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Paseos de Itzincab 'sitiado” por almacenes de residuos peligrosos en Umán

Los almacenes de residuos peligrosos deben estar al menos a 3 kilómetros de donde vive la gente, pero en el área del fraccionamiento Paseos de Itzincab, de Umán, cuatro de estos almacenes están situados a menos de 100 metros de las casas, lo que afecta la salud de sus 5 mil moradores e incluso uno ya puso en riesgo sus vidas el año pasado.

En entrevista con POR ESTO!, María Elena Ventura Avalos, bióloga por la Universidad Veracruzana que tiene experiencia en este tema porque trabajó como supervisora de almacenes de residuos peligrosos en Pemex, hizo esta denuncia y afirmó que una de las cosas que son más importantes en la instalación de un almacén de residuos peligrosos es que no puede estar cerca de un fraccionamiento, y menos un almacén como el de Ecolsur, sobre todo por el tamaño que tiene, ya que es muy grande.

–¿Por qué no deben estar cerca de donde habita la gente? –preguntamos.

–Es que cuando hacen un almacén de residuos peligrosos ese almacén tiene una zona de influencia donde va a impactar suelo, agua y aire, sobre todo cuando tienen plantas de tratamiento.

–¿Qué se considera residuo peligroso?

–De los residuos peligrosos lo que mucha gente no sabe es que tienen alguna de las siguientes características: que pueden ser tóxicos, que pueden ser inflamables, que pueden ser corrosivos, que pueden ser reactivos, porque reaccionan con alguna otra sustancia, o que pueden ser biológico-infecciosos, que son los residuos de gente que está enferma, pero con enfermedades infecciosas, y eso es lo que traen aquí a Ecolsur.

Todo lo traen acá. Y esa empresa tuvo ya una observación hace dos años, porque esos residuos biológico-infecciosos los tienen a cielo abierto, lo que es un peligro porque las lluvias pueden causar que se derramen y se esparzan, o que se vayan al manto freático.

Incluso una persona que entró subrepticiamente tomó unas fotos del interior cuando a raíz de una lluvia los residuos de sangre que tienen esos restos se regaron por el piso. Tenemos esas fotos.

El inicio –¿Desde cuándo pasa esto?

–Todo comenzó después de la explosión que hubo el 17 de mayo del año pasado en la empresa Ecolsur, que está aquí a 3 cuadras. Eran como las 9 de la noche y me vinieron a despertar por una amiga y me dicen: Oye, vámonos, esto está horrible, hay un incendio terrible, vámonos a mi casa.

Y mientras estábamos aquí afuera platicando se oían unas explosiones y llegaba el fogonazo hasta acá. Ya estaban evacuando a la gente, pero muchas otras personas, en lugar de que se alejaran, iban hacia el incendio para grabar y ver. Estaba Protección Civil pidiéndoles que se fueran. Y se veía una llamarada muy grande, dijeron los medios que era como de 300 metros de altura.

Entonces la gente se preocupó mucho, todo mundo nos asustamos, sobre todo de la gente que vive más cerca, muchos se enfermaron de las vías respiratorias. Después todos los vecinos de la zona nos empezamos a reunir allá en la cancha para ver qué íbamos a hacer.

Pedimos a través del responsable de Gobernación Municipal que viniera el Presidente Municipal, pero nunca se acercó. Ese funcionario hizo un escrito, puso una demanda a la Profepa, pero no nos dijeron nada de qué había resuelto la Profepa.

Entonces continuaron las reuniones aquí, porque lo que queríamos es que quitaran le empresa. Decían los vecinos, pues entonces que se vaya la empresa si es una empresa peligrosa.

Como en shock

En ese tiempo yo no sabía el giro de la empresa, porque no tiene ninguna razón social en la entrada. Nada más se ven unas oficinas. Como dicen que por aquí hay empresas de paquetería, realmente no me preocupaba. Pero me dicen unos vecinos, porque varios de ellos han trabajado ahí: No, pues fíjate que es un almacén de residuos peligrosos. Entonces yo me quedé así como en shock, porque con mi experiencia de trabajo en eso de los residuos peligrosos, sé que no deben estar cerca de donde vive la gente.

–¿Cuál es la normatividad, qué tan lejos deben estar de la gente?

–Bueno, los almacenes de residuos peligrosos deben estar al menos unos 3 kilómetros de donde vive la gente, es lo que recomiendan.

–Dice que hay vecinos enfermos a causa de esa contaminación, ¿qué les pasa?

–Les pasa lo que a mí, que todas las mañanas cuando me levantaba sentía como una flema en la garganta, como una tos.

Estuve tomando un jarabe porque pensé que era una infección, pero no se me quitaba. Entonces me puse a platicar con algunos vecinos y en esas pláticas resulta que varios estaban así, enfermos igual que yo, coincidíamos con lo mismo. Me decían: No, pues es que yo tengo flemas todos los días y no se me quitan. Y otros decían:

No, pues es que yo tengo una infección en la piel, y varias personas decían que tenían dolor de cabeza todo el tiempo. Entonces dijimos: “Vamos a hacer una encuesta a ver cuántos somos los que estamos enfermos”.

90% con problemas respiratorios

Y nos dimos a la tarea de recorrer casa por casa y encontramos que casi el 90% tenía problemas respiratorios, o tenían dolor de cabeza, tenían náuseas. Y yo dije: Bueno, lo de las náuseas puede ser por un olor desagradable, porque todas las madrugadas hay un olor horrible que inunda toda la zona.

–¿Pero de allá procede?

–Sí, de allá procede. El olor es porque “Biosistem México, S.A. de C.V., Ecolsur” tiene una planta de tratamiento de aguas residuales y justamente de donde la tienen instalada sale una nube tóxica en la madrugada y empieza a inundar toda la zona. Un vecino tomó una foto de la cantidad de humo que se forma en esa parte y que luego se va esparciendo en todo el fraccionamiento.

Por ese tiempo decíamos: Bueno, ¿pues qué será eso que nos tiene tan enfermos? Entonces yo me di a la tarea de buscar el manifiesto de impacto ambiental de Ecolsur y encontré que una de las sustancias que usan durante el tratamiento de esas aguas es ácido sulfúrico, pero ya nos habían dicho que ellos no usan ácido, y que ellos no almacenan ácidos.

Ciertamente no lo almacenan como residuo peligroso, pero sí lo tienen y suponemos que eso es lo que pudo haber explotado en mayo del año pasado. O, bueno, si tienen allá varios residuos peligrosos, que digan qué es lo que explotó.

–¿No lo informaron, quién vino?

–No, nadie lo informó. Vinieron los del Ayuntamiento, vino la Semarnat, pero no tuvimos nosotros ni siquiera un informe ni siquiera una explicación de la empresa para los vecinos.

Vil engaño –¿Cuando esta empresa Ecolsur se asentó, ya estaba aquí este fraccionamiento, ya había aquí gente viviendo?

–Sí. Cuando empezó el fraccionamiento lo empezaron a promover como un lugar que estaba en una zona verde, que todo muy bien, que no había ningún tipo de contaminación, y fue cuando se hicieron las primeras casas. Después, cuando ya había muchas casas, pusieron un pequeño almacén de residuos peligrosos. Pero era muy pequeño, como del tamaño de una casa pequeña de este fraccionamiento. Y tenían allá unos cuantos tambos, estopa, gasolina.

–¿A quién pertenece ese almacén?

–El almacén pertenece a un grupo que se llama Grupo Ciclo, y parece que una de las personas integrantes de este grupo es José Antonio Loret de Mola Gómory.

–¿Esta empresa Ecolsur que abarca como una manzana es la misma?

–Sí, es la misma, lo que pasa es que después fue creciendo.

–¿No se quejaron por la autorización de asentarse aquí que seguramente tuvo Ecolsur?

–Es que no se sabía que era de residuos peligrosos. Cuando los vecinos se enteraron fue porque la empresa puso un letrero. Entonces fueron al Ayuntamiento de Umán y se inconformaron porque no querían que estuviera aquí, pero ya ve que aquí el influyentismo y el dinero tienen más poder que los ciudadanos, y no les hicieron caso y la siguieron ampliando.

Se cambian de casa

Mucha gente se fue de su casa por el olor. No se pueden tener las ventanas abiertas. Los vecinos que pueden se han ido a vivir a otros lugares para evitar que sigan enfermándose sus hijos. Yo tampoco aguanté, por eso dije: No voy a esperar a morirme de cáncer. Y aunque conservo mi casa, ahora vivo en otro lugar.

Cuando recorrimos las calles cercanas vimos que junto a Ecolsur está una empresa que se llama Planta Fandango, que es –según nos dijo la bióloga María Elena– una empresa de alcohol que tiene un tanque enorme (se ve desde afuera) de almacenamiento de un millón de litros. Y se encuentra apenas a 13 metros del almacén de residuos peligrosos y muy cerca de las casas del fraccionamiento. Y la distancia del almacén de residuos peligrosos de Ecolsur al ducto de Pemex es de apenas 170 metros, y un poco menos es la distancia del tanque de alcohol de la Planta Fandango.

La Pochteca

Continúa la bióloga:

–En que estaba yo buscando el manifiesto de impacto ambiental me entero de que hay otro almacén de residuos peligrosos del otro lado, y que pertenece a una empresa que se llama Pochteca. No todo su edificio está dedicado a eso, pero sí los tiene.

–¿Y afecta también a los vecinos?

–Sí, porque estamos también dentro de su área de influencia.

–¿A cuántos metros están estas casas de ese almacén?

–Están como a 50 metros.

–Entonces, esa también debería estar a 3 kilómetros de la zona de casas y se encuentra a 50 metros.

–Así es.

Otro sin nombre –Y no es todo. Hace tres meses nos vamos enterando de que aquí hay otro almacén de residuos peligrosos dentro de este fraccionamiento.

–¿Y cómo se llama?

–No sabemos porque no tiene letrero, no tiene nada. Está totalmente disimulado como para que nadie se dé cuenta. Muy rara vez lo abren de día, casi siempre es de noche cuando lo abren para que entre algún vehículo con su carga de residuos peligrosos. No sabemos si tiene manifiesto de impacto ambiental, nada.

Hay que comentar que visitamos ese lugar, que se encuentra en la calle 33 entre 56 y 58, y no tiene afuera razón social alguna que permita saber cómo se llama esa empresa. Y como llegamos en uno de esos raros momentos en que abren la puerta de día, cosa que Oscar Suaste aprovechó para tomar las fotos de su interior, vimos que tienen un contenedor muy grande acostado en un lugar techado e iluminado con luz artificial, lo que según explicó la bióloga María Elena no está bien, porque de acuerdo con la ley un contenedor como ése que tienen allá, que debe tener residuos peligrosos de hidrocarburos que se recogen cuando se lavan los tanques de las gasolineras, que no se pueden tirar, hay que recogerlos y tratarlos. Pero ese almacén no debe estar techado ni con luz artificial, por el riesgo de una chispa que pudiera provocar una explosión de los gases que por algún descuido pueden escapar y se pueden acumular. Y, desde luego, mucho menos debería estar en zona poblada.

Durante el recorrido con la bióloga, nos mostró otra planta llamada Siresa que –según explicó– también almacena residuos peligrosos, lo que ella sabe porque vio su manifiesto de impacto ambiental y allá lo dice. Siresa se encuentra en San Juan Bautista, Tanil, Umán, a menos de 100 metros de casas habitación y relativamente cerca de Paseos de Itzincab.

Lo que piden –¿Y qué piden ustedes, bióloga?

–Bueno, al principio lo que queríamos era que se vayan de aquí, pero estamos viendo como una tendencia que hay de colocar aquí todo lo que son empresas peligrosas, riesgosas y sucias, que como Mérida no las quiere, las están trayendo para acá. Entonces, lo que queremos es que nos reubiquen en otras casas o saquen a esas empresas de aquí. Estamos rodeados de estas empresas porque cada vez vienen más y nos ponen aquí cerca las que son sucias, y que en Mérida no las quieren y no las dejan instalarse allá.

Umán, sin programa de ordenamiento –¿Cómo es que en Mérida no las dejan y aquí sí?

–Porque Mérida sí tiene un programa de ordenamiento, donde tienen áreas que son exclusivamente para empresas, cosa que no hay en Umán. En Umán uno tiene su casa y no sabe si a los 15 días le van a venir a poner una empresa apestosa allá enfrente, como lo hicieron por ejemplo con una huesera que pusieron en el centro. Entonces toda la gente se queja de los olores porque, uno, la gente no conoce sus derechos, y dos, hay una tremenda corrupción, y yo no sé si también hay ignorancia, el caso es que no tienen un área específica para poner empresas de cierto tipo, y pues hacen lo que quieren.

–¿Y los regidores no escuchan a los vecinos?

–Sí, hay un regidor que nos ha estado escuchando mucho, pero no es la persona a la que le correspondería solucionar el problema.

Alcalde no da la cara –¿Quién tendría que solucionarlo?

–El alcalde de Umán, pero no da la cara. Por eso estamos desesperados y decimos: Bueno, no podemos irnos contra una empresa si nos están llenando aquí de más empresas. Entonces, lo que queremos es que el Ayuntamiento se haga responsable de esto y que diga qué es lo que procede. Si van a ocupar todo esto como un área industrial, que por lo que vemos es lo que sucede, porque incluso ya pusieron una gasera, entonces que nos reubiquen.

Que digan: Bueno, vamos a ocupar toda esa área para poner industrias cochinas, que es lo que están haciendo acá, llenándonos de industrias cochinas. Que digan: les vamos a dar casas en otra área para que no se enfermen con la contaminación.

–¿Me decía usted que hay una empresa que fabrica partes de automóviles y que no querían que estuviera la gasera?

–Sí, porque está enfrente. Justamente por eso no querían que estuviera la gasera. Se inconformaron por los riesgos que representa para ellos porque usan temperaturas muy altas para hacer esas partes y, si hubiera una fuga del gas, eso provocaría un estallido.

Derrames –También hace aproximadamente dos años hubo un derrame en una empresa que se llamaba Parisi, que estaba en la entrada de Umán. Se derramó ácido muriático y las autoridades ni siquiera estaban enteradas de que ese ácido estaba allá, porque lo tenían reportado como sustancias para la limpieza.

Tenían un contenedor grande y se derramó el ácido y se metió a todas las casas que estaban ahí enfrente. Entonces, a la empresa la cerraron, pero a la gente no le resolvieron su problema de afectaciones ni recogieron la contaminación del suelo; por eso no sabemos si el agua del manto freático quedó contaminada, que es lo más probable, que el agua haya quedado contaminada con el ácido, y tampoco hicieron limpieza en las casas.

Otro

También hace unos días hubo un derrame de amoníaco o una sustancia química similar en Bachoco y, como llegó hasta aquí el olor, la gente se tuvo que salir de sus casas porque ya no aguantaba la pestilencia. Y bueno, pues estamos así como que ya no sabes ni de dónde va a venir el siguiente problema.

Aquí se vive en un ambiente de incertidumbre en cuanto a que ya no sabemos por dónde va a venir una nueva afectación, un derrame, un accidente y, por otro lado, hay una desprotección por parte de las autoridades que deberían, porque para eso les pagamos, deberían de protegernos y evitar que estemos expuestos a ese tipo de situaciones.

Cinco mil habitantes afectados –¿Cuánta gente vive acá?

–Aproximadamente 5 mil habitantes.

–¿Poco más de unas 2 mil familias?

–Sí, aproximadamente, y muchas con sus hijos chicos que se están enfermando continuamente.

Las autoridades sin preocupación alguna están esperando que empecemos a morir por la contaminación o que perezcamos quemados por otro estallido como el de mayo del año pasado, que pudiera incluso llegar a ser peor. Están acostumbradas a echarles la pelota a los otros. Siempre se lavan las manos.

Lo que merecen –¿No hay manera de demandar a las autoridades que, en vez de cumplir con las normas que rigen o deben regir para el establecimiento de los almacenes de residuos peligrosos, las pasan por alto, vulnerando de paso la salud, la seguridad y la tranquilidad de los habitantes del fraccionamiento Paseos de Itzincab?

–Habrá que hacerlo, porque es lo que merecen –respondió la bióloga María Elena Ventura Avalos.

(Roberto López Méndez)

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