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El Sepulturero del Zarismo

Eliseo Martín Burgos

Grigori Yefimovich, “Rasputín”, nació el diez de enero de 1869, en el frío corazón de Siberia en la pobreza extrema; y de allí al palacio imperial de Rusia, junto al Zar Nicolás II y la Reina Alejandra, creció entre ascetas y herejes donde ganó el sobrenombre de “Grishka” y “Rasputnik”, que en ruso significa inmoral. Murió el diecisiete de diciembre de 1916, envenenado con unos pastelitos de cianuro, tomó una botella de vodka con veneno y, como no moría, le pegaron un tiro, salió corriendo y calló en la nieve; su cadáver apareció flotando en la mañana en el río Nevá. Triste final del que llegó a manipular al mismo Zar y con su fin dio fin también al zarismo al estallar la Revolución Bolchevique en febrero de 1917, dos meses después.

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