Yucatán

Pilar Faller Menéndez

El 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra. Estos días Internacionales son un llamado a la sensibilidad de la sociedad, sobre temas que nos competen a todos como los derechos humanos, la salud, el desarrollo sustentable, la no violencia hacia las mujeres y muchos otros, los cuales tienen como objetivo hacer un llamado a los Gobiernos sobre temas pendientes por resolver que precisan de atención así como de medidas políticas concretas.

A la Madre Tierra le llegó su turno y en el año de 1970 fue instituido su día, ante la manifestación de estudiantes y millones de personas, en contra de la contaminación indiscriminada que estaba sufriendo, y Gaylor Nelson, quien propuso este día, promovió la primera protesta ambiental en su país, Estados Unidos, a fin de hacer un llamado a los políticos para que el cuidado de nuestro planeta se incluyera en la agenda nacional.

Esta conmemoración de nuestro ecosistema planetario exige una responsabilidad colectiva de su cuidado, motivo por el cual más de mil millones de personas en el mundo celebran y reconocen este día, el cual es considerado el evento cívico más grande del planeta, que hoy más que nunca nos está pidiendo que actuemos, ya que la naturaleza está siendo depredada, como los incendios acontecidos en Australia en septiembre del año pasado, la invasión de langostas en Kenia en febrero de este año que se ha esparcido en gran parte de Africa devastando los cultivos y pasturas en países vulnerables como Somalia y Etiopía.

Estos signos son un llamado para actuar, ante una naturaleza que sufre, y ante la pandemia sanitaria del Covid-19 que ha paralizado al planeta, hemos visto cómo ésta ha repercutido de manera positiva en el ecosistema.

Debemos observar que los cambios que provoca el hombre en la naturaleza, así como la deforestación y atentados hacia la biodiversidad al cambiar el uso del suelo, producción indiscriminada agrícola y ganadera, así como el comercio ilegal de la vida silvestre pueden producir las llamadas enfermedades zoonóticas, las cuales son transmitidas de animales a humanos, como se cree que fue el comienzo del coronavirus.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, ha informado que cada 4 meses aproximadamente, surge una nueva enfermedad infecciosa en los humanos, de las cuales el 75 por ciento provienen de los animales, con lo que queda clara la estrecha relación que existe entre la salud humana, animal y ambiental. Son muchos los esfuerzos que se hacen por cuidar la biodiversidad, pero es un hecho lamentable que en la actualidad aproximadamente un millón tanto de animales como de vegetales, se encuentren en peligro de extinción.

Si realmente estamos pensando que no seremos los mismos una vez pasada esta contingencia, bastará ver la mejora que el confinamiento humano ha provocado en la calidad del aire, así como la reducción que se ha registrado en las emisiones de gases de efecto invernadero que son una muestra de cuánto daño hacemos al planeta en condiciones normales, lo que podría marcar a muchos que quieran preservar estas condiciones positivas en el medio ambiente.

El reto que enfrentamos el día de hoy es el de poder realizar cambios encaminados hacia una economía más sostenible, la cual funcione tanto para los humanos como para los demás seres vivos del planeta, cuidando la naturaleza, en un acto que promueva la armonía. La diversidad biológica también está en riesgo con el brote del Covid-19, aunque no hay que perder de vista que ésta puede ser parte de la solución, ya que algunas especies ayudan a proteger la propagación rápida de los patógenos.

Este año ha sido declarado el Súper Año de la Biodiversidad, en el cual se pide hacer conciencia del papel tan importante que tiene la diversidad biológica como indicador de salud de la Tierra, así como el evidente impacto que tiene en la salud humana, ya que al afectar el funcionamiento de los ecosistemas, éstos pueden provocar alteraciones de los bienes y servicios que nos proporcionan, los cuales incluyen la nutrición, la investigación sanitaria, así como la medicina tradicional y la generación de nuevas enfermedades infecciosas. El cambio en la distribución de plantas, patógenos, animales, así como asentamientos humanos, pueden obedecer al cambio climático.

Una vez pasada esta pandemia, debemos participar activamente en la lucha por la preservación de nuestra Madre Tierra.