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Yucatán

Regó petróleo mientras transitaba

El camión-cisterna dejó una estela de chapopote desde San Ignacio hasta el centro del puerto

PROGRESO, Yucatán, 15 de mayo.- Desde el momento que cargó el chapopote en su camión-cisterna, el conductor José Ramírez Domínguez, de 52 años, no se percató que tenía abierta la llave para drenar y estuvo derramando todo el líquido viscoso desde San Ignacio hasta el Centro de esta ciudad.

El conductor pensaba que era un viaje de trabajo, como muchos que había realizado sin problemas, sin darse cuenta que dejaba una estela negra muy peligrosa, que fue el derrame de este líquido resbaloso.

Fue hasta la entrada al puerto, cuando automovilistas y motociclistas le hicieron señas para que se detenga y cierre la llave, que se percató de que se había vaciado toda su carga, que se estimó en unos 43,700 litros.

Fue hasta la calle 86 entre 27 y 29, donde el conductor se detuvo a ver todo el daño que había realizado con su tracto-camión International, color azul, con placas de circulación del servicio federal 45AJ9M, cual circulaba de sur a norte con destino a la Terminal Remota.

Esto empezó desde las 22:00 horas y se notaba en varios puntos; por ejemplo, a la altura de Flamboyanes había grandes manchas negras con el líquido viscoso, a la entrada de este puerto, bajo el puente, al momento de dar vuelta hacia el poniente para tomar la 86.

En fila, varios carros pasaron sobre la mancha creyendo que era agua, por lo que sus llantas se enchumbaron y todo su fuselaje se dañó, supuestamente fueron 8 los dueños afectados.

Varios vehículos estuvieron a punto de derrapar, así como motociclistas y repartidores que, por la negrura de la noche, no veían el peligro. Ante esto, elementos de la Policía Municipal montaron un rápido operativo a la entrada para desviar el tránsito y que no se tomara la calle 86.

Hasta altas horas de la noche, los elementos policiacos y del Ayuntamiento se dedicaron verter arena sobre el chapopote para que se absorba y después, con una pala, recogerlo. El líquido se notaba hasta hoy, con el peligro de que suceda algún choque o derrape.

La aseguradora de la empresa trasportadora se hizo cargo de los daños de los vehículos particulares, incluso hasta una patrulla tuvo sus llantas enchumbadas.

Afectando, además, el olor penetrante del producto, que no dejaba dormir a los vecinos de la calle 86, cuales constantemente sufren de escándalo, cláxones, arrancones, choques y sin fin de problemas, por la entrada de estos tracto-camiones inmensos, siendo el único acceso a la Terminal Remota.

(Texto y fotos: Alfredo Canto May)

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