Yucatán

Afirma que no es un comportamiento cristiano

Con motivo de que en un pueblo hubo personas que fueron a lanzar piedras a la casa de una persona enferma de COVID-19, el Arzobispo Gustavo Rodríguez Vega reprobó ese comportamiento.

Ante la pregunta: ¿Qué opina la Iglesia sobre aquellas personas que se han comportado de manera violenta, grosera, con los enfermos de COVID-19 o con el personal médico o de enfermería?, respondió textualmente:

–La Iglesia reprueba total y absolutamente ese comportamiento que no es para nada un comportamiento cristiano. Los cristianos tenemos que ser respetuosos de los enfermos.

Yo creo que quienes actúan así son movidos por el miedo, pero un buen cristiano tiene que aprender a superar el miedo y a respetar a los enfermos. Claro, debe tener precauciones para no contagiarse, pero tampoco le corresponde de ninguna manera ser grosero, ser violento contra los enfermos, y tampoco, de ninguna manera, con los médicos o con el personal de enfermería; como tristemente nos hemos enterado que ha habido episodios en todo México y también aquí en Yucatán, de actitudes negativas, comportamientos groseros, como por ejemplo no querer subir a una persona a un Uber porque se dieron cuenta que llevaba uniforme de enfermera.

Tantas situaciones que se han dado, que son tristes. Este personal merece todo nuestro respeto, toda nuestra admiración, nuestro aplauso, nuestras oraciones, porque están actuando de una manera heroica. De por sí cualquiera que se dedique a esta profesión merece nuestro respeto, pero ejercerla en esta circunstancia, es todavía algo más digno que merece nuestro respeto, que merece nuestro aplauso.

Si son cristianos, pues qué bueno, que los mueva su fe, que los apoye su fe para realizar ese gran sacrificio que realizan. Y si no lo son, si no son creyentes en Dios, como a mí me gusta decir y subrayar, aunque ellos no crean en Dios, Dios sí cree en ellos, porque son muy humanos, y lo que es auténticamente humano es auténticamente cristiano.

El cuidado pastoral

También, a la pregunta ¿cómo recomienda en general la Iglesia el cuidado pastoral de los enfermos?, respondió:

–Inspirados en nuestro Señor Jesucristo y bajo su mandato, la Iglesia da un cuidado prioritario a los enfermos, porque Jesús nos mandó a atenderlos, cuidarlos, curarlos, y la Iglesia los ha curado desde el principio, sea con milagros que han sucedido por la gracia de Dios, o sea también cuidarlos a través de hospitales, etcétera; con personas dedicadas a la salud de los enfermos: religiosas, religiosos, laicos que sirven a los enfermos.

Pero en cuanto a los ministros, los sacerdotes, los laicos, hoy en día hay muchos laicos que visitan a los enfermos para llevarles la sagrada comunión. Y a los sacerdotes se les ha enseñado, se les enseña, que es un deber prioritario asistir a un enfermo cuando necesite confesión, cuando necesite la unción de los enfermos. Y en particular yo siempre les he dicho a los sacerdotes: Nunca se nieguen a atender a un enfermo.

Cuando no les sea posible atenderlo, ustedes mismos ayuden para llamar a otro sacerdote que sí pueda cumplir con ese deber. Así que es un deber prioritario para la Iglesia, sea a través de laicos, sea a través de sacerdotes, la atención de todos los enfermos ordinariamente.

Nos ajustamos a las circunstancias

Y al preguntársele ¿cómo aplica en general la Iglesia de Yucatán el cuidado pastoral a los enfermos de COVID-19?, dijo:

–Pues nos tenemos que ajustar a las circunstancias. En primer lugar, nuestro cuidado pastoral empieza por la oración por los enfermos, que es una oración continua. Y no solamente de los presbíteros y diáconos, sino de todos la Iglesia. Todos los laicos estamos en oración por los enfermos.

El Papa Francisco ha dado indicaciones para que en este tiempo de coronavirus todos los enfermos puedan adquirir, alcanzar, la indulgencia plenaria, es decir, el perdón absoluto de los pecados. No solamente de la culpa, sino de la pena temporal, que es la indulgencia plenaria, cada día de la pandemia. Un enfermo lo puede conseguir ofreciendo su enfermedad, pidiendo perdón por sus pecados, haciendo propósito de enmienda, orando por el Papa.

Y todos los demás podemos obtenerlo también sirviendo a los enfermos, o también ofreciendo las celebraciones litúrgicas o las oraciones en las que participamos; así podemos obtener la indulgencia plenaria. Es un tiempo especial, tenemos que respetar todas las indicaciones de las autoridades, y en general todos los hospitales que son públicos, que están administrados por nuestros gobiernos, no han permitido el acceso de ningún pastor a los hospitales. ¿Por qué?, pues porque no hay garantías suficientes de que se pueda proteger el que entra, y también los que están dentro, porque hay demasiada gente en estos hospitales ordinariamente.

Entonces, no se nos ha permitido el ingreso durante este tiempo, pero los sacerdotes están dispuestos a atender a los enfermos que lo necesiten visitándolos en su hogar o en hospitales privados, donde hay menos gente, y ahí si podemos ingresar de acuerdo con la administración de cada hospital. En general esa sería la respuesta.

Siempre se debiera admitir a los enfermos

Y, finalmente, ante la pregunta ¿cómo debiera ser el trato que se le brinde a una persona contagiada con COVID-19?, Monseñor Gustavo dijo:

–El trato en las unidades clínicas, debiera ser siempre de admitir a los enfermos, y lamentablemente nos hemos enterado de lugares donde no han sido recibidos, pero de parte de la Iglesia, la atención debe ser siempre de mucha calidad. Yo he recomendado a los sacerdotes que quienes vayan a atenderlos, sean sacerdotes jóvenes, por lo menos menores de 60 años, y que no padezcan alguna enfermedad delicada, digamos como la diabetes, como la alta presión, que los ponen en más riesgo.

Entonces un sacerdote que no corra tanto riesgo y que vaya con las debidas precauciones: además del tapabocas, la gorra, los guantes, la bata, también los cubre-botas, todo este material que hemos procurado y que ya tenemos, y que incluso la Iglesia de Yucatán ha regalado parte del material que hemos conseguido a algunas clínicas del interior del Estado, entonces el sacerdote que sea llamado y que no pueda ir, pues debe conducir a las personas para que se encuentre al sacerdote que sí pueda ir.

Esta mañana, un sacerdote me pedía permiso para ir a bautizar a dos pequeños al hospital, pero es un sacerdote mayor. Y yo le indiqué: no vayas tú, que vaya el padre encargado o que él se encargue de conseguir quién vaya a bautizar a esos niños; entonces tenemos que cuidar a nuestros sacerdotes, y luego atender muy bien donde nos dejen entrar: sea en la casa o en algunos hospitales privados donde nos dejen entrar.

Y por los demás enfermos ponernos en oración a distancia, y recordarles a las familias y a los mismos enfermos que ellos pueden obtener la indulgencia plenaria, aunque no puedan recibir el sacramento.

(Roberto López Méndez)