-II-
La comisaria municipal de Oxcum, Mariela Solache Canché, informó que en un año y medio hubo 7 ahorcados (suicidios por ahorcamiento) en esa comisaría de Umán que, según le dijeron en el último censo, tiene 2,100 habitantes.
Y pasa la lista:
–Hubo seguidos, estaba lo de Imelda, lo de mi primo Omar, entre esos hubo 2 mujeres. En un año o año y medio, hubo 7 ahorcados. Todos son jóvenes que se quitaron la vida, a veces por problemas, porque por ejemplo yo en que fui a casa de una de las mujeres, fue por problema de préstamos, pagos, porque creo que sacan algo y no lo pueden pagar.
–¿Y les iban a cobrar a su casa?
–Exactamente. Entonces se entera su esposo y tienen problemas.
–¿Les van a gritar los cobratarios?
–No es tanto el problema de que les vayan a cobrar, sino de que se lo ocultan a sus esposos y, cuando se entera el esposo, empiezan a tener pequeños problemas.
–¿Pero son cosas a crédito que toman porque las necesitan para su casa?
–Sí, para su casa o para las cosas de sus hijos, principalmente porque hay niños de por medio, y cuando llega el tiempo de comprar útiles se les junta, y si hay otro que va a la universidad, se les juntan esos pagos y pues tal vez creo que por eso toman esa decisión. No pueden salir adelante. No sabemos. Son muchas las cosas que enfrentan solas. Yo a veces me pongo a pensar: ¿Qué es lo que les pasa a esas personas? Se cierran, no platican, o tal vez también aquí nos hace falta mucho algo así como psicólogos. A veces también, aunque haya los psicólogos, las invitas y ellas no salen. Por ejemplo, aquí yo metí el programa del Instituto de la Mujer y la verdad sí salieron, pero nada más unas cuantas. Cuando las vas a invitar se cierran, como que no quieren. No sé si es el temor que le tienen a sus esposos, o es el amor que le tienen a sus esposos, o es el poco dinero que les dan y no quieren hacerles algo a sus esposos. No quieren demandarlos. Cuando vas y les dices: “Instituto de la Mujer”, te contestan: a te voy a ver, comisaria.
Pero ahí hay un problema, y ese problema a veces es porque se cierran; por eso es que queremos más ayuda. Sí, es verdad, para que las visiten. A veces dejan de estudiar sus hijos, a veces por falta de recursos.
Con hijos pequeños
–¿Y después de ese año y medio en que hubo 7 suicidios, han tenido más?
–Pues últimamente lo que vimos es el de un señor que dejó a 4 niños. Estaba joven, tenía 32 años. Pero está dentro de los 7.
–¿Y su esposa está joven?
–Sí. También.
–¿Y dónde viven ellos?
–Ahorita la muchacha trabaja, aquí vive. Hay otro que tenía como 25 ó 26 años, que se mató. Dejó a 2 niñas también. Hay otra, la otra señora dejó a 2 niñas también. Y la otra señora, son como cuatro o cinco hijos que dejó. En total, primero fue Imelda de 22 años, con 4 hijos. Ella dicen que se suicidó por deudas. Tenía muchas deudas. Se enteró su esposo y dicen que fue por eso. Después hubo otra muchacha que se llama la hija de Mirta: ella dejó dos niñas. Estaba muy joven.
–¿Y esa por qué se suicidó?
–Pues de esa no sabemos.
–¿Y quién más?
–Después fue Didier. Tenía dos niñas.
Después de Didier fue Marcos. El fue el más reciente. Y Cachita, que estaba enfermo y se mató. Estaba enfermo de artritis y no podía mover sus manos ni hacer nada por sí mismo, y como no tenía ninguna ayuda, se mató. En un año fueron 4 porque fueron así seguiditos, después fueron los demás y en total fueron 7.
Todos ya lo habían intentado
–¿Se han registrado también intentos de suicidio?
–Ah, sí, si hay de los que no lo lograron.
–¿Y esas personas que se suicidaron, lo habían intentado antes?
–Pues dicen que sí. Todas ya tenían intento de hacerlo y no buscaron ayuda. Pero es que aquí nos falta mucho. Por ejemplo, aquí si vinieran a ayudarnos, ¿dónde lo iba a hacer? Si aquí no hay dónde que les puedan dar la asesoría de un psicólogo. ¿Dónde los puedes llevar? Aquí no se puede. Falta mucho un centro comunitario, aunque chiquito, donde puedan asesorar a las personas. Tenemos la Casa de Salud, pero la doctora es muy, muy... cierra, no quiere que hagamos algún tipo de programa allá. A veces quieren venir otros doctores y ella cierra, no quiere.
–¿De quién es la Casa de Salud?
–Pues es del pueblo, pero prácticamente ella manda allá.
–¿Y a ella quién la envía?
–Eso queremos saber, porque cuando yo voy a pedir ese lugar, no lo dan. Y mientras yo, ¿cómo lo hago? Ahí sí nos gustaría que lleguen, pero con apoyo del gobierno para que presione a la doctora y a la señora que aquí nos cierra las puertas. A mí, que soy la comisaria, no me entregan la llave de la Casa de Salud, que porque hay papeles guardados, pero yo siendo autoridad, yo no voy a permitir que les toquen nada. Por eso lo que me pide aquí la gente del pueblo es que la Casa de Salud nos sirva para que vengan psicólogos y otras personas que traigan programas médicos.
El alcoholismo
–¿Cree usted que tengan que ver aquí los suicidios con el alcoholismo?
–Bueno, puede que también. Hay mucha adicción, lo que es la droga, también. Mira, nos vino a ayudar un compañero, aquí como civil, pero que es policía y todo. Me dijo que no le están pagando, pero que quería ayudar. Participaron los jóvenes de la escuela. El maestro estaba a gusto de que el muchacho estaba ayudando. Hasta venían los policías de Mérida a ayudar.
Entonces el muchacho fue a pedirle una ayuda al presidente municipal. Le pedía una gratificación semanal para sus gastos. Le dijo que él se conforma hasta con 500 ó 600 pesos para que coma y haga sus gastos. Pues dice él que no quiso el presidente municipal. Entonces pidió su cambio a Hunucmá y el presidente municipal le está pagando para que haga el tipo de trabajo que estaba haciendo acá.
Clandestinos
–¿Es cierto que hay clandestinos?
–Pues sí es cierto. Hay clandestinos, pero como vuelvo a decir, eso depende de la persona. Depende de nosotros. ¿El clandestino cómo se va a acabar? Con que yo no vaya a comprar. Pero si yo lo consumo o lo consume otro, no se acaba. Principalmente los que critican al clandestino son los primeros que compran. ¿Entonces cómo se va a acabar el clandestino? Aquí lo que venden mucho es el alcohol, el trago, que es lo que toman esos borrachitos que se ven por ahí. Esos ya están acostumbrados. Eso ya es una enfermedad.
–¿Y dónde lo compran?
–Pues a veces se van a comprarlo a Umán, dicen que vende aquí un señor. Bueno, tal vez lo venda, yo no digo que no, pero están en su casa, y si le llamas la atención dice él que es de su consumo. Los borrachitos se ponen a tomar con lo que les venden aquí. Si no, ¿qué hacen los borrachitos? Se van a Umán a comprar, porque todos ellos conocen los clandestinos. Pero, ¿y si les pasa un accidente allá? Está peor.
–Entonces aquí, como no hay policía, puede pensarse que ninguna autoridad se dé cuenta de que hay clandestinos, pero en Umán sí hay policía, ¿cómo es que todos conocen los clandestinos y no los cierran?
–Pues no los cierran porque nunca los han cerrado.
–¿Hay muchos borrachitos?
–Sí, muchos. Son 15 ó 20 ó 30 los que se quedan en la calle diariamente, pero esos ya no toman cerveza, puro alcohol, ya están enfermos.
–¿Y cuánta gente vive aquí en Oxcum?
–Hace 6 años dijo el presidente municipal que 2,100, pero ya serán más gente. Y ya los borrachitos no buscan dónde consumir.
Mamás se quejan por las drogas
–¿Y hay droga también aquí en Oxcum?
–Bueno, la droga también hay, eso sí porque varias mamás que no puedo mencionar ya se han venido a quejar sobre eso. Pero hay el temor de esas mamitas, les tienen temor a sus mismos hijos. Tienen miedo de hablar. Son cosas que no puedo hacer yo sola, sino que tienen que participar también las mamás. Le digo a la mamá: Vamos a hacer eso y abiertamente dime: pues la persona esa lo vende. Así sí. Pero yo sola no puedo. Y yo lo entiendo, porque es algo en lo que sí me gustaría que nos ayuden. Necesitamos también esa ayuda de más orientación psicológica. Y que de veras me apoyen para que esos doctores y los psicólogos vengan aquí en la Casa de Salud para poder dar ese tipo de ayuda, para que se pueda abrir allá.
No reparten los condones
En este punto, interviene una señora que despacha en la tienda donde entrevistamos a la comisaria municipal y dice:
–En la Casa de la Salud fue una pareja joven a buscar unos condones y la doctora no se los quiso dar, que porque no están inscritos. Una auxiliar se los dio a escondidas y les dijo que hay muchos, pero no los quiere dar la doctora.
–¿Por qué hay que estar inscritos en la Casa de Salud?
–Eso les dicen, ¿pero por qué, si hay muchos condones por qué no los quiere dar?
–¿Cómo se llama la doctora?
–Es Nancy Koh o Koyoc, algo así.
Suicidios por tantas drogas y alcohol
Doña Conchi, otra señora a la que entrevistamos en esa comisaría, nos dijo:
–Sí hay muchos suicidios aquí en Oxcum, pero pues aquí son por tantas drogas que hay, y porque aquí no se pone la medida de que se venda la cerveza y el aguardiente en horarios. Aquí hay muchos clandestinos, vienes a las 11 ó 12 de la noche y siguen vendiendo, y en todas partes. Entonces ellos, pues qué más quieren que hagan, eso hace que ellos se dediquen a tomar y no trabajan, no hacen nada, pues es eso.
–¿Y por eso se suicidan, o es nada más uno de los factores que los llevan al suicidio?
–Se suicidan porque tienen problemas con sus familias y todo, pues eso.
–¿Entonces es por problemas económicos, porque no tienen ingresos?
–Ajá, es eso, sí, que ellos están en lo único a lo que se dedican que es a tomar. Claro.
–Oiga, ¿y cuántos suicidios se han registrado?
–¡Ay! La verdad, hasta eso, no sé cuántos.
–¿Pero sí han sido varios?
–Sí.
–¿Y cómo se han suicidado?
–Unos se ahorcan. Mayormente se ahorcan.
–¿Son jóvenes o personas grandes?
–No, son jóvenes.
–¿Se están suicidando muchachos?
–Sí.
–¿Por qué será?
–No lo sé, don, hasta en eso no le puedo decir.
–¿Pero no tienen empleo?
–Muchos no tienen.
–¿No van a la escuela?
–No.
–¿Por qué no van a la escuela?
–Pues posiblemente porque no tiene la mamá para pagar y todo, ni para darles para los camiones a sus hijos.
–¿De qué vive la gente aquí?
–Pues acá hay unas que salen a trabajar, las señoras se van a trabajar.
–¿Como empleadas domésticas?
–Sí.
–¿Y los muchachos a qué se dedican?
–Algunos sí estudian, pero hay otros que no. Hay muchos que sí están estudiando, pero hay muchos que no.
–¿Qué triste, verdad? ¿Usted que sugiere para acabar con este problema?
–Pues para mí es que haya mucha vigilancia. Que se venga a vigilar, que nos den trabajo para trabajar acá. Porque nosotras sí queremos trabajar, pero hay varias que no saben trabajar, hay varias que no saben andar en la ciudad, pero sí quieren trabajar acá. Porque antiguamente nos traían huevo para lijar, teníamos una ganancia aquí y a mucha gente sí le gustaría trabajar de eso otra vez, pero como aquí ahora no tenemos ese trabajo, tenemos que salir para trabajar, si no salimos no hay.
–¿Y si salen, quién atiende a los niños?
–Ajá, si tenemos hijos quién los va a atender. No podemos salir porque tenemos que atender a nuestros hijos. La verdad, a toda la gente le va a gustar que traigan trabajo para todos. Antes trabajábamos que el tamarindo, que la sábila. En ese tiempo nos venían a buscar y nos íbamos a lavar sábila en Umán, o a pelar tamarindo. Nos íbamos a trabajar, pero ahorita ya ni eso. Ya no hay porque ya tenemos una cierta edad también, ya estamos grandes, ya tenemos 50 años. ¿Ahorita quién nos va a dar trabajo?
Que haya trabajo
En esta parte, habla Marisol:
–Eso nosotros es lo que queremos, que haya trabajo. Tal vez los muchachos si vieran que hay trabajo también ellos se van a dedicar a trabajar también acá.
–¿Y cuántos clandestinos habrá?
–La verdad hay varios, acá hay varios que trabajan hasta a las 10, 11 de la noche. Pero la verdad, acá si habla una y uno se entera de que ya habló, es sólo para que una tenga problemas. Enseguida dicen: tú estás hablando mal y ya la gente enseguida se tiran en contra de una.
–Pero si hay mucho suicidio, necesitamos acciones de prevención, ¿y cómo se van a implementar si no hablan?
–Por eso estamos como estamos, porque no podemos hablar, enseguida cuando salgas te están echando indirectas, enseguida te dicen cosas. Por eso acá no hay ningún cambio porque no todas somos parejas
Nunca llevan programas
Retoma la palabra doña Conchi:
–Algo hay que hacer para que ellos se rehabiliten de lo que hacen.
–¿Qué hacen?
–Que se ponen a drogarse y a tomar,
–O sea, hay mucha drogadicción y mucho alcoholismo?
–Sí hay.
–¿Entonces necesitan un programa de rehabilitación aquí en Oxcum y nunca se los han traído?
–Aquí igual, yo eso digo que así debe de ser, nunca, toda la vida, nunca lo han traído. Igual necesitamos un psicólogo, porque se ponen a drogarse porque necesitan ayuda, no se dan cuenta de cómo quedan, de cómo están: tan guapos que están los chamacos y después, cuando te des cuenta, cómo ya están. Creo que ellos mismos no se dan cuenta, aunque se espejen y todo no se dan cuenta.
Niños fuman la “piedra”
Antes no era así, pero ahora está peor. Los chamaquitos así, niños que apenas están creciendo, ya se están drogando, están fumando. De 10, 11, 12, 13 años, están fumando eso que dicen que es la “piedra”.
–¿Se consigue aquí la “piedra”?
–Todo, de todo se consigue. Hay que ver cómo están quedando, flacos y todo.
–¿De verdad hay piedras aquí?
–Pues no sé si acá hay, pero la consiguen. No sé si acá hay, pero de que se trae, se trae, de que se consume, se consume.
–¿Y hay mucha?
–La verdad, sí. Es un problema aquí.
–¡Qué terrible!
–Eso le estoy diciendo a ella (a Marisol). Ayer vi a un muchachito que no estaba así. Pero ahorita de repente lo veo así como ya quedó, irreconocible, porque no estaba así. Iba igual con mi hijo a la escuela, y ahorita lo veo y ya no es el mismo. Le digo a mi hijo: mira cómo está él.
–Me dijeron que en las tiendas venden cigarros a los niños…
–Los cigarros sí se los venden a los niños y son pequeños de 10 años, de 11 años, y les están vendiendo cigarros.
–¿Y la policía, no viene?
–No, que porque no hay ganancia, no hay dinero para que manden policías, no los mandan.
–¿Desde cuándo no hay policías?
–Ya tiene más de un año que no hay. Solo está la caseta aquí hecha, porque no hay.
–¿Y se necesitan los policías aquí?
–Claro, porque habiendo policía se va a vigilar acá la hacienda que es Oxcum.
(Roberto López Méndez)