VALLADOLID, Yucatán, 6 de enero.- Al celebrarse el Día de la Enfermera y del Enfermero valdría la pena realizar algunas reflexiones en torno a la importante labor que estos profesionales de la salud realizan a favor del prójimo.
Quizá tan destacada fecha haya pasado desapercibida para algunas personas, pero lo que si es cierto, es que cuando alguien se ha sentido mal, seguramente ha valorado mucho a la persona que le ha dado una palabra de aliento o su simple compañía.
Existen muchas enfermeras que efectúan su trabajo con disposición y disponibilidad para ser generosas, afectivas y sobre todo, prestando atención y cuidados a gente que ni siquiera conocen.
Todo lo anterior reconforta, ayuda e incentiva a que la sociedad pueda reconocer la labor del gremio. Más de una enfermera ha dicho que les gratifica cuando las personas dan las gracias o cuando les sonríen cuando su dolor se alivia y es precisamente en esos momentos cuando comprueban la importancia de cada vez que prestan sus cuidados.
En pocas profesiones la gente podría gozar de semejante privilegio. Cierto es que tal vez algunas personas una vez aliviadas ya ni las recuerdan, pero otras, cada cierto tiempo tienen palabras de agradecimiento para el ser que les cuido... y otras sencillamente viven eternamente agradecidas de todo corazón.
La tarea de un enfermero es ardua, a veces poco reconocida, quizá no ofrezca un gran prestigio, pero las ganancias a nivel personal son enormes, sobre todo por el afecto y agradecimiento de un paciente, los cuales los hace sentirse grandes y pagados de sobra.
A decir de una amiga enfermera, el gremio debe saber hacer uso de esa oportunidad de ayuda que se les brinda y no dormirse en sus laureles, jamás olvidándose de dejar bien puesto el nombre de su profesión, pues a veces la falta de tiempo, el agotamiento y el estrés hacen que su conducta no sea la más indicada.
Es quizá entonces cuando más deben recordar su fin: servir al otro sin perseguir más reconocimiento que la satisfacción de cumplir su meta: engrandecer la enfermería y que nadie pueda nunca dudar de que esa labor es un pilar fundamental en el área de la salud.
Este 6 de enero es el momento indicado de reconocer la noble labor que los enfermeros realizan, es hora de rendirles un homenaje por ser capaces de velar el sueño de un desconocido, acurrucar a un bebé en ausencia de su madre, confortar y animar cuando el dolor y la angustia parecen no cesar.
Muchas veces los enfermeros pasan malos momentos, porque otros no reconocen ni valoran sus cuidados, pero aun así siguen rigurosamente cumpliendo su labor sacrificando tiempo personal y familiar al cuidado de extraños... Que son muchas veces la razón de su existencia.
(Alfredo Osorio Aguilar)