Los padres de familia pueden aprovechar el confinamiento en casa para hacer que los niños participen en actividades lúdicas que favorezcan su desarrollo.
Por ejemplo, pedirles que elaboren disfraces. En la planeación de esta tarea podremos conocer más a nuestros niños pues sabremos cuáles son sus gustos, sus sueños y sus dudas.
Una manera de motivar al pequeño es preguntarle ¿Qué te gustaría ser de grande? ¿Qué personaje te gustaría ser? ¿Qué es lo que admiras de tal personaje o de tal profesión? y muchas preguntas más que puedan despertar su interés.
Partir de ese diálogo y proponer al infante que caracterice al personaje; también podría ser algún tipo de oficio o profesión; posteriormente invitarlos a buscar materiales que pudieran servir para su caracterización, como retazos de tela, ropa que ya no sirva, papeles, tijeras, pegamento, cartón, etc.
Con todo el material recolectado se pasa a la acción, en la que los pequeños diseñarán el disfraz a su gusto.
Un ejemplo sería el que los niños se disfracen de médicos para lo cual pueden utilizar camisetas blancas y elaboren su maletín con una caja de zapatos, la pinten de blanco y le pongan una cruz roja; su estetoscopio lo pueden hacer con un gancho y cordones.
Ya con su disfraz, los niños pueden jugar al personaje que ellos crearon o bien elaborar un guion y hacer una representación.
La elaboración de disfraces propicia la interacción con otros niños que conllevará a la ampliación de nuevas formas de comunicación, estimula su imaginación y creatividad, aprenden a usar materiales reciclados, favorece su expresión corporal, aprenden valores, como la igualdad, respeto, colaboración, responsabilidad, compromiso y tolerancia, etc.
(Elena Gómez)