SAN IGNACIO TESIP, Mérida, 28 de marzo.- El Covid-19 ha dejado sin sustento a mujeres indígenas, algunas de ellas viudas y con hijos menores, que se dedican a la elaboración de tortillas para los panuchos, con todos los negocios establecidos, domicilios particulares y tianguis cerrados, donde ellas las entregaban; es así como se acabó su empleo y no saben hasta cuándo puedan retomar sus actividades.
Relataron al POR ESTO! que poco a poco les fueron cancelando los pedidos y esta semana fueron los últimos que entregaron, al menos por un tiempo su futuro es incierto, sin ingresos para que ellas mismas puedan comer y más aún, cuando la edad no les beneficia para encontrar otro tipo de empleo temporal, toda vez que ni aseando casas son contratadas.
Doña Herminia Tziu Puc lleva más de 15 años haciendo tortillas para panuchos, recuerda cuando la necesidad, al encontrarse enferma y querer sacar adelante a sus cinco hijos, la hizo levantarse y apoyada por su nuera, Virginia Bacab, decidió hacer tortillas para panuchos y tocar puertas casa por casa para venderlas.
Ahora sus tres hijas y sus dos hijos son adultos y han formado sus propias familias, excepto la más pequeña, Heidy, quien recientemente se tituló como psicóloga y, llorando, agradeció a su mamá todo el esfuerzo que hizo para que ella pudiera lograr sus sueños de ser una profesionista.
Gustaron sus tortillas
Sus tortillas gustaron tanto que poco a poco le fueron haciendo pedidos, ya no era una cubeta la que cargaba, al paso del tiempo eran dos y luego tres, y así fue creciendo, al grado de necesitar ayuda de sus hijas e hijos para responder a la confianza de la gente.
“Cuando empecé tenía como 47 años de edad, ahorita tengo 63, estuve enferma, no tenía dinero para comprar los cuadernos de mis hijos para que fueran a la escuela, entonces un día platicamos con mi nuera Virginia y decidimos hacer tortillas, nos sentamos debajo de una mata de huaya y ahí empezamos. Sólo las ramas y hojas de la mata nos tapaban del sol, no teníamos un tinglado ni nada, llenamos una cubeta y fui a venderlas casa por casa; ya cuando terminé regresé a mi hogar y puse el nixtamal, y al día siguiente hice un poco más, y más, y más, y ahora me ayudan mis tres hijas y mis dos hijos, mi esposo ya no puede porque está enfermo”, dijo doña Herminia.
Después, esta trabajadora y emprendedora mujer tuvo que pedir el apoyo de más mujeres, no sólo de San Ignacio Tesip, sino también de otras comisarías como Molas, Dzoyaxché, entre otras, para poder abastecer a sus clientes y llegó a tener hasta 15 trabajadoras, pero algunas se cansaron y decidieron dejar el proyecto.
“Llegaron como 15 señoras, pero luego se fueron algunas y los clientes venían hasta aquí a mi casa a pedirme que les hiciera pedidos, pero no podía, dejé como siete clientes, tengo que poner tres tambores, lavarlos, ya estoy cansada, yo empecé debajo de una mata de huaya, mi nuera me ayudaba, ahí torteábamos las dos, ahí poníamos comal y leña y así fue como saqué adelante a mis hijas y a mis dos hijos. Me siento orgullosa de no dejarlos sin estudios, pero había mucha pobreza, aunque fuera frijoles pero comíamos, soy feliz y también mi esposo me ayudaba, pero ahora está enfermo”, apuntó.
A toda la humanidad
Lo único que lamenta doña Herminia, es que esta pandemia que está atacando a toda la humanidad, ahora los está dejando, a ella y a diez mujeres más, entre ellas a sus tres hijas, sin un sustento para llevar a sus hogares, pues todos los negocios donde entregan han sido cerrados por recomendaciones de las autoridades sanitarias, por lo que sus clientes les fueron cancelando pedidos desde hace 15 días a la fecha, e incluso, esta semana tortearon las últimas y desconocen cuándo volverán a trabajar.
Doña Herminia genera empleos en amas de casa que venden sus tortillas no sólo en Yucatán, sino que también hay quienes vienen exclusivamente a comprarle para llevarlas a la capital de país y a otros Estados como Chiapas.
“Antes de que llegara el coronavirus hacíamos entre 600 y 700 paquetes, cada paquete contiene 25 tortillas, los distribuimos en fruterías, hay un señor que me compra hasta 150 paquetes, otros 80, 70, tengo entregas semanales y también les llevo a las casas. Las mamitas compran de a diez u 8 paquetes, pero también vendo en los tianguis y ahí llegan de los pueblos del Estado, incluso de Chiapas y de la Ciudad de México; pero ahora que empezó esta enfermedad bajaron los pedidos y el último lo entregaremos esta semana. Los clientes me dijeron que van a ver cómo sigue este virus, porque si sigue igual ya no vamos a trabajar, no habrá producción”, indicó esta viejecita que ha sido ejemplo de lucha y dedicación.
Finalmente, dijo doña Herminia que le preocupan sus compañeras porque no podrán llevar dinero a sus casas y ni para comer tendrán.
“Ellas vienen y me preguntan por trabajo, pero me da mucha tristeza, me da pena porque no podemos tortear ya que no hay quién nos compre el producto, pues todos los negocios están cerrados y ellas quieren aunque sea ganar poco que les permita comprar comida para sus hijos. Hay algunas que ya sus esposos murieron y están solas, son el sostén de sus hogares, por eso quisiera pedirle a los gobiernos que nos vengan a ayudar con programas, o lo que sea, porque no sabemos cuándo termine esta enfermedad”, dijo doña Herminia Tziu Puc.
Agradecimiento
Heidy es la hija más chica de la familia, hace poco se tituló de Licenciada en Psicología y, de pronto, aprovechó la presencia del reportero del POR ESTO!, se levantó de su lugar donde ayudaba a tortear y se paró frente a su mamá, doña Herminia, y le dijo:
“Lo que ganaba mi papá en una de las empresas de Mérida no nos alcanzaba y mi mamá se empezó a dedicar a eso de las tortillas con mis cuñadas, mis hermanas y hermanos y otras señoras, a veces yo no tenía para comprar materiales que me pedían y me acercaba a ella, pero no había; sin embargo, todo el esfuerzo que hizo mi mamá para sacarnos adelante, somos cinco hermanos, el día de hoy creo que los resultados ahí están, pero no sólo nos ayudó a nosotros como sus hijos, también ha generado empleos para muchas amas de casa, algunas ya viudas y otras madres solteras que vienen de diferentes lugares.
“Mi mamá tiene un gran corazón porque gracias a la elaboración de las tortillas ellas llevan un ingreso a sus casas para sus hijos, me siento realizada porque pude lograr mi carrera y a veces sí pensaba que no podría, porque no teníamos los recursos, aunque nunca dejé ese sueño de estudiar y ahora trabajo en una escuela, pero recuerdo que fueron momentos muy difíciles ya que, aunque fueran frijoles, comíamos, no nos quedábamos con hambre.
Mujer valiente
“Por ello quiero decirte mamá que eres una mujer muy valiente, muy luchadora, te admiro muchísimo, muchas gracias por todo lo que hiciste por nosotros a pesar de todos los momentos que pasamos de salud y económicos, supiste sacarnos adelante y aquí estamos el día de hoy haciendo este trabajo, en señal de que ninguna mujer nos dejamos vencer y más ahora con el problema del coronavirus.
“Ojalá que pase pronto porque de este trabajo dependen estas mujeres y quisiera pedirle al presidente municipal, Renán Barrera Concha, que regrese a visitarnos como lo prometió el año pasado, cuando trajo a toda su comitiva y se comprometió a ayudar a este grupo de amas de casa y ojalá que venga pronto, porque se requiere su ayuda”, culminó.
(Texto y fotos José Luis Díaz Pérez)