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Luis Carlos Coto Mederos

El siglo de oro del repentismo en Cuba (13)

Francisco Riverón Hernández: Nació el 2 de abril de 1917, en Güines, provincia La Habana. Poeta, repentista, compositor y director de programas radiales y televisivos. Perteneciente al movimiento neo popularista o neocriollista, como Naborí, trabajó seriamente en el desarrollo de una tropología autóctona nacida espontáneamente del habla de nuestros campesinos. Muere en La Habana el 13 de enero de 1975.

1794

Tema: Versos de José Martí (1)

Francisco Riverón vs

Francisco Pereira

Esta controversia entre dos clásicos del verso improvisado en Cuba se celebró en la playa Cajío, Güira de Melena, La Habana, el 20 de junio de 1971. Tomada del libro “El Arte de la Fugacidad”, de la Investigadora Patricia Tápanes Suárez.

Toda controversia comienza con los saludos y las presentaciones de los contendientes y del anfitrión, organizador y motivo del homenaje poético. Es de destacar el altísimo nivel poético de estas décimas improvisadas.

Francisco Riverón

Ven, Pereira, que Cajío

con su sonrisa de mar

quiere oírte conversar

con la tarde y con el río.

Llena tu vaso vacío

que esto está llegando al fin,

y en el portal de Bertín,

que tiene un alma tan buena,

hasta una playa de arena

se convierte en un jardín.

Francisco Pereira

Ven, Riverón, que Cajío

por la fiesta de Bertín

quiere afinarle un violín

a la corriente del río.

Hazte un trozo de bohío

lo mismo que el palmeral;

quema que, en el vegetal

de los nidos y las ramas,

hay una canción de escamas

cantando en el litoral.

Francisco Riverón

Nos llega del litoral

todo un salado suspiro,

mientras el punto guajiro

llena de luz el portal.

Echa en tu copa final

a Tacoronte y León,

y si se te acaba el ron

de tan sonora bebida,

en la copa de tu vida

bébete mi corazón.

Francisco Pereira

Beberme tu corazón

es muy difícil, Francisco,

no le pidas a mi disco

que grabe tanta ilusión.

Yo soy borracho en embrión,

entre pistilo y estambre,

y si tengo sed o hambre

por ser un borracho nuevo,

bajo hasta el tres* y me bebo

sus seis pájaros de alambre.

Francisco Riverón

Dale un pájaro al alambre

tendido en esta pared,

que yo me muero de sed

que yo me muero de hambre.

Suelta su sonoro enjambre

en un vuelo diferente

que mi corazón, si siente

que una sonrisa lo baña,

es un corazón de caña

que quiere hacer aguardiente.

Francisco Pereira

Para beber aguardiente

no desperdicio una copa,

yo no me mancho la ropa

con fango tan indolente.

Con el paso del presente

hacia el porvenir me muevo

y me duele, si me elevo

por encima de tu fronda,

al sentir la sed más honda

cuando más ríos me bebo.

Francisco Riverón

Cuando de tu río bebo

licor que me sale al paso,

me parece que mi vaso

tiene un aguardiente nuevo.

Yo soy una sed que llevo

zapatos de bienvenida,

porque el hombre cuya herida

en su sangre se dilata,

en el vaso que lo mata

bebe la miel de la vida.

Francisco Pereira

Para beberme la vida

voy de pistilo en pistilo,

pero, a veces, no asimilo

el daño de la bebida.

Como me duele la herida

de los malos bebedores,

yo soy de esos compradores

que, entre barras de lectura,

se embriagan con la cultura

para no eructar errores.

Francisco Riverón

Para no eructar errores

no enseño el alma en la ropa,

siempre bebo de mi copa

sin escoger los licores.

Aquí, donde los colores

son acuarela del río,

con la sed de un sueño mío

suelto mi verso viajero

para beberme un lucero

de la noche de Cajío.

Francisco Pereira

En la noche de Cajío,

Bertín encontró el amor

cuando le dijo una flor

secretos de lomerío.

Bertín que es tuyo y que es mío,

es tan grande, medular,

que hasta la noche, al pasar

por su morada guajira,

da la impresión que respira

por los pulmones del mar.

Francisco Riverón

Con los pulmones del mar,

que es como un azul escrito,

en busca de lo infinito

mi verso quiere viajar.

A veces el verbo amar

es un anhelo sin fin

y encontró el amor Bertín

en una sonora estampa

cuando le cayó en la trampa

su sonoro tomeguín.

Francisco Pereira

No enciendas la luz, Bertín,

si la sombra me socava,

que un diamante no se acaba

aunque lo tope el hollín.

Déjame sobre el jardín

plantar mi mejor rosal,

no enciendas en el portal

una luz, te lo repito,

que yo sí no necesito

una luz artificial.

*Tres: Instrumento musical cubano parecido a la guitarra española, pero con parejas de cuerdas.

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