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Luis Carlos Coto Mederos

El siglo de oro del repentismo en Cuba (6)

Angelito Valiente: Uno de los más importantes poetas repentistas de Cuba. Nació en San Antonio de los Baños, entonces municipio habanero. No tenía el hábito de escribir sus décimas por lo que buena parte de su producción se ha perdido para las generaciones futuras.

Jorge Manuel Quesada: Fue uno de los poetas matanceros más importantes del siglo XX. Su nivel de improvisación y su capacidad cultural, puesta al servicio de la estrofa octosilábica, han hecho que perdure en la historia y es considerado por muchos improvisadores que lo conocieron como un maestro de la improvisación.

1787

Tema: La madre

Angelito Valiente vs

Jorge Manuel Quesada

(Primera parte)

Angelito Valiente

Usando el mismo color

pintó dos cuadros iguales

y con los mismos pañales

nos proporcionó calor.

Si no me ve, ¡qué dolor

lagrimea en su arrebato!

Y si no ve mi retrato,

en lo que la sala abarca,

se pone a buscar la marca

de mi último zapato.

Jorge Manuel Quesada

Una madre es todo eso:

parir hijos y criar

y muchas noches mojar

la carne en que pone el beso.

Si el niño sale travieso

pone la casa al revés

y como una madre es

carne de blandos puñales,

a veces con los pañales

se seca el llanto después.

Angelito Valiente

Yo, a veces llego a la casa

y apenas mi pie se siente

y hablan tan calladamente

que no sienten lo que pasa.

Ella lo mira, él la abraza,

como dos enamorados,

y si vieras qué asustados

se quedan cuando los veo

y son Julieta y Romeo

por mi beso separados.

Jorge Manuel Quesada

Por mi madre que se ha ido

me pintas y no me pintas,

¡cómo hay materias distintas

con el mismo contenido!

Con diferente apellido

sienten el mismo querer.

Mi madre como mujer,

era, en principio de hogar,

la primera en cocinar

y la última en comer.

Angelito Valiente

Perdiste tu madre buena

y ni hablar de esos instantes,

yo prefiero morir antes

de pasar por esa pena.

Pero ésta es una cadena

que a todos los hijos toca

y, siendo muerta, se invoca

como tú la has invocado,

el verso sale mojado

con lágrimas por la boca.

Jorge Manuel Quesada

Mi boca nunca ha mojado

esa palabra: mamá,

porque bajo tierra está

libre de todo pecado.

Ya ida, ella está a mi lado

como el nombre de Martí,

la perdí y no la perdí.

Hoy, si el mundo se me cierra,

ella abandona la tierra

para irse detrás de mí.

Angelito Valiente

Sí, vas a la sepultura

a besar la tierra aquélla,

el último sitio de ella

donde el cuerpo un tiempo dura.

Sabes que por la cordura

ya mató mis dos procesos.

Allí no quedan ni huesos,

pero tu conformidad

es llenar la soledad

de la tumba con tus besos.

Jorge Manuel Quesada

Para mí no hay soledad,

yo muchas veces la siento

como dominando el viento

que bate en mi tempestad.

En la espiritualidad

ella trabaja por mí;

si me duermo por ahí

y el cansancio me sofoca,

viene y me roba en la boca

el beso que no le di.

Angelito Valiente

El beso que no le diste

te lo viene a recordar

y la vuelves a besar

más desesperado y triste,

y después que la perdiste,

como siempre es recordada,

en más de una madrugada

pensando en ella has dormido:

un nuevo ensueño ha venido

a acompañarte la almohada.

Jorge Manuel Quesada

Sí, cada vez que en la almohada

veo marcadas sus huellas,

comprendo que las estrellas

van guiando su alborada.

Nunca una madre enterrada

es fin, en cambio es proceso.

Sufre un cambio y al regreso

si encuentra el hijo dormido,

sólo por haberse ido

viene a reclamarle el beso.

Angelito Valiente

Viene a reclamar el beso,

beso que no le has negado,

porque otra vez lo has dejado

sobre su mejilla impreso.

Y hoy, cuando hablamos de eso,

mi viejo pone atención

y no es una distinción

que yo tengo con mamá,

si también tiene papá

un puesto en mi corazón.

Jorge Manuel Quesada

Para mí su corazón

es un pedazo del tuyo,

la noche le da al cocuyo

un pedazo de carbón.

Hoy siento tu vibración

y así tú vibras por él,

pero no sé qué pincel

le pondrá un cuadro bonito:

un pedazo de Angelito

y un pedazo de Miguel.

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