Pilar Faller Menéndez
“Tal vez la gratitud no sea la virtud más importante, pero sí es la madre de todas las demás”.-
Marco Tulio Cicerón
Dicen que “es de bien nacido, ser agradecido”, pero son muy pocas las veces que pensamos sobre la importancia que tiene el dar las gracias, ya que esto tiene un poder profundo en nuestras vidas. Varios estudios han demostrado que a través del agradecimiento, no solamente conseguimos mejores resultados, sino además ayuda a mejorar la salud.
Cuando damos sinceramente las gracias por algo, nuestro ritmo cardiaco mejora (Variabilidad de la Frecuencia Cardíaca), el cual es un parámetro indicador del nivel de salud cardiovascular que tenemos. Cuando demostramos nuestro agradecimiento, nuestro corazón muestra menos arritmia, y entra en un estado que beneficia nuestras defensas en las inmunoglobulinas tipo A, las cuales son la primera línea de defensa que tiene nuestro organismo, pero para que esto ocurra, no se trata solamente de agradecer, sino de sentirse agradecido.
Está demostrado que el dar las gracias nos brinda una doble oportunidad de conseguir algo en el futuro. Francesca Gino, profesora asociada de Harvard, realizó un estudio, en el cual envió a un grupo de estudiantes un cuestionario, a fin de que lo contestaran, en el cual se les pedía su opinión sobre algún tema. Después de realizar el cuestionario, se dividió a los estudiantes en dos grupos, y se pidió a uno de los que respondieran a otro cuestionario, y al otro grupo se les agradeció el haber respondido el primer cuestionario y se les pidió responder a uno nuevo.
El resultado, como muchos sospechamos, fue que de las personas que respondieron el segundo cuestionario, dos terceras partes pertenecían al grupo al que se les había agradecido por haber contestado el primer cuestionario, por lo que fue una muestra más, que el ser agradecido duplica los resultados que obtenemos.
Otra bondad que nos brinda el dar las gracias, es que nos ayuda a mantener el buen humor y la paciencia sobre todo el momento que estamos viviendo con prisas, tensión, ansiedad, que por lo general nos lleva a quejarnos constantemente cuando algo no nos está saliendo o bien, o cuando no recibimos un servicio esperado o éste no llega a tiempo.
Con estas actitudes parecemos una tribu de energúmenos y desgraciadamente, estos comportamientos los arrastramos hasta el ámbito espiritual viviendo nuestra relación con nuestro ser supremo, con expectativas irreales, de que éste tiene la obligación de darnos las cosas, las soluciones y los cambios que queremos, en el momento y modo que los deseamos.
Con estas expectativas, mantenemos una actitud ante la vida de un pedir y reclamar constantemente a Dios, lo cual no solamente hace que nuestra angustia aumente, sino que no podamos percibir todas aquellas cosas maravillosas con las que somos bendecidos todos los días.
Vivir de esta forma, nos convierte en seres desagradecidos, ya que sin darnos cuenta, no estamos expresando abiertamente un agradecimiento hacia lo que tenemos. Los cristianos debemos recordar el pasaje de la Biblia, en el cual Jesús habla del único de los diez leprosos que regresó a agradecerle que le hubiese curado, y preguntándole por los otros nueve. Pero aquél que tomó el tiempo de agradecer, recibió de Jesús la gracia de su toque y su amor sanador (Lc. 17:11-19). Jesús jamás desprecia un corazón agradecido.
A través de las explicaciones de la ciencia, los pasajes de la Biblia y nuestra propia experiencia, el ser agradecidos nos hace sentir bien, y hacer sentir bien a los demás. El andar por la vida pensando que nos lo merecemos todo, lejos de acercarnos a la gente, la aleja, no cuesta más de dos segundos de nuestro tiempo el decir “gracias” y si queremos ser más generosos con nuestro tiempo, podríamos añadir “muchas gracias”.
Estas épocas son el momento perfecto para practicar el agradecimiento, hasta que éste se convierta en parte de nosotros, ya que conocemos todos los beneficios que nos trae, y lo que aporta, es hacer sentir a la gente que no es invisible, que lo que está haciendo es reconocido, lo que nos convierte en una sociedad más humana.
Si hacemos un recuento rápido de nuestra vida durante este año que está por terminar (no ése que Facebook realiza), podemos encontrar muchas cosas buenas que ocurrieron y en su momento, probablemente, pasaron desapercibidas. Si pasamos por algún bache, también debemos agradecer que pudimos salir de él. “Gracias” es, y hay que grabárnoslo en la mente, una de las palabras que más magia producen, sobre todo si se dice de corazón.