Yucatán

Necesaria crear un gran movimiento para cuidar el planeta

VALLADOLID, Yucatán, 20 de abril.- Hay gente y agrupaciones que tienen el propósito de cuidar el planeta antes de esta pandemia, realizando concientizaciones para entrar en razón, precisamente por lo grave que es el problema que se le estaba ocasionando a la madre Tierra, tal vez presagiando lo que iba a suceder con esta pandemia que ha matado a miles de seres humanos.

Una de estas personas es el Sacerdote Solar Inca Ñaupany Puma, quien hace algún tiempo visitó esta ciudad y dijo que recientemente ha dado conferencias acerca de estos daños en escuelas y agrupaciones, así como en universidades de distintos países.

Por ejemplo, estuvo en Canadá, donde habló de los destrozos que se está ocasionando al planeta y a la fauna silvestre, a los bosques, ríos y montañas. Desde hace 30 años está en esta labor de cuidar este planeta y además ya tiene 10 años de estar viajando por el mundo, llevando este mensaje de cuidar al planeta.

En esta ciudad el pasado lunes dio una plática en la Unidad Deportiva, y otra conferencia en la Universidad de Oriente (UNO), en la Isla de Holbox y en Mayapán; en uno de sus escritos menciona lo siguiente.

“Llamado de la madre Tierra transitando las visiones del sacerdote Solar Inca Ñaupany Puma, para todos juntos hacerlas realidad.

“De una inmensa laguna que reflejaba una noche de oscura incertidumbre, salió Amaru, una enorme serpiente que representa a Pachamama y en su espalda llevaba a unos niños (guaaguacuna) haciendo un círculo alrededor de él diciéndoles que deberán encender muchos fuegos de llenos de energía de amor (munay) para iluminar la oscuridad de este tiempo.

“Después Amaru dejó bajar a los guaguacuna, ellos saludaron al gran fuego, los niños tomaron una brasa de él y se fueron alejando por rumbos distintos, y el fuego se apagó, quedando sólo una pequeña luz entre las cenizas; parecía que mucho tiempo pasó y estos niños ya eran grandes, cada uno trabajando con el crecimiento del ser.

“Al mismo instante me vi en el círculo de fuego de Amaru, donde aún estaban las cenizas de la madre Tierra, pero cargada de dolor. En esas cenizas pude ver una señal, debía dirigirme a peregrinar de Sur a Norte por América y en ese caminar me encontraría con algunos hijos del sol, para realizar alianzas y poder compartir los secretos de Munay, iniciándonos como los pilares que ayudarían a crear un gran movimiento de sanación a la Pachamama”, culminó.

(Texto y foto: Manuel Vázquez Rivero)