Dra. Sandra Peniche Quintal
El órgano más extenso de nuestro cuerpo es la piel. Por ella pasa todo y nos permite conocer la vida de relación en la que nos ubicamos. Es continente y contenido, es interacción hacia adentro y hacia afuera. La piel nos permite sentir y percibir temperatura, sensaciones variadas y conectarnos de manera sensitiva y amorosa, para interpretar situaciones y contextos, y nos protege y abriga y nos conecta con otras pieles, con otras personas, con otras especies, con la naturaleza.
Quisiera pedirte que te permitas unos minutos para ti, tantos como te sea posible, para conversar de piel a piel.
¿Cada cuándo miras tu piel, la tocas, la observas, la sientes? ¿Cuál es la consciencia que de ella tienes? Demos un paseo por ella…
Observa tus manos por el dorso y luego por las palmas, observa tus dedos, tus antebrazos y brazos, tus muslos y piernas, tus pies por el dorso y por la planta y si estuvieras frente a un espejo, observa tu cara, tu cuello, tu pecho, tu abdomen, la cabeza, la espalda, las caderas, nalgas y parte posterior de muslos y piernas.
¿Qué te dices de cada una de las áreas? Vuelve a observarte con más detenimiento y expresa lo que sientes.
Ahora, toca tus manos con un dedo, con dos, con tres, cuatro y todos juntos, explora cada mano y tócalas con suavidad y toma conciencia de lo que sientes, de lo que percibes y de los pensamientos que te genera. La mano que tocó primero, debe recibir el reconocimiento y caricias de la otra mano. Y sigue autoexplorándote, en el orden que desees, y trata de tocar toda tu piel, incluyendo los órganos sexuales.
¿Cada cuándo tomas conciencia de ti? ¿Cuáles son tus necesidades sensitivas? ¿De qué manera te gusta sentirte acariciada? ¿Cuáles son tus recuerdos de temor, amor, dolor, ira, ardor, picazón u otros? Tu piel tiene un registro de cada situación de vida hasta el momento en el que estás. ¿Cada cuándo tocas a otra piel, en qué circunstancias, por gusto o por deber? ¿Te sientes libre para acariciar, abrazar, besar o brindar o recibir un masaje?
¿Qué te reconforta cuando estás triste o nerviosa, o cómo expresa tu piel la alegría, u otros sentimientos?
Nuestra piel es la membrana por donde nos pasa y sale la vida con todas sus emociones. Esa piel es tuya, no es de los demás, no es de las industrias, eres tú, así que nos conviene tratarla bien y alimentarla. Podemos cuidarla de entornos negativos y tóxicos. Podemos vincularnos a ambientes afectivos, de estímulos vitales y amorosos. Tenemos derecho a alejarnos de cualquier maltrato y debemos hacerlo para nuestro bienestar.
Si en este recorrido en lugar de observarte y sentir, te enjuiciaste, puedes intentarlo hasta lograr que te mires con respeto, aceptación, alegría y gratitud. Eres tú y mereces estar y sentirte bien.
Si encontraste lesiones, habla con tu cuerpo, haz un pacto de amor y cuidado hacia ti, revisa tus pensamientos y cómo éstos generan malestar, y resuelve. Tú te mandas, te autodeterminas, te autocuidas y proteges. Bésate y expande tus fronteras.
Este 8 de marzo de 2020, las mujeres necesitamos recuperarnos hasta lograr un estado de mayor bienestar y salud.
Es necesario decidir no tolerar ninguna violencia más, nunca más. Nadie tiene permiso ni derecho de tocarnos sin nuestra aceptación, deseo y autorización. Es tiempo de avanzar, de amarnos, de cuidarnos, protegernos y andar sin lastres ni condiciones. Nuestro cuerpo es nuestro, de cada quien y nuestra piel es el primer vínculo con el universo y con una misma.
Si tuviste varios orgasmos, respondiste saludablemente. Puedes seguir sin juzgarte ni castigarte. El placer es gozar de la vida y con nuestra vida.
A marchar y avanzar. Por nosotras, por ellas, por todas.