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16 de Apr de 2020
2 min
Escrito por Redacción Por Esto!
Roldán Peniche Barrera
Yucatán Insólito
Sabido es que en los siglos coloniales las esquinas de Mérida (y por ende las calles) portaban nombres de animales, árboles, personajes, etc. Pasarían muchos años antes de que se adoptara el plan de numerar a las calles. Dicen algunos cronistas que la primera nomenclatura se adoptó pensando en el campesino maya que no sabía leer y prefería, para orientarse, observar en cada esquina la figura de un animal en lugar de un nombre o un número. A continuación los versos inaugurales del poema “Las esquinas de Mérida”, debidos a la pluma de José Trinidad Castillo (Zebedeo):
Les voy a referir lo que pasó
por causa de EL CHOMAC y EL ELEFANTE,
porque vieron a EL CHIVO muy triunfante
tocando a perfección en EL VIOLIN
LA VIEJA obertura EL AGUACATE
que le enseñó a tocar EL ZOPILOTE
que ni el mismo maestro EL TECOLOTE
ha podido soplar en EL CLARIN.
Como puede verse, todos los nombres en mayúscula pertenecen a antiguas esquinas meridanas, de las cuales nosotros, en lo personal, recordamos El Chomac, El Elefante (que hasta hoy existe, con su figura de elefante de latón en el techo), El Violín, La Vieja, El Aguacate, etc.
Poesía Joven de Yucatán
Sonidos en una tarde…
Juan Manuel Góngora Briceño
Se escucha un celular a lo lejos,
en una tarde tranquila.
Presiento que el Karma llama
a cobrar ciertos precios.
Una carga cósmica.
Un equipaje existencial.
Un modelo para armar.
¡Nuevas estrellas por mirar!
Una risa burlona cercana
hace su presencia notar
para el siempre girar.
Ella nunca gana.
Los pajarillos también cantan
en una tarde encantada.
Recuerdos de otra realidad cegada,
Pensamientos distraídos me alcanzan.
Voces extrañas en asombro…
en una tarde extraviada,
en una tarde traviesa,
en una tarde cualquiera…
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