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TIZIMIN, Yucatán, 10 de abril.- Con un llamado a que las actividades caritativas cristianas se hagan independientes de partidos e ideologías, además de que éstas no sean un medio de lo que se considera como proselitismo, se llevó a cabo un Jueves Santo diferente, cual la comunidad católica vivió desde sus hogares con un mensaje en el que se exhortó a hacer las cosas no para ganar adeptos, sino para servir, porque es el ejemplo que nos dio nuestro Señor Jesucristo.

El párroco, Pedro Echeverría López, exhortó a los habitantes a que tengan muy en cuenta en esta contingencia, que la caridad cristiana es la respuesta a una necesidad inmediata en una determinada situación, recordando los criterios que el Papa Benedicto XVI propone en su encíclica sobre el amor para poder distinguir el perfil característico de la caridad cristiana y del servicio que el creyente puede ofrecer a los demás, y que pide que actuemos con responsabilidad; cuidemos de nosotros mismos y ayudemos al cuidado de los demás.

Las misas de la Parroquia de los Santos Reyes y de Guadalupe fueron transmitidas a través de las redes sociales.

En el santuario de Reyes fue oficiada por el párroco Pedro Echeverría López, quien concelebró con el vicario David Tejero Vega, enfatizando: “no sé cuántas generaciones han pasado hasta que nosotros nos hemos encontrado en esa situación de imposibilidad de celebrar el Jueves Santo dentro del templo, estamos también sin la oportunidad de la comunión eucarística, pero la presencia del Señor que nos amó hasta el extremo y que entregó su vida por nosotros, tiene la capacidad, el poder de llenar nuestro corazón, de responder a esa nostalgia que puede aparentar vacío interior”.

El párroco explicó que Cristo lava los pies sucios de los discípulos y los capacita para acceder al banquete divino al que los invita, que nos purifica su amor, el don de sí mismo y, mediante su palabra, tiene el poder de transformarnos si las acogemos con una actitud de meditación, de oración y de fe desarrollando en nosotros su fuerza purificadora.

Externó que todos los días descubrimos que hay suciedad en nuestra vida, que hay palabras vacías, prejuicios, rivalidades y que todo ello contamina nuestra alma, nos amenaza con la incapacidad para la verdad y para el bien, que necesitamos ser lavados y sabemos que el primer lavatorio se da con el Bautismo y que el Señor ha puesto a nuestro alcance el sacramento de la confesión. Pero hoy que tenemos dificultad para acceder a él de modo ordinario, la Iglesia nos invita a recordar el valor de la contracción, de ese reconocimiento sincero y humilde de nuestra falta, de ese deseo del cambio interior de acogernos a la misericordia del Señor.

Indicó que hoy más que nunca se nos ofrece la oportunidad de acogernos a la gracia y al ejemplo del Señor, pues hay mucho que hacer en estos días, comenzando en la casa, en la que tenemos la oportunidad de convivir y compartir más tiempo con los hermanos, pues tantos servicios, tareas a veces asignadas, pueden ser compartidas entre todos.

Dijo que hay mucho quehacer por los demás, ya que la amenaza de la pandemia que se ciñe sobre nosotros, que genera temor, perplejidad, como aquel miedo que sentían los discípulos en la noche de la pasión y en la Última Cena, puede ser limitada por esa conciencia de la presencia del Señor que está con nosotros y que nos enseña el camino del encuentro con los demás, con el gesto más grande que es la entrega de la vida por el otro, “no hay amor más grande que el de aquel que da la vida por el amigo”, puntualizó.

Concluyó que tenemos que a prender de Jesús a ser servidores de los demás, aprender a reconocer los diversos ámbitos de competencia, las responsabilidades de las autoridades, las tareas de los científicos, el servicio de los médicos y enfermeros y el compromiso de la sociedad.

Mientras que en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, el párroco Fermín Rigoberto Nah Chí exhortó a la feligresía a que el amor al prójimo sea cada día una norma de vida que vayan asumiendo con compromiso, con convicción y con libertad, para que sus ambientes familiares vayan teniendo ese sentido y esa armonía de ayuda mutua, pidiendo que el Señor les conceda esa gracia de mirarse siempre al estilo de Jesús con esa actitud de servicio.

También expuso que es significativo el amor que la gente le tienen al sacerdocio de Jesucristo, que quiso entregárselo y dejárselo a los apóstoles para que éstos fueran compartiéndolo con las nuevas generaciones, para que de esta forma Jesús, al haber terminado su misión terrenal, pueda permanecer en la forma sacramental de la Eucaristía.

Puntualizó que se está conmemorando o recordando la acción de Dios que liberó al pueblo de Israel, y que la perseverancia del amor de Jesús tiene que hacerse presente en nuestras realidades; “ámense los unos a los otros, aprendamos a mirarnos como servidores de nuestro prójimo, propongámonos vivir esa acción del amor en nuestra familia, donde los esposos retomen esa postura del servicio, gratuito y desinteresado”, finalizó.

En numerosos hogares, a las puertas de las viviendas, colocaron signos del cáliz y del pan de vida, así como algunos altares con velas encendidas durante la transmisión de las misas, mientras que algunas familias como los Coral Núñez, representaron el lavatorio de los pies entre sus miembros, recordando ese gran gesto de enseñanza que Cristo les realizó a sus apóstoles.

(Texto y foto: Luis Manuel Pech Sánchez)

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Parroquia del barrio de Sisal, sin Viacrucis.