Yucatán

La única ayuda que reciben los pobladores es de una mujer extranjera que ha contratado pipas gracias a donativos; los vecinos ya comienzan a tener problemas en la piel.

Ante la lentitud del Ayuntamiento de Mérida por atender las necesidades de pobladores en la comisaría meridana de Xcunyá, una vecina de esta comunidad, Kristian Barber, de origen extranjero, contrató dos pipas para realizar labores de desagüe que la Comuna no ha iniciado, además de llevarles medicamentos y otros apoyos a sus vecinos.

La extranjera indicó que ella es parte de la comunidad, que vive en ella y como el resto de los pobladores sufrió los embates de la naturaleza. Lamentó la escasa ayuda que se ha enviado a Xcunyá, debido a que han pasado poco más de 15 días que una parte de la localidad sigue inundada, sobre todo en el interior de los domicilios.

“Hace más de 15 días que estamos viviendo entre agua putrefacta, en condiciones insalubres, me da mucha tristeza, he estado llorando por la situación de muchos de mis vecinos”, aseveró.

Kris, como le dicen en la comunidad, dijo que no puede permanecer indiferente ante las dificultades que están padeciendo los habitantes de Xcunyá.

Explicó que, en lo personal, le parte el corazón ver que en el interior de las casas sus vecinos han perdido prácticamente todo y siga el agua estancada.

Comentó que algunos pobladores ya empiezan a tener problemas en la piel a causa del agua sucia y teme tanto por su salud como el de la comunidad en donde vive. Expuso que los mosquitos están a la orden del día. “Quién sabe qué problemas de salud vamos a tener, para mí esto es muy triste”, reiteró.

La extranjera explicó que ya lleva 3 días contratando pipas para extraer el agua y las autoridades municipales no han llegado.

Añadió que con el apoyo de amigos del extranjero, incluso de otras partes de México, han aportado para ayudar a los pobladores.

“Hemos recibido donaciones de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, México, con este dinero estamos pagando pipas, medicinas, gasolina para las bombas, para ayudar a la gente y esto no es suficiente, el número de casas que está debajo del agua es incontable”, sostuvo.

Kris abundó que cada día están erogando unos 5 mil pesos para solventar esas necesidades, que de acuerdo con los mismos pobladores no ha realizado el Ayuntamiento de Mérida.

Más de 15 días en el agua

“La gran mayoría de las casas están inundadas en la calle en donde vivimos –la 21 de Xcunyá– subió el agua hasta un metro, no pudimos quedarnos aquí, nos fuimos a encomendar en otro lado”, compartió Mercedes Couoh.

Agregó que está preocupada por su salud, ya que ella padece de los pulmones y con toda la humedad generada, así como el lodo, la pone en riesgo más aún en tiempos de pandemia.

Como otras personas de la comunidad, doña Gloria lamentó que muchas de sus pertenencias se hayan perdido por el temporal, los aparatos electrodomésticos ya no los podrá mandar a componer.

Criticó que al momento no se ha recibido ayuda del Ayuntamiento de Mérida, únicamente han sido apoyados por las pipas contratadas por Kris.

A su vez, Gloria, joven madre, indicó que ya están sufriendo las consecuencias de las inundaciones al señalar que ya tiene llagas en los pies y que emocionalmente no se siente bien por las condiciones adversas que la obligaron a trasladar a sus dos pequeñas hijas a una comisaría vecina con su madre, pues extraña a las pequeñas.

“Estoy sin mis hijas, es horrible comer sin que ellas estén a tu lado, estoy desesperada y muy triste, sé que son cosas de la naturaleza, pero la estamos pasando muy mal, queremos que todo esto termine”, compartió visiblemente angustiada.

Si bien no siente tanto las pérdidas materiales, Gloria aseguró que sí hubo objetos con valor sentimental, que su pareja elaboró, que se perdieron con las inundaciones.

La señora Esperanza Dzul señaló que están conviviendo con toda clase de insectos, además de los moscos, e incluso han visto serpientes que el agua arroja.

Dijo estar desesperada y sólo espera que las autoridades pronto los volteen a ver, pues la única persona que los está apoyando es su vecina, que viene del extranjero.

Por Guillermo Castillo