Estrujante relato de doña Seydi Leticia Poot Dzul, abuela de los tres pequeños que resultaron
heridos en la explosión de la bodega clandestina de Kanasín y que habitaba en el predio contiguo
–Estaba comenzando a servir la cena cuando vino la explosión, los niños comenzaron a gritar y a correr para protegerse de algo que no sabíamos qué era. Fue algo espantoso que no se puede explicar, relató ayer a POR ESTO! la señora Seydi Leticia Poot Dzul, a casi 48 horas en que el predio contiguo que funcionaba como bodega clandestina de pirotecnia explotó y ocasionó el derrumbe parcial de su casa y la lesión de tres de sus pequeños nietos.
Entrevistada en un albergue temporal que le otorgó a su familia el Ayuntamiento de Kanasín, ubicado a unas seis esquinas de su casa, Poot Dzul consideró un milagro que su nieto de apenas tres meses de edad no le haya sucedido algo grave, pues la explosión ocasionó un boquete en la pared e hizo caer parte del techo del cuarto donde estaba en su hamaca.
Dijo que al bebé lo estaba meciendo su otra nieta, M.M.P.C, de ocho años, cuando sucedió el accidente y ambos quedaron atrapados en el cuarto, pero un ropero que se encontraba cerca soportó la loza de concreto y demás escombros que cayeron.
Fue un milagro
–¡Fue un milagro de la Virgencita de Guadalupe!, aseveró mientras le mostraba al reportero dos imágenes de la venerada imagen que estaban en su hogar la noche de la explosión y que, al día siguiente, las trasladó al albergue donde se encuentra ahora junto con su esposo y sus nietos.
Doña Seydi comentó que, al momento del caso, sus seis pequeños nietos estaban en su casa: M.M.P.C., de 8 años; A.A.P.C., de 5 años; F.C.P., de 8, y J. E.C.P. de tres meses, quienes viven con ella, en tanto que los que estaban de visita son: C.C.C., de 8 años, y K.F.C.C., de 3 años.
Explicó que tres de los menores fueron ingresados ese día y afortunadamente a dos de ellos ya los dieron de alta, entre ellos al bebé, a quien los médicos le sacaron polvo de su nariz y oído.
A su otro nieto, de 5 años, lamentablemente se mantiene hospitalizado en la T-1 y, aunque ya fue intervenido de un golpe que recibió en la cabeza, todo parece indicar que lo operarán por un problema en su riñón producto de un golpe que recibió de un objeto sólido.
Iba a servir la cena
Añadió que eran 10 para las ocho de la noche cuando vino la explosión, momento en el que se disponía a servir la cena para una de sus hijas porque tenía que entrar a trabajar a un Oxxo, a las nueve.
–Fue algo terrible, espantoso, no sé cómo explicarlo, porque fue un estruendo enorme al tiempo de que las paredes vibraron, volaron pedazos de escombros, comenzó el fuego y los niños comenzaron gritar y a correr buscando refugio, expresó.
Dijo que lo peor fue ver que quedaron atrapados entre escombros dos de sus nietos, entre ellos el bebé de tres meses, pero que gracias a Dios y a la Virgen de Guadalupe, pudieron ser rescatados en cuestión de tiempo y ser llevados de inmediato al hospital.
Solidaridad
De igual forma señaló que lo que evitó una tragedia en su casa es un pasillo de un metro aproximadamente que la separa del predio que explotó, ya que si hubiera estado pegado quién sabe qué iba a suceder.
Agradeció al DIF Municipal la ayuda que le ha brindado a su familia, al igual que a decenas de personas que han mostrado su solidaridad enviándoles despensas y ropas.
Sin embargo, apuntó que su principal preocupación es reconstruir su casa y señaló que ojalá las autoridades la apoyen para ello, pues su destruida vivienda es el único espacio que tiene junto con su esposo como patrimonio.
No sospechaba de la bodega
Señaló que en ese lugar vive desde hace 19 años y nunca se había suscitado un accidente menor y mucho menos como el que se registró el pasado martes 31.
También comentó que nunca supo ni sospechó que al lado de su casa funcionaria una bodega de pirotecnia, ya que siempre se mantenía cerrada y la persona que la habitaba poco salía, excepto en días previos a la Navidad cuando comenzó a prender al aire algunos juegos, pero lo consideró normal tomando en cuenta las fechas.
El esposo de doña Seydi es el señor Román Ciau Ek, quien trabaja en el Ayuntamiento de Mérida.
(Rafael Mis Cobá)
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