Yucatán

El coronavirus no sólo ha generado una crisis de salud en México, sino también ha afectado severamente la economía al provocar un aumento en los índices de desempleo y de subempleo, así como una disminución drástica en los niveles de ingreso y del poder adquisitivo.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el COVID-19 tendrá una repercusión en el mercado laboral.

En varias estimaciones preliminares de la OIT se señala un aumento del desempleo mundial que oscila entre 5.3 millones, en el caso “más favorable”, y 24.7 millones de personas en la perspectiva “más desfavorable”, con respecto a un valor de referencia de 188 millones de desempleados en el 2019.

Con arreglo al caso hipotético de incidencia “media”, podría registrarse un aumento de 13 millones de desempleados en el mundo.

Para el caso de Yucatán, en días pasados el Secretario de Fomento Económico del Gobierno del Estado, Ernesto Herrera Novelo, expuso que debido a la pandemia por el COVID-19, de febrero a abril se perdieron alrededor de 11 mil empleos en la Entidad, la mayoría en el ramo de la construcción, pero se calcula que el impacto total podría generar la pérdida hasta de 79 mil empleos.

Además, habló de que, según datos de la CMIC y de la Canadevi, en Yucatán habría unos 15 mil albañiles sin trabajo, más otros 8 mil que habrían regresado a la Entidad porque se quedaron sin trabajo en Quintana Roo.

El subempleo

Por su parte, en declaraciones recientes, el dirigente de la CROC en Yucatán, Pedro Oxté Conrado, estimó que a nivel estatal se habrían perdido ya unos 90 mil empleos.

La OIT considera, además, que uno de los impactos que se generarán por la pandemia de COVID-19 es el subempleo de manera sustancial. Actualmente, muchas personas enfrentan ya esta dura realidad, en cuanto a ajustes de reducción de salario, hasta en un 50 por ciento o más, así como reducciones de la jornada laboral.

Lo anterior conlleva también una afectación a las prestaciones laborales de los trabajadores. El más reciente efecto que se ha dejado sentir es en el reparto de utilidades que las empresas deben hacer en México; en algunos casos no se ha entregado y no se entregará.

Ahora bien, el subempleo se refiere a aquellos que, aunque con algunas modificaciones han mantenido su fuente de trabajo, pero como se señaló líneas arriba, una gran parte de personas, miles, no han corrido con la misma suerte, sobre todo los que laboraban en aquellos negocios que no se consideran esenciales.

Economía informal

No hay datos sobre el impacto que en este sentido ha tenido la pandemia en la Entidad, pero se sabe que muchas empresas han despedido a una buena parte de sus empleados, sin otorgarles la liquidación que marca la ley, por lo que se las verán negras y sin ningún tipo de sostén o prestaciones.

La OIT apunta en su análisis a que la alternativa será, para muchos, la economía informal, aunque las actuales restricciones en materia de circulación de personas y bienes podrían dificultar este tipo de mecanismo de supervivencia.

Se ha observado en este sentido un aumento en el comercio a través de diferentes plataformas vía internet e incluso las empresas que no contaban con este tipo de tecnología ya la están utilizando.

La reducción de la actividad económica y las restricciones en materia de circulación de personas afectan tanto al sector industrial como al de servicios.

El sector terciario, en particular las actividades turísticas, los viajes y el comercio minorista, son especialmente vulnerables. Según un análisis preliminar del Consejo Mundial para el Comercio y el Turismo, se prevé una disminución de desplazamientos internacionales hasta del 25% en el 2020, lo que podría poner en riesgo millones de puestos de trabajo.

Además, se señala que la oferta de mano de obra está disminuyendo como consecuencia de las medidas de cuarentena y la reducción de la actividad económica. Según se desprende de diversas previsiones (realizadas hasta el 10 de marzo), los trabajadores contagiados han perdido ya, en conjunto, casi 30,000 meses de trabajo, con la consiguiente pérdida de ingresos (en el caso de los trabajadores desprotegidos).

Habrá más pobres

La pérdida de ingresos por el trabajo dará lugar a una disminución del consumo de bienes y servicios, lo que repercutirá adversamente en la continuidad de la actividad empresarial y en la capacidad de recuperación económica.

Cabe considerar, asimismo, la posibilidad de que la cantidad de trabajadores en situación de pobreza aumente sustancialmente. La presión ejercida sobre el nivel de ingresos a raíz de la disminución de la actividad económica tendrá consecuencias devastadoras para los trabajadores que se encuentran por debajo del umbral de pobreza, o cerca del mismo.

Según se desprende de las previsiones anteriormente mencionadas sobre los efectos del virus en el desempleo y en el desarrollo económico, en todo el mundo podría haber 8.8 millones de trabajadores en situación de pobreza adicionales, más que los previstos inicialmente (se ha registrado una disminución de sólo 5.2 millones de trabajadores en situación de pobreza en el 2020 en todo el mundo, frente a una disminución de 14 millones prevista antes del brote del COVID-19).

Con respecto a los casos hipotéticos de incidencia media o elevada, habrá de 20.1 a 35.0 millones de trabajadores en situación de pobreza más que antes de las previsiones realizadas para el 2020, con anterioridad al brote del COVID-19.

(David Rico)