Entre las alternativas que se encuentran para paliar las necesidades que tienen algunas personas con discapacidad o sufrimiento personal, se recurre a diferentes tipos de terapias buscando siempre las más recomendables y saludables. En este tipo de tratamientos se ha encontrado la efectividad que tiene la equinoterapia, la cual se realiza con un caballo, misma que permite que una persona pueda contactarse con otro ser vivo, ayudándolo en su dolencia física, emocional y social.
El concepto de esta terapia fue registrado en los escritos de Hipócrates, pero tuvo un desarrollo formal como disciplina hasta la década de los sesenta, cuando ésta empezó a utilizarse en Alemania, Austria y Suiza como un complemento de terapia física tradicional.
Según el padecimiento de la persona es el tipo de tratamiento que se le da en este tipo de terapia, ya que ésta varía dependiendo del caso, pero el beneficio que siempre provee es algo que parece tan simple, pero que es elemental, como el de poder establecer contacto con otro ser vivo que pueda brindarnos paz, armonía, salud emocional y mental.
Para poder brindar estos beneficios se seleccionan caballos que han sido domesticados para este fin, los cuales también requieren ciertos rasgos de personalidad entre los cuales están la amabilidad, sociabilidad, así como el disfrute del contacto con los seres humanos.
Aquellos equinos que son pacíficos, obedientes y tranquilos proporcionan los elementos fundamentales para proporcionar confort tanto en el animal como en la persona. Los caballos con temperamento fuerte no son recomendables para este tipo de terapias.
Sabemos que la magia no existe, pero en este caso parece irreal, aunque está comprobado científicamente que esta terapia mejora definitivamente ciertos aspectos en la vida de una persona. Al entrar en contacto en un ambiente rodeado de caballos, es definitivamente un detonante de ayuda que provoca paz y sentimiento de seguridad.
La conexión que se da al entrar en contacto con un animal abre las puertas emocionales que muchas veces son desconocidas por no haberlas experimentado antes. Un caballo tiene la característica de ser un animal noble y que disfruta de la compañía de las personas, lo cual resulta sumamente importante tanto en los niños como en los adultos que padecen enfermedades como el autismo, porque la conexión emocional que puede lograrse con un caballo es de suma utilidad en su padecimiento.
Este tipo de terapia que en un principio fue destinada a los niños, actualmente abre los horizontes e incursiona también con los adultos, ya que científicamente está comprobado que el calor corporal que proporcionan los caballos, así como su movimiento natural, han demostrado que estimulan los progresos en la conducta y aprendizaje de los niños con discapacidad en lo que se refiere a la rehabilitación de estos problemas, ya que todavía no se ha inventado o encontrado una opción más efectiva en la rehabilitación.
Cuando un caballo trota, emana un impulso de 110 vibraciones por minuto que estimulan todas las partes del cuerpo del jinete, lo que contribuye a la relajación de los músculos del cuerpo, lo cual no se ha podido conseguir mediante alguna máquina para provocar esta reacción.
Para que el equino pueda transmitir su calor, es necesario utilizar unas mantas especiales en vez de las monturas tradicionales, lo cual reactiva las zonas sensomotoras. Para este efecto es necesario también complementarlo tanto con el movimiento de los brazos, así como los cambios de postura con el fin de poder trabajar con áreas específicas.
Este tipo de terapia requiere de un caballo entrenado para poder proporcionar al jinete un trote y galope seguro, para que la experiencia del movimiento del caballo sea agradable y pueda proporcionar tanto los beneficios físicos que mejoran el equilibrio, la movilidad, así como la postura, regulando también el tono muscular.
En cuanto a los beneficios neurológicos que esta terapia provee al paciente es el de una mejora en la espina dorsal, así como las instrucciones que manda al cerebro se vuelven de mayor calidad. El movimiento que provoca en la pelvis el montar un caballo es semejante al movimiento que realizamos al caminar, lo cual contribuye a que el cerebro pueda adquirir un patrón de marcha adecuado.
Esta terapia también proporciona beneficios psíquicos ya que es un poderoso estimulante tanto para la atención como para la concentración, así como el aumento de la autoestima y la seguridad en la persona. Proporciona también a través del ritmo del trote y galope la graduación del nivel de sensaciones que recibe el jinete.
Cuando nos encontramos en la búsqueda de opciones de terapias, esta ha demostrado su efectividad, por lo que de tener los medios sería de mucha utilidad probarla y comprobar sus resultados.
En Yucatán existen varias asociaciones que se dedican a proporcionar este tipo de terapias, que muchas veces son altruistas.
Pilar Faller Menéndez