Apegados al exhorto de que ante esta nueva modalidad los feligreses deben ser dóciles ante la Virgen María y que la devoción tiene que manifestarse en la obediencia para el cuidado de la salud, ya se realizan los rosarios y las misas que suplen las tradicionales peregrinaciones que se suspendieron por motivos de la pandemia, a éstas solamente asisten algunos representantes de los centros pastorales.
Estas actividades se llevarán a cabo hasta el 12 de diciembre, el rosario se realiza a las 7 de la noche y la misa a las 7 y media de la noche, el punto de reunión es directamente en la parroquia de Guadalupe, participando únicamente 40 personas que son representantes de los centros pastorales (10 por cada uno y participando 4 centros pastorales al día).
En cada misa a lo máximo están presentes 60 personas dentro de la iglesia y 80 en la cancha por las noches y, durante el día, solamente 30 en dicho espacio porque ya no cuenta con mallasombra.
Tanto en las misas como en los rosarios, el párroco Fermín Rigoberto Nah Chí pide a la feligresía que no se olviden de que estas fiestas guadalupanas son regidas por la nueva la normalidad, enfocada al cuidado de las personas y apegada a los protocolos sanitarios para evitar contagios.
Recordó que “la Virgen busca alentar nuestra esperanza y que desde casa las familias la pueden vivir a través de las transmisiones de las redes sociales en la página de la parroquia”, a la par informa que se estarán ofreciendo espacios para que la devoción sea manifestada con ciertos cuidados en las visitas a la Guadalupana para quien quiera externar su fe u orar en el templo.
Puntualizó que no se debe perder la devoción en familia y que ésta debe ser firme y fuerte porque la Guadalupana nos quiere acercar a su hijo Jesús para enseñarnos a ser sus discípulos y, para ello, externó que “se pueden vivir las fiestas guadalupanas conociendo más el Evangelio, tratando de vivirlo cada día y esforzándonos por ser mejores cristianos, tratando bien a nuestros familiares, seres queridos y a nuestros semejantes”.
Por Luis Manuel Pech Sánchez