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Yucatán

Aumentó del 33 al 45% pobreza extrema en Mérida

En lo que va de la contingencia por el coronavirus

El 33% de habitantes de Mérida ya estaba en pobreza extrema antes de la pandemia de COVID-19, pero ahora alcanza al 45% de los ciudadanos, señaló ayer el antropólogo Jorge Franco Cáceres.

Resaltó que durante la pandemia, el Municipio de Mérida, que es el que cuenta con más recursos en Yucatán, no le ha prestado la debida atención a las personas de escasos recursos ubicados en las zonas conurbadas y comisarías, pues simplemente se ha dedicado a repartir pequeñas despensas, en lugar de crear un programa especial que les dé cobijo, apoyo económico y les garantice por lo menos una comida al día.

Cuando se iniciaron las medidas de contingencia por los contagios del Covid-19, el Ayuntamiento de Mérida cerró los comedores que daban servicio a las colonias de bajos recursos ubicadas en las zonas del Sur, Oriente, Poniente, Norte, dentro y fuera del Periférico, así como en las comisarías; en consecuencia, a centenares de personas se les dejó sin la posibilidad de tener una comida casera saludable, que muchos de ellos no podrían hacerla ni mucho menos pagarla.

En cuanto al confinamiento, cuando las familias están conformadas por entre 6 y 10 personas, las piezas de cualquier casa resultan pequeñas e insuficientes, además de que en ocasiones los lugares donde habitan los pobres carecen de servicios de luz eléctrica, agua potable e inclusive un baño propio.

Albergues temporales

La gran mayoría de las casitas de bajos recursos están construidas de materiales perecederos, láminas metálicas o de cartón, postes de madera sembrados y cubiertos con papel, plástico, trapos, sogas, que intensifican las temperaturas al interior y hacen casi imposible permanecer dentro de la casa y mucho menos guardar la sana distancia.

El entrevistado consideró que el Ayuntamiento debió implementar albergues temporales con comedores para que todas las personas de escasos recursos tengan un lugar donde dormir, resguardarse del calor, la lluvia, etc.

En este momento de la contingencia, Mérida tiene una población flotante que, por el cierre temporal de las empresas, quedó sin sustento; esa población está conformada por albañiles, carpinteros, servicio doméstico, obreros, campesinos, etc., quienes seguramente pasan hambre.

El Gobierno del Estado, así como el Ayuntamiento de Mérida, deben tener un censo de pobreza extrema para implementar programas efectivos que garanticen un ingreso de dinero, no de despensas, para que la gente tenga la posibilidad de comprar lo que necesita, porque las autoridades parece que no se dan cuenta que con sólo una despensa no se alimenta a toda una familia y necesitan dinero para comprar leche para los niños, insumos de limpieza, incluidos pañales y toallas sanitarias.

Una persona de bajos recursos tiene un ingreso aproximado de entre $700 y 800 pesos semanales, el municipio debería proporcionarles cuando menos 500 pesos, además de una despensa que les ayude a sobrellevar la contingencia.

Posar para la foto

El alcalde debe preocuparse más por ayudar a la gente pobre, en lugar de posar para la foto entregando despensas y lucirse; aún está a tiempo para ayudar a los ciudadanos pobres, garantizarles alimentos, mejorar su situación económica, a fin de que al término de la pandemia tengan mejores oportunidades y buenas condiciones de salud, concluyó nuestro entrevistado.

(Melly Manzanero)

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