Ayer fue un domingo atípico en el Centro de Mérida, pues no hubo “Mérida en Domingo” ni Bici-Ruta y en la Plaza Grande eran contadas las personas que acudían a restaurantes y negocios.
Como se informó en su oportunidad, en las iglesias se suspendieron las misas. La Catedral sí abrió, pero únicamente para exponer al Santísimo y para orar. Los pocos fieles que acudieron se dispersaron por todo la iglesia.
El presbítero Justo David Ceballos Uc, rector de la Catedral, acompañó por un rato a los creyentes a orar para pedirle al Señor que se acabe la pandemia del coronavirus. En un breve mensaje, exhortó a los fieles a que con respeto y cariño se mantengan a distancia; también pidió encomendarse a Nuestra Señora de Yucatán, San José y a San Ildefonso, que es el patrono de la Santa Iglesia Catedral, para que intercedan y se acabe ese mal.
Indigentes
Los limosneros generalmente ocupan las entradas, pero en esta ocasión sólo se observó a dos en la puerta derecha de la Catedral.
Uno que otro turista entró, se persignó, tomó una foto cerca de las entradas y se retiró mientras se oía el canto de dos religiosas que entonaban “Dios está aquí, es tan cierto como el aire que respiro”; una de ellas tocaba la guitarra.
En las entradas principales de la Catedral todos los domingos se instalan puestos de artículos religiosos y un puesto de panes y galletas que elaboran unas religiosas, pero en esta ocasión no estuvieron.
Entre los escasos vendedores ambulantes que rondaban por el lugar estaba Santos Wilberth Pech Caamal, vecino de San Antonio Xluch, quien ofrecía chicles a un peso, pero por la escasa gente y la nula presencia de niños tuvo que caminar varias cuadras sin tener éxito.
La Plaza Grande y las calles que la rodean, al igual que el domingo pasado, lucieron libres de puestos de ropa típica, artesanías y comida; las bancas de la plaza las ocupaban una o dos personas.
Los boleadores
Los boleadores de zapatos que se instalan alrededor eran unos cuantos, entre ellos estaba Antonio Prats, quien comentó que durante varios años que lleva en este oficio nunca había tenido la experiencia de que la plaza esté semivacía.
–Me está yendo de la fregada, muchos de mis compañeros ya optaron en no venir, yo por falta de clientes me he estado retirando temprano; durante esta semana sólo he boleado zapatos a tres o cuatro personas al día, expresó con pesimismo.
Comentó que, en un día ordinario, da servicio a unas 16 personas; de lunes a jueves trabaja de 9 a 5 de la tarde y de viernes a domingo, de 9 a 7 de la noche, pues por ser fin de semana hay más clientes. Dijo que por boleada cobraba $35 antes, ahora cobra $30 porque subió el precio de los insumos.
En el letrero de Mérida, que tiene como fondo la Catedral, pocos turistas se tomaban la foto.
La guardia del Palacio de Gobierno no permitía el paso a los visitantes por la contingencia sanitaria. Ellos, al igual que muchos, portaban mascarilla y guantes.
A unos metros del Palacio se ubica el restaurante de comida yucateca que en un día común siempre tiene comensales; ayer hasta el mediodía no se pararon ni las moscas. Dos de los meseros aburridos por la inactividad se sentaron y para “matar el tiempo” se entretuvieron con sus celulares.
En el restaurante “La Jarana”, situado en la calle 62 por 63, los capitanes y encargados del negocio, Wilberth Armando Castro León y Mario Roberto Puc Puch, colocaron letreros en cartulinas de color fosforescente para atraer la atención con la leyenda “Desayunos a $55. Apóyenos”.
Wilberth Armando dijo que el precio del desayuno es de $150, pero lo han rebajado por falta de clientes, pues tienen que sacar cuando menos para la renta. Dijo que él y su compañero sí estaban trabajando ya que a los demás, el dueño del restaurante les adelantó sus vacaciones con pago de salario. Pero ellos, como ven la buena voluntad de su patrón, decidieron apoyarlo yendo a trabajar.
Agencias de viajes
Las agencias de viajes están en peores condiciones que los demás negocios, en “La Jarana Tours”, que ofrece destinos a Uxmal, Isla Mujeres, Bacalar y cenotes, el encargado de la agencia se quejó de la poca clientela y las estrictas restricciones hacia el turismo pues el establecimiento depende de ello.
En las tiendas de conveniencia que se encuentran alrededor de la plaza siempre hay que hacer fila para pagar, pero ayer sólo había uno que otro cliente. En la misma situación estuvo la dulcería y sorbetería Colón.
Las cuatro calles que rodean la Plaza Principal se mantuvieron abiertas al tráfico vehicular; libres de puestos, la Bici-Ruta y la vaquería; sólo un grupo de turistas llegó poco después del mediodía para pasear por la Plaza Grande.
El panorama fue similar en los lugares en donde los domingos se reúne mucha gente: en el tianguis del parque de la colonia Francisco I. Madero, donde desde muy temprano se instalan vendedores, ayer estuvo vacío. Además sobre la avenida se estacionó una patrulla de la policía para impedir que los vendedores se instalaran. Con altavoces invitaban a los comerciantes a dejar el lugar.
Los que sí tuvieron clientes fueron los vendedores de cochinita, pues muchos meridanos no perdonan su consumo los domingos.
(Elena Gómez)