Ingresos que van desde los 100 mil hasta los 500 mil pesos son los que estiman que no registrarán los organizadores de banquetes tizimileños como consecuencia de la pandemia en el próximo mes de diciembre, teniendo en cuenta que no habrá posadas de más de 100 personas y son muy pocos los eventos pequeños del núcleo familiar en los que les han demandado sus servicios.
Lo anterior a consecuencia de que el Gobernador Mauricio Vila Dosal exhortó a los habitantes a no organizar posadas de empresas, de amigos y en grandes grupos a fin de que no se disparen los casos de COVID-19, pidiendo que, si se van a hacer, sólo sea en el núcleo familiar.
María Candelaria Loeza Rodríguez, conocida empresaria de este rubro, expuso que es preocupante la situación porque era una temporada de grandes ingresos que este año, por la contingencia, no registrará; calcula que le generará un pérdida de aproximadamente 100 mil pesos que obtenía en por lo menos 8 eventos de 300 personas a lo largo del mes, generando en cada uno alrededor de 30 mil pesos; dijo que ahora las fiestas serán muy contadas, de a lo máximo 120 personas, y que sólo una tiene programada.
Andreo Ávila Alamilla, conocido empresario, compartió que la pandemia vino a pegar muy fuerte a este sector de negocios, pues fue uno de los primeros en cerrar en su totalidad, padeciendo 7 meses sin poder dar un solo golpe con varios eventos que se tuvieron que cancelar y posponer.
Mencionó que las semanas de reactivación son sumamente lentas, con eventos muy pequeños implementando todos los protocolos de higiene y, por ende, el costo de movilización, comparado con el que se cobra para el evento, no es muy redituable, pero cumple para mantener la preferencia de sus clientes, absorbiendo dichos gastos.
En cuanto a la temporada decembrina, indicó que era un mes de mucho trabajo en el que se apoyaba para igual apoyar a su personal, pero que ahora va a ser muy diferente, de mucha austeridad y con mucha dificultad, pues tiene agendado únicamente 4 ó 5 fechas de eventos muy pequeños de 5 a 6 personas, en su mayoría cenas de casa con un servicio casi personalizado.
Reveló que sus pérdidas, desde que inició la pandemia, ascienden al millón y medio de pesos y para esta temporada decembrina estima no registrar ingresos de alrededor de 500 mil pesos.
Sin embargo, puntualizó que la esperanza no muere y que poco a poco van a salir adelante, ya que han aguantado momentos sumamente difíciles y no bajarán la guardia, con la frente siempre en alto, confiando en que muy pronto empiecen a caminar de nuevo, cuando los locales vuelvan a brillar con sus respectivas fiestas.
Eventos se frenaron tras COVID-19
Yureika Alcocer Mena comentó que estima que sus ingresos descenderán alrededor del 40 por ciento, consciente de que se van a reducir las demandas de sus servicios debido a que muchas posadas no se realizarán, aunado a que las personas están muy desgastadas económicamente y no contarán con el poder adquisitivo para solicitar sus banquetes.
Otro conocido empresario, Rodrigo Lara Rodríguez, añadió que con un año de anticipación numerosas personas separaban cupos para sus posadas o fiestas navideñas, pero ahora externó que tiene previsto no registrar 60 por ciento de dichos ingresos, siendo aproximadamente de 350 a 400 mil pesos los que no logrará captar y que acostumbraba recibir en esta época del año; dijo que solamente tiene programado aproximadamente 8 eventos cuando antes de la pandemia no bajaban de 20 a 22, aunado a que se gasta mucho en insumos propios de los protocolos sanitarios a los que debe apegarse estrictamente su personal.
Manifestó que venía de una racha muy buena de enero a marzo con ocho eventos mínimo al mes, hasta que de pronto todo se frenó con la pandemia y comenzó a desaparecer el capital de trabajo, señaló que no se puede hablar ni de un 30 por ciento de reactivación, pues mayo y junio eran temporadas de primeras comuniones que por las medidas preventivas y por la situación no se pudieron aprovechar; mencionó que hay locales que han desaparecido porque no se han podido mantener y ahora se encuentran en incertidumbre, ya que se rumora por doquier que se pondrá en marcha la Ley Seca, el cierre de eventos o reuniones o algún toque de queda durante el período Guadalupe-Reyes, lo cual les volvería a generar el cese de sus actividades.
El precio de los servicios que ofrecen estos banqueteros varía según la empresa, la calidad y el gusto del cliente, desde los 20 mil pesos para 50 personas y el más caro con excentricidades y atención especial de etiqueta hasta los mil 200 pesos por persona.
Esta es la situación que padecen los banqueteros, esperando subsistir con los eventos pequeños en los que sean contratados para sobrellevar los efectos de la contingencia y así salir a flote con su actividad productiva.
Por Luis Manuel Pech Sánchez