Yucatán

Permisos de construcción de Las Américas muestran la fragilidad de los reglamentos: Expertos

Especialistas aseguran que los requisitos para las obras eran muy laxos y no se tomaban en cuenta los riesgos.
Señalan que no fueron tomados en cuenta los riesgos. Fotos: Martín Zetina.

Fue en 2005, año en que Ana Rosa Payán Cervera se desempeñaba como alcaldesa de Mérida y Patricio Patrón Laviada como gobernador de Yucatán, cuando se otorgaron los permisos de construcción del Fraccionamiento Las Américas, inaugurado en el trienio de Manuel Fuentes Alcocer al frente de la Comuna, que ahora cuenta con más de 14 mil viviendas y que ha estado envuelto en la polémica, pues luego de 13 días continúa inundado tras el paso del Huracán Delta.

Para los especialistas el caso de este fraccionamiento, que fue el primero que se construyó más allá del Periférico de Mérida, es clara muestra de la debilidad de los reglamentos, los cuales han permitido que la lógica de negocios y el beneficio de unos cuantos empresarios se imponga sobre el crecimiento ordenado de una ciudad, construyendo en lugares que incluso representan un riesgo, como se demostró tras el paso de los fenómenos meteorológicos.

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Eduardo Batllori Sampedro, ex secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, y la profesora e investigadora de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), María Elena Torres Pérez, consideraron que los reglamentos eran más laxos que en la actualidad y, además, los datos que se tenían de los niveles de agua, por ejemplo, eran los que había dejado el Huracán Gilberto en 1988 y que trajo una elevación del manto freático de 2 metros.

Actualmente, autoridades del Gobierno del Estado y del Ayuntamiento de Mérida informaron que la elevación del acuífero es de 5 metros.

Consultados sobre el tema, Eduardo Batllori Sampedro y María Elena Torres Pérez consideraron que, aunque de primera mano y con la información que se tiene no se puede hablar de corrupción en el otorgamiento de permisos en aquella época, en los que se han venido entregando para éste y otros desarrollos, aunque sí se puede decir que hubo debilidad e inoperancia de los reglamentos que están sometidos a la lógica del mercado, del negocio de unos cuantos y en detrimento de la ciudad y de las personas.

Batllori Sampedro expuso que cuando se dieron los permisos para el Fraccionamiento Las Américas y paralelamente para Ciudad Caucel, estaba vigente la Ley de Fraccionamientos y la potestad en la autorización de los nuevos desarrollos estaba en manos de la entonces Secretaría de Ecología, más o menos hasta el 2008 se derogó esta ley y el tema quedó bajo responsabilidad del Ayuntamiento de Mérida.

“Un poco el problema desde esta época que llamamos neoliberal, el Gobierno dejó de ser rector en el desarrollo de la ciudad y dejó a la iniciativa privada el desarrollo de las viviendas. Podemos decir que este tema se mercantilizó”, señaló.

En el nacimiento de estos desarrollos, dijo, los reglamentos eran aún menos estrictos. “Pero tampoco se pedía una medición topográfica ni se conocían muchos de los riesgos que hoy tenemos, incluso no se habían hecho los Atlas de Riesgo”, expuso.

Los reglamentos laxos, el problema

Por otra parte, María Elena Torres Pérez dijo que la lógica que ha operado es la de que cada fraccionador hace su propio diseño urbano y entonces el gobierno intenta regular sobre la marcha, en temas de equipamiento, áreas verdes y demás.

“El desarrollo como negocio ha estado anticipado a lo que se norma y fue así que los desarrolladores empiezan a introducir tipos de materiales y de vivienda que no son acordes con la región. Se deja la mampostería y se introduce el block, se deja de usar el sumidero y se mete el drenaje. En síntesis, abaratan y acortan el tiempo de construcción”, expuso.

En esta lógica, expuso que cuando el desarrollador va al gobierno a solicitar permisos no hay forma de rechazarlos, porque es la iniciativa privada la que marca cuál es el tipo de desarrollo.

Puso como ejemplo que, aunque se solicita al desarrollador su Manifiesto de Impacto Ambiental, éste lo desarrolla la propia empresa y no se hace un estudio real, sino que se recurre a lugares comunes como un terreno pedregoso, cierto tipo de vegetación, que podría aplicar a todo el Estado, pero no se demuestra el impacto real.

“En este sentido, la autoridad sólo palomea que cuente con una u otra cosa, por lo que el problema son los reglamentos”, expuso.

Añadió que dichos reglamentos están hechos por y para los empresarios y, en este sentido, sólo basta ver la forma en que está conformado el Consejo de Desarrollo Urbano, en su mayoría por cámaras empresariales y por colegios afines, con muy pocos o cero especialistas.

“Por eso vemos permisos que contienen una cantidad de vivienda exorbitante y aun ignorando las recomendaciones que hacen los especialistas. No se regula la cantidad de vivienda en un fraccionamiento”, expuso.

Reiteró que los lineamientos marcan el mínimo y los empresarios cumplen ese mínimo, además de que están hechos bajo su lógica. Como ejemplo, citó que se han tomado decisiones como construir en lotes de 40 metros cuadrados.

“Si me preguntas si hay corrupción en el otorgamiento de permisos podemos decir que no hay, porque todo está normado y se cumple, pero se cumple con los mínimos y en base a reglamentos hechos a modo y que ignoran las recomendaciones que se han hecho por parte de especialistas”, dijo.

Ayuntamiento, aliado de los desarrolladores

Desde entonces, en los últimos 15 años se han desarrollado los llamados mega desarrollos como el Fraccionamiento Las Américas, que cuenta con más de 14 mil viviendas, Ciudad Caucel con más de 30 mil o Los Héroes que suma unas 14 mil inmuebles.

La propia investigadora Torres Pérez dio a conocer que se hizo un estudio entre el 2012 y 2013, el cual arrojó que el 40 por ciento de las viviendas que había entonces en Las Américas presentaba problemas de fallas estructurales, desde la cimentación de la placa hasta la separación de éstas en las uniones de techos con las paredes, demostrando que no hubo una supervisión fina en el proceso de construcción y esto genera escurrimiento de agua de lluvia. Sin embargo, lo anterior fue ignorado por el Ayuntamiento de Mérida.

Resulta significativo que, aun así, la Comuna continuó dando permisos para la construcción de viviendas.

Permisos indiscriminados

En notas periodísticas de la época se da cuenta que, en el 2014, en la primera gestión del alcalde Renán Barrera se había autorizado la construcción de 2 mil 875 viviendas unifamiliares para Las Américas; para Caucel I, 19 mil 856 unifamiliares, cinco tablajes y 26 lotes multifamiliares y para Caucel II, 670 unifamiliares, seis tablajes y 21 lotes multifamiliares. Para Los Héroes se habían autorizado la construcción de 2 mil 402 viviendas unifamiliares.

En ese entonces, el director de Desarrollo Urbano, Federico Sauri Molina, quien se encuentra de nueva cuenta al frente de la dependencia, habló de que se proyectaba la construcción de más de 20 mil viviendas en los citados fraccionamientos.

Hasta entonces, desde que el Ayuntamiento de Mérida tuvo la potestad de los desarrollos habitacionales, se habían entregado permisos de construcción para 9 mil 206 predios para Las Américas, 1 mil 959 para Gran Santa Fe; 9 mil 301 para Caucel II y 13 mil 86 para Los Héroes, para un total de 21 mil 852 viviendas que se construirían por etapas.

De esta forma se ha dado el desarrollo de una gran cantidad de fraccionamientos macro, como son Las Américas, Las Fincas, Los Héroes, Gran San Pedro Cholul, Caucel, Las Joyas, Las Margaritas, entre otros.

La entrega de permisos ha continuado hasta fechas recientes. En septiembre pasado, Barrera Concha participó en el Tercer Foro Inmobiliario de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) de Mérida y, en este contexto, habló de que en los primeros 11 meses de su administración se habían aprobado 21 proyectos habitacionales y que estaban en trámite 22 licencias de constricción para desarrollos inmobiliarios, lo que significaba la construcción de 4 mil viviendas nuevas.

Por David Rico