Yucatán

Productores de chatarra, ¿esenciales?

Rafael Mis CobáEl T’alkú de la Tía Juana

Asustados los vecinos porque el sobrino cabezón no paraba de reír y reír desde el interior de su casa de Pacabtún, tuvieron que reportarlo a la policía municipal a fin de que le suministraran algún sedante o de plano se lo llevaran al hospital psiquiátrico. La tardanza de los agentes de Renán preocupó aún más al vecindario, ya que el cabeza de “lec” cayó al suelo y empezó a retorcerse de carcajadas en un claro ataque de risa sin aparente motivo alguno. Los ojos del travieso sujeto lucían ya desorbitados, era notorio que le faltaba aire, pero la risa que le embargaba parecía imparable y seguía y seguía riendo como si Dzereco y Nojoch, Mac’tá, Taco de Ojo y demás comediantes yucatecos le hubieran contado el más extraordinario de los chistes. Pero los milagros existen. En esos precisos momentos una escultural mestiza arribó al sitio y se abrió paso a empujones entre la decena de curiosos para ver qué espectáculo había reunido a tanta gente. Bastaron dos certeros “uasc’opes” en la redonda cabeza del sobrino para regresarlo de inmediato a la normalidad. —“Uay”, “uay”, “uay”, gritó el sujeto poniéndose de pie más rápido que un rayo mientras se sobaba su enorme chola de donde enseguida brotaron dos “chuchulucos”. —¡Para que dejes de hacer ese bochornoso espectáculo, “mejenkizín”! —Acudiré a Derechos Humanos (DH) por la agresión que has cometido en mi persona, tía. —Ni caso te harán ahora, sobrino, ya ves que el personal de DH está ocupado emitiendo recomendaciones a las decenas de alcaldes que prohibieron la entrada a sus comunidades. —“Uay”, tía, algunos hasta toques de queda ordenaron a la población. —Sobrino, esas medidas son violatorias a la Constitución. —Pero, tía, las autoridades municipales lo han hecho por temor a que gente ajena ingrese y contagie a los vecinos. —Sobrino, por eso la recomendación de quedarse en casa en esta cuarentena. —¿Como lo hago yo, tiíta? —Sí, como lo haces tú, aunque ya estás quedando loco de tanta encerrona. —¿Lo dices por el ataque de risa que me dio? —“Mejenkizín, explícame qué te hizo tanta gracia. —Lo que dijo Vicente Fox en una entrevista de ayer a la cadena CNN. —¿Acaso dijo otra payasada? —Sí, tía, dijo que ahora difícilmente tiene para comer, que está pobre, porque no robó ni un peso durante su sexenio. —Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. —¿Te das cuenta tía, que tengo justificación? —“Maaare”, sobrino, se pasó de lanza Chente, ni su “Chichí” se lo cree. —Pues al conductor del noticiero también se le rajaron las comisuras de la boca de tanto reír por tremenda mentira. —Para tremenda mentira, sobrino, considerar a los fabricantes de refrescos de cola y azucarados como empresas esenciales y dejar que operen normalmente. —“Uay”, es cierto, tía, igual a los fabricantes de frituras y demás productos chatarra. —En esta cuarentena, sobrino, he visto a la gente acudir a las tiendas y surtirse de bebidas de cola y demás productos chatarra. —Tía, cuánto daño ocasiona a la salud de las personas. —Obesidad, diabetes, hipertensión y demás enfermedades que generan. —Tía, los datos oficiales dados a conocer en la localidad sobre los fallecidos por coronavirus, indican que la mayoría padecía diabetes, obesidad e hipertensión. —Pero las compañías que producen esos productos chatarra, ahí siguen, ninguna autoridad las toca y lo peor, que las consideraron esenciales y siguieron produciendo toneladas y más toneladas de chatarra. La tía Juanita sólo alcanzó a exclamar: ¡Jesús, María y José! Pero ateo como es, gracias a Dios, el sobrino le reviró: ¡Influencias e Impunidad!