Yucatán

Mujer, fermento de vida

Bien, pues conversemos acerca de nuestros deseos en sus diferentes etapas: los que tuviste, los que tienes y los que te gustaría desarrollar en el futuro.

Qué deseos tienes ahora mismo respecto de ti misma y más allá de ti? Quisiera que te sentaras o acostaras de tal manera que estés segura y muy cómoda, y que no necesites nada durante una media hora. Toma agua, come alguna fruta y ve al baño, para que ninguna necesidad fisiológica te saque de este paseo que daremos por nuestros deseos.

Algunas nos podremos preguntar qué es un deseo, otras pensarlo como una necesidad, otras como algo que nos ilusione, muchas será como preguntarnos qué queremos o quisiéramos. Si las respuestas fueron hacia objetos, hacia tener algo, desande el camino porque no es. El camino es hacia el deseo de ser.

Puedes recordar la más temprana edad que puedas en este momento, y verte a qué y con quién jugabas, con quiénes convivías, qué te hacía sentirte feliz, qué vivencias de protección, desamparo o agresión viste o viviste, quién y de qué forma y dónde te acariciaban.

Trata de recordar qué te emocionaba más, qué te ponía dichosa y qué te frustraba. Qué te permitían y si era igual a lo que permitían a los o las demás, y dónde estaban esas diferencias, en razón de qué. Permítete revivir esos recuerdos y sus emociones, y déjalas ir.

Haz el mismo recorrido por cada una de tus etapas de vida, incluyendo las libertades que tenías, lo que sí podías decidir y lo que no y por qué, las responsabilidades que te tocaban realizar y si había alguna diferencia con las responsabilidades de otras y otros en tu casa, con tu familia, en la escuela, en cualquier lugar. Y siente, revive, si sientes incomodidad, recuerda que hoy estás aquí y estás bien estando mejor y resolviendo desde ti. Cuando llegues al día de hoy, habla contigo y trátate de la mejor manera, con gratitud, con respeto, con reconocimiento, con admiración, con alegría.

Para llegar hasta el día de hoy, es porque has triunfado, porque has podido resolver problemas y obstáculos y, en parte, habrás satisfecho algunas necesidades. ¿Hasta ahí, vamos bien? Entonces, continuemos porque ya has atraído tu energía y la has concentrado en ti, en tu esencia.

Toca adentrarnos por lo que deseamos ser y vivir. Necesitamos mirar nuestro entorno, a cada persona, grupo o institución con las que nos relacionamos. Para decidir cómo y con quién o quiénes seguir, puedes hacer una comparación de lo positivo y lo negativo en esas interacciones. No existe el neutro. Si te dices “bueno, pero esto no es importante, no cuenta”, deberás hacer una columna para que pongas ahí todo eso que te parece insignificante y seguramente será el listado más grande.

Eso quiere decir que arrastras mucho peso que si antes no era vivible, ahora sí, porque no necesitas cargar peso muerto, no necesitas hacer más esfuerzo, tienes derecho a poner tu fuerza y voluntad sin que tengas fugas de energía y lucidez.

Y ahora, dime qué deseas. Y puedes decirlo tan fuerte como quieras, que reverbere en ti, que deseo y sentimiento estén unidos. Deseo estar, deseo no estar, deseo sentir, deseo no sentir, deseo hacer, deseo no hacer, deseo construir, interrelacionarme, hacer comunidad, ser mujer célula y mujer sistema, ser única y fortalecida para formar parte del conjunto de mujeres, de quienes están, de las que vendrán y de las que ya no están.

¿Conoces o has escuchado de los fermentos? Bueno, pues la vida de las mujeres es como un fermento, somos nódulos agrupados que transformamos los nutrientes para hacerlos protectores y generadores de salud y bienestar para existir, resistir y apoyar a otras porque fermentamos la vida, nuestras vidas y tu propia vida.

Elegir qué tipo de transformación queremos y decidir nuestra participación articulada, nos posibilita estar vinculadas para crecer y lograrlo. La voluntad a largo plazo, es el compromiso. Por nuestro poder para vivir mejor, hoy es el día de empezar y seguir, hasta que nuestra energía vital se acople al Universo.

Por Dra. Sandra Peniche Quintal