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Yucatán

Enfrentan muchos retos, pero dan el mejor de los tratos

Tratar con clientes gandallas, señores que llegan molestos o maleantes que pagan con billetes falsos son algunos de los muchos retos que a veces tienen que enfrentar las despachadoras de gasolina.

Y es que, aunque parezca sencillo, no es un trabajo fácil. Basta pensar que a veces hay mucho sol, un calor tremendo o incluso lluvia, pero ni así pierden la compostura y ante todo se muestran amables.

Por eso allá donde se ve a una despachadora de gasolina hay que tenerle consideración, tanto porque tiene que cumplir de pie sus 8 horas de trabajo como porque, por lo general, es una madre que está luchando por sacar adelante a sus hijos.

Entrevistamos a dos de ellas, asesoras de servicio les dicen, en la gasolinera de Megasur (es de la cadena G 500) de la colonia Azcorra: Rosario Kantún Yamá, de 43 años, y Victoria Canché Morales, de 32 años.

Rosario relató:

–Aquí yo doy trato parejo a los clientes, a todos trato bien, y la mayoría son tranquilos. Mi primer reto diario es estar 8 horas de pie y no tienes que pensar en el sol, el calor o cuando viene la lluvia, porque tienes que estar en tu bomba. Aquí nunca se cierra: son tres turnos de 8 horas, uno de mañana, otro de tarde y uno más de noche.

–¿Cuál es el más pesado?

–El de noche.

–¿Y dejan buenas propinas en la noche?

–No, porque hay menos gente.

–¿Hay algún peligro en tu trabajo?

–Bueno, las bombas son seguras. Pero en la noche, como es colonia, todos se acuestan a dormir y está todo muy solo. Sí lo piensa uno, pero nunca nos ha pasado nada y yo ya tengo 3 años de asesora.

–¿Hay clientes que les traten mal?

–Sí. Hay clientes que desde que vienen ya están molestos, pero como son de esta misma colonia, ya los conocemos. A veces no quieren ni que les toque una su carro.

–¿Te han pagado con billetes falsos?

–A mí no, pero a algunos compañeros les han dado billetes falsos de 200 ó 500 pesos. A veces se ven como nuevos y, si se les pasa el lápiz especial que nos dan para salir de dudas, como son tan profesionales y los enceran, no se manchan, que es lo que debe pasar con ese lápiz si el billete es falso. Entonces los recibe una y allá arriba, en el conteo, se descubre que es falso y hay que pagarlo. Allá se va la ganancia de uno o dos días de propinas.

–¿Cuánto es lo que dejan de propina?

–Muchos dejan 2 pesos, otros 5, algunos hasta 10, los que dejan 20 son raros.

–¿Cuánto ganas y cuánto sacas de propinas?

–Gano 950 a la semana más las propinas, que en un día bueno pueden ser de $250 ó $300, en un día normal de 200 pesos y en uno malo de $150.

Clientes gandallas

–¿No se les van algunos clientes sin pagar?

–Sí, hay clientes gandallas que piden, por ejemplo, 200 pesos de gasolina y después dicen: “¡Qué, pero si ya te pagué!”. Entonces no sabe uno qué hacer y se van, pero cuando subes a entregar la cuenta ves que no te pagó, porque te falta.

–¿En qué trabajabas antes?

–Antes era cajera en Willys del Centro. Pero ahora ser despachadora me gusta mucho.

–¿Qué piensas hacer en el futuro?

–Trabajar, gracias a Dios sé defenderme, y mientras tenga uno salud puede trabajar de lo que sea.

–¿Tienes hijos?

–Sí, dos, uno de 23 y otro de 20.

–¿Tienes esposo?

–Soy divorciada.

–¿Qué estudiaste?

–Una carrera comercial.

Propinera

Por su parte, Victoria comentó:

–Yo soy propinera. Entré aquí porque tengo un hermano que trabaja aquí desde hace 7 años. Él me capacitó. Este mes gané la distinción por el buen trato al cliente. Lo que pasa es que me gusta tratar bien al cliente porque de ellos vivimos.

–¿Qué es ser propinera?

–Que estoy esperando que se desocupe una plaza para ocuparla. Aquí tengo un año así porque no quiero ir a alguna otra gasolinera que me quede lejos.

–¿Tienes hijos?

–Sí, tengo dos. Una hija de 11 años y un varón de 5.

–¿Tú los mantienes?

–Yo apoyo, porque mi esposo está enfermo, es hemofílico y se le hinchó su pie y no pudo ir a su trabajo y lo dieron de baja.

–¿Cuál es tu motivación?

–Tengo dos: mis hijos, y que me gusta el trabajo porque me gusta tratar con la gente.

–¿Antes qué hacías?

–Antes vendía mochilas en el centro.

–¿Qué días trabajas aquí?

–De lunes a viernes, y el sábado vendo perfumes en el tianguis de la Madero.

–¿Entonces no descansas?

–No, siempre estoy haciendo algo.

(Roberto López Méndez)

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