneos. Las hermanas no escogen con quién estar, sino les toca vivir en comunidad y construir su comunidad llenas de fe.
El Arzobispo añadió que si nos juntáramos con quien solo nos cae bien, no hay méritos y, tarde o temprano, habría problemas.
Vivir en comunidad de fe es amar a quien tienes al lado y, si hay que pedir perdón, se pide cuantas veces sea necesario; el llamado es construir la comunidad día con día y no perder comunicación con Cristo, no olvidarse de ser María antes que Martha.
Martha era una de las hermanas de Lázaro, era descrita como la hermana mayor y cuando Jesús llegaba con sus 12 discípulos, Martha los atendía.
Jesús le dio una lección a Martha y a todos: muchas cosas la preocupaban y afanaban pero María, su hermana menor, escogió la mejor parte: desafanarse de todo y acompañar a Cristo.
Así como las religiosas contemplativas, ellas no se desafanan de todo, lo único que hacen es no perder relación interior y paz con el Señor, por más cosas que tuvieran que hacer, nunca perder la vida interior, pase lo que pase, ya que perdiéndose esa vida de relación con Cristo, se pierde la intención de la vida consagrada.
Pidió a las integrantes de la congregación que en todos los momentos posibles hay que conectarse con Cristo, seguir adelante siempre y dándole el sentido a los quehaceres que hacen, pero sin olvidar la cercanía de María, hermana de Martha.
Rodríguez Vega recordó que la presencia de las mujeres de nombre María en la Biblia son simbólicas en el Evangelio, ellas reflejan lo que aspiramos ser como religiosos.
Ideal excelso
El Evangelio refleja el ideal excelso de la Virgen María, un ideal cercano a nosotros como María Magdalena y Martha, esas mujeres nos hablan de la unión con el Señor.
Rodríguez Vega resaltó el quehacer fundamental de las Misioneras de la Madre de Dios y, de la misma manera, encabezó la renovación de votos de la hermana Rosana Sánchez Chan, con lo cual concluyó su homilía para dar paso a la ceremonia litúrgica.
(José Manrique)